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sábado, 23 de junio de 2018

¿Estoy sobreprotegiendo a mis hijos?

Si estás haciendo algunas de estas cosas, ha llegado la hora de relajarte un poco

La semana pasada, hablando con la cuñada de mi novio sobre tener niños, me dijo algo interesante: el mayor cambio no es necesariamente tener un niño, sino todas las preocupaciones que vienen con él. ¿Es cierto ese razonamiento? A veces me agobian las madres que no dejan que nadie toque al bebé, cuando todo lo que hacen, quizás inconscientemente, es protegerles a su manera.

Lo que me lleva al tema de la sobreprotección: porque, de verdad, padres, es un hecho – por lo menos según un reciente artículo en stuff.co.nz. ¡Y tengo que darle la razón! Como en muchas cosas, los padres quizás no se dan cuenta de que lo hacen. Pero también como en muchas cosas, los padres tendrían que evitar los extremos y buscar un equilibrio saludable entre guiar a los hijos y dejarles que florezcan libremente.

Según el artículo, papá y mamá sobreprotegen a sus hijos porque tienen miedo (y realmente, muchas malas decisiones vienen del miedo). Como afirma la doctora Wendy Mogel, psicóloga clínica, "los padres hoy tienen miedo por sus hijos y tienen miedo a sus hijos". La doctora Wendy señala 10 signos de que estás sobreprotegiendo a tus hijos, y os comparto algunos de ellos:

Te cuesta mucho decir "no"

Esos juguetes en el supermercado, ese McDonalds camino de casa, quieren comer ahora y no esperar a después… Creo que a muchos padres les cuesta decir “no” a estas cosas. A veces es porque es más fácil dárselas, pero yo creo que a menudo no quieren que sus niños experimenten emociones de tipo negativo. Si, estas emociones no son divertidas, pero todos tenemos que aprender a lidiar con ellas de manera saludable. Imagina que te protegieron de ellas en la infancia, y luego te las encuentras de sopetón en el mundo real. ¡Esto es mucho peor!

Lo haces todo por tu hijo

Darle de comer, llevarle la mochila escolar, limpiarle continuamente – digamos que no estamos inculcándole buenos hábitos así. Mi mamá nos obligaba a lavarnos la ropa cuando llegábamos a una cierta edad, a hacernos la cama y a limpiar la habitación, y a vestirnos solos lo antes posible. Nunca lo hacíamos perfectamente (ay, hablo de lavadoras enteras teñidas de rosa), pero así aprendías. Seguro que protestaba por esto cuando era joven, ¡pero ahora me alegro de ello!

Dejas que tu hijo abandone a la primera

Las clases de música requieren práctica, practicar deportes de balón significa levantarse pronto el sábado, y hacer una frase con una palabra difícil lleva más de dos minutos. Esto no significa que tienes que hacerlo por tu hijo o dejarle que abandone – esto sólo le llevará a hacerle un niño vago que sólo sabe abandonar ante las dificultades. Por supuesto, hay veces que hay que dejar de hacer algo, pero en general ¡el trabajo duro y la perseverancia son virtudes en las que hay que crecer!

Esperas que sea perfecto

Algo va mal cuando echas en cara a tu hijo que no ha marcado ningún gol, o cuando le preguntas qué pasó con el otro 2% cuando logró el 98%. Cuando el resultado es empujar a tu hijo de una manera poco saludable, hay algunas razones por las que esto puede estar sucediendo.

En primer lugar, podrías estar enfocándote demasiado en el resultado y no en el proceso – cuando en realidad, deberías enseñarles que estás orgulloso de él cuando lo está haciendo lo mejor que puede.

La otra causa podría ser que le estás comparando con otros niños o estás buscando su triunfo como una cuestión de amor propio; y todos sabemos que esto es perjudicial. Cada niño es único – merece ser amado incondicionalmente y que se le aliente a dar lo mejor de sí.
Tamara Rajakariar, aleteia
Este artículo fue publicado originalmente por MercatorNet, y reproducido por Aleteia con permiso.




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