Hay ciertas preguntas que siguen siendo importantes a lo largo de nuestra vida. Una de ellas se encuentra al comienzo del Evangelio de hoy: "¿Qué debemos hacer?" Es una pregunta que nos hacemos a menudo cuando intentamos hacer lo que es justo y bueno. Como seguidores de Jesús, esta pregunta se convierte en: "¿Qué quiere el Señor que haga?" o "¿Qué me pide el Señor?". Encontrar la respuesta no siempre es sencillo y requiere oración, reflexión y la guía de otros. Si nos hacemos esta pregunta como individuos, como comunidad o como sociedad, refleja nuestro deseo de alinear nuestras acciones con la voluntad de Dios en nuestras circunstancias específicas.
En el evangelio de hoy, la gente se dirigió a Juan el Bautista en busca de orientación, y él les dio indicaciones claras. Instó a todos a compartir con los necesitados y ofreció consejos a medida para grupos específicos. A los recaudadores de impuestos les dijo que no engañaran a la gente y a los soldados que no abusaran de su autoridad. Juan reconocía que, aunque la llamada del Evangelio es universal -amar, perdonar y servir a los demás como el Señor ha hecho por nosotros-, adopta formas diferentes en función de nuestros papeles y situaciones en la vida. Cada uno de nosotros debe discernir lo que la llamada del Evangelio significa para sus circunstancias particulares, preguntándose: "¿Qué debo hacer que sólo yo estoy llamado a hacer?". Esta respuesta personal a la llamada de Dios es la forma en que vivimos el Evangelio en las realidades concretas de nuestras vidas.
Hoy es el Domingo de Gaudete, y los sacerdotes irán revestidos de rosa. El color rosa sólo se utiliza dos veces en todo el año litúrgico: el Domingo de Gaudete en Adviento y el Domingo de Laetare en Cuaresma. Este color único sirve para infundir un sentido de alegría y esperanza en épocas tradicionalmente marcadas por la penitencia y la reflexión. En Adviento, nos recuerda que durante los días oscuros y a menudo fríos del invierno, la luz de Cristo se acerca. Del mismo modo, en Cuaresma, señala que el tiempo de preparación está llegando a su fin y que la alegre celebración de la Resurrección se acerca rápidamente. Este sutil cambio del morado al rosa durante un solo día nos anima a alegrarnos de la promesa de lo que está por venir.
Nuestra casulla romana es una vestidura de principios del siglo XVII fabricada en Trento, para el Domingo de Gaudete. Tiene sutiles tonos de rosa, sobre blanco, con un forro de rosa. En la parte delantera, encontramos una rara representación de Dios Padre. Junto a él, hay figuras de ángeles delicadamente representadas tocando instrumentos musicales como el laúd, el arpa y la flauta, que añaden una sensación de armonía celestial. ¡La Natividad está cerca! Las figuras se complementan con abundantes detalles naturalistas, como cerezas, fresas, claveles rojos, rosas, lirios del valle, jacintos, cestas de frutas, narcisos, tulipanes, pensamientos e iris. Cada elemento contribuye a crear una atmósfera de vitalidad y celebración, que encapsula a la perfección la alegría y la expectación que representa el Domingo de Gaudete.
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