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lunes, 24 de agosto de 2020

Evangelio del Día

ChristianArt 
 
Juan 1, 45-51 Fiesta de San Bartolomé
 
 
San Bartolomé desollado, esculpido por Marco d'Agrate (1504-1574), esculpido en 1562, mármol
© Duomo di Milano, Catedral de Milán

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice:
- «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó:
- «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó:
- «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
- «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta:
- «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
- «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió:
-«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó:
- «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió:
- «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
Comentario


Bulle
Benedicto XVI
papa 2005-2013
Audiencia General del 04/10/06 (© Libreria Editrice Vaticana)

Natanael- Bartolomé, reconoce al Mesías, Hijo de Dios
El evangelista Juan nos refiere que, cuando Jesús ve a Natanael acercarse, exclama: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" (Jn 1, 47). Se trata de un elogio que recuerda el texto de un salmo: "Dichoso el hombre... en cuyo espíritu no hay fraude" (Sal 32, 2), pero que suscita la curiosidad de Natanael, que replica asombrado: "¿De qué me conoces?" (Jn 1, 48). La respuesta de Jesús no es inmediatamente comprensible. Le dice: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi" (Jn 1, 48). No sabemos qué había sucedido bajo esa higuera. Es evidente que se trata de un momento decisivo en la vida de Natanael.
Él se siente tocado en el corazón por estas palabras de Jesús, se siente comprendido y llega a la conclusión: este hombre sabe todo sobre mí, sabe y conoce el camino de la vida, de este hombre puedo fiarme realmente.
Y así responde con una confesión de fe límpida y hermosa, diciendo: "Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel" (Jn 1, 49). En ella se da un primer e importante paso en el itinerario de adhesión a Jesús. Las palabras de Natanael presentan un doble aspecto complementario de la identidad de Jesús: es reconocido tanto en su relación especial con Dios Padre, de quien es Hijo unigénito, como en su relación con el pueblo de Israel, del que es declarado rey, calificación propia del Mesías esperado.
No debemos perder de vista jamás ninguno de estos dos componentes, ya que si proclamamos solamente la dimensión celestial de Jesús, corremos el riesgo de transformarlo en un ser etéreo y evanescente; y si, por el contrario, reconocemos solamente su puesto concreto en la historia, terminamos por descuidar la dimensión divina que propiamente lo distingue. (EDD)



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