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viernes, 28 de agosto de 2020

Evangelio del día

ChristianArt 
 
Mt 25, 1-13 Las vírgenes sabias y tontas
 
 
Las diez vírgenes, pintadas por Jorge Cocco Santãngelo (nacido en 1936), pintadas en 2012, Óleo sobre lienzo
 © Jorge Cocco Santãngelo artist
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’. Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’. Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora’’. 
Comentario

Bulle
Venerable Madeleine Delbrêl (1904-1964)
laica, misionera en la ciudad.
La alegría de creer (La joie de croire, Seuil, 1968), trad. sc©evangelizo.org

Las virtudes prudentes y las virtudes necias
Nos han bien explicado que todo lo que tenemos que hacer en la tierra es amar a Dios.
Para que no estemos indecisos, sin saber cómo hacer, Jesús nos dice que la única forma, única receta y camino, es amarnos unos a otros.
Esta caridad también es teologal, porque nos une inseparablemente a Él, es la única puerta, única entrada al amor de Dios. Las virtudes son los caminos que llegan a esta puerta.
Todas son hechas para conducirnos hasta allí más alegres y seguros.
Una virtud que no llega ahí, es una virtud que se hizo necia. (…)
Quizás pueda contentarnos
llegar a una humildad sensacional,
o a una pobreza imbatible,
o a una obediencia imperturbable,
o a una pureza a toda prueba.
Eso podrá contentarnos.
Pero si esta humildad, pobreza, pureza, obediencia,
no nos hacen encontrar la bondad,
si la gente de nuestra casa, calle, ciudad,
tiene siempre hambre o frío,
si están siempre tristes, sombríos o solos,
quizás seremos héroes.
Pero no seremos de los que aman a Dios.
Las virtudes son como las vírgenes prudentes.
Con su lámpara en mano,
permanecen acurrucadas junto a la única puerta,
puerta de la dilección,
de la solicitud fraterna,
única puerta que se abre a las bodas
de Dios con sus amigo (EDD)



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