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lunes, 7 de marzo de 2022

Evangelio del día

 

Mateo 25:31-46
El pastor separa las ovejas de las cabras

Separación de las ovejas y las cabras,
Después del mosaico del siglo VI en Rávena, siglo XX, teselas,

vidrio en marco de madera
© Metropolitan Museum, Nueva York

Jesús dijo a sus discípulos Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, escoltado por todos los ángeles, se sentará en su trono de gloria. Todas las naciones estarán reunidas ante él y separará a los hombres unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid vosotros, a quienes mi Padre ha bendecido, tomad en herencia el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me acogisteis; estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme". Entonces los virtuosos le dirán en respuesta: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer; o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te acogimos; desnudo y te vestimos; enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el Rey responderá: "Os digo solemnemente que en la medida en que hicisteis esto a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".

A continuación dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, con vuestra maldición, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y nunca me disteis de comer; tuve sed y nunca me disteis de beber; fui forastero y nunca me acogisteis, estuve desnudo y nunca me vestisteis, enfermo y en la cárcel y nunca me visitasteis." Entonces les tocará preguntar: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no acudimos en tu ayuda?". Entonces él responderá: "Os digo solemnemente que, en la medida en que no hicisteis esto con uno de los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo".

Y ellos irán al castigo eterno, y los virtuosos a la vida eterna".


Bulle

San Cesáreo de Arlés (470-543)
monje y obispo
Sermones al pueblo, n° 24; SC 243


“A mí me lo hicisteis”

Reflexionad, hermanos, y ved el ejemplo que nos da nuestro Señor, que hizo de nosotros viajeros y nos ordenó venir hasta la ciudad celeste (He 11, 13s) corriendo por el camino de la caridad… Aunque su lugar está en el cielo, por compasión hacia los que penaban, porque es la cabeza de los miembros y del cuerpo en el mundo entero (Col 2,19), dijo: "Cuando no hicisteis esto a uno de los más pequeños, tampoco me lo hicisteis a mí”… Cuando convirtió a Pablo el perseguidor en predicador, le dijo desde lo alto del cielo: " ¿Pablo, Pablo, por qué me persigues?" (Hech. 9,4)… Pablo perseguía a los cristianos: ¿acaso perseguía a Cristo, que estaba en el cielo? Pero Cristo mismo estaba en los cristianos, sufriendo en todos sus miembros, para que en Él esta palabra sea verdadera: "Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él" (1Co 12,26)…
Llevemos pues las cargas unos de otros (Ga 6,2); allí donde fue la cabeza, están destinados a ir los otros miembros… Si nuestro Señor y Salvador, que no tenía pecado, se digna amarnos, a nosotros pecadores, con un afecto tan grande que Él afirma sufrir lo que sufrimos nosotros, ¿por qué nosotros, que no estamos sin pecado y que podemos rescatar nuestros pecados por la caridad, no nos amamos con un amor tan perfecto que nos compadezcamos por caridad de todo el dolor que padece uno de nosotros? Una mano u otro miembro arrancado del cuerpo no siente nada; así es el cristiano que no sufre la desgracia, el desamparo o hasta la muerte de otro. (EDD)

Oración
Oh María, tú resplandeces siempreen nuestro camino como signo desalvación y deesperanza. Nosotros nosconfiamosati, Salud delos enfermos, queal pie delacruzteasociasteal dolor deJesús, manteniendo firmetu fe. Oh Madreamorosa, tú sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás, como lo hicisteen Caná de Galilea. Intercede por nosotrosantetu Hijo Jesús, el Divino Médico, poraquellos que han enfermado, por quienes son más vulnerables y por quienes han muerto. Intercedetambién por quienescargan la responsabilidad de proteger lasalud y seguridad delos demás y por quienes atienden alenfermo y buscan unacura. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, aconformarnosala voluntad del Padre y a hacer lo que nos diráJesús, quien hatomado sobresí nuestros sufrimientos y hacargado con nuestros dolores paraconducirnos, através dela Cruz, alaalegría dela Resurrección. Amén. Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas quete dirigimosen nuestras necesidades, antes bien líbranos detodo peligro ¡Oh Virgen gloriosa y bendita! Amén. 11 Adaptada de la oración del Papa Francisco (cofc.org)

















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