Entradas populares

lunes, 9 de junio de 2025

Evangelio del día - Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia


 

Libro de Génesis 3,9-15.20.

Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?".
"Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí".
El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?".
El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".
El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí".
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón".
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.


Salmo 87(86),1-2.3.5.6-7.

¡Esta es la ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
El ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.

Cosas admirables se dicen de ti,
Ciudad de Dios.
Así se hablará de Sión:
«Este, y también aquél,

han nacido en ella,
y el Altísimo en persona la ha fundado.»
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
«Este ha nacido en ella.»

Y todos cantarán, mientras danzan:
«Todas mis fuentes de vida están en ti.»


Evangelio según San Juan 19,25-34.

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".
Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed.
Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.
Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. (EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Hoy es la fiesta de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Esta fiesta fue establecida en 2018 por el Papa Francisco, para celebrarse cada año el lunes siguiente a Pentecostés. Aunque la fiesta es relativamente nueva, la devoción a la Santísima Virgen María, bajo el título de "Madre de la Iglesia", es por supuesto muy antigua. El título de María como Madre de la Iglesia se encuentra ya en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia, como San Ambrosio (siglo IV), que hablaba de María como tipo y modelo de la Iglesia. Cuando creó la fiesta, el Papa Francisco dijo que deseaba "favorecer el crecimiento del sentido materno de la Iglesia en los pastores, religiosos y fieles".

Nuestro cuadro, La Madonna Sixtina de Rafael, pintado hacia 1512-1513, es una de las obras maestras más emblemáticas del Alto Renacimiento italiano. Encargada por el Papa Julio II para el monasterio benedictino de San Sixto en Piacenza, la pintura estaba destinada originalmente a adornar el altar mayor. En el centro de la composición se encuentra la Virgen María, con el Niño Jesús en brazos, que mira solemnemente al espectador. María avanza sobre un banco de nubes, enmarcado por ondulantes cortinas verdes, y está rodeada por una multitud de rostros angelicales que emergen de la niebla, creando la sensación de que está entrando en el reino terrenal desde el cielo. A ambos lados, San Sixto (el papa mártir que da nombre a la iglesia) señala a los fieles y Santa Bárbara mira hacia abajo en silenciosa adoración. El cuadro transmite no sólo la majestuosidad divina, sino también una sensación de profunda accesibilidad: la Virgen, descalza y gentil, es un puente entre el cielo y la tierra, que se acerca a nosotros con serena gravedad.

Quizá sean aún más famosos que la propia Virgen los dos querubines de la parte inferior del cuadro: ángeles reclinados y soñadores que apoyan la barbilla en las manos y miran hacia arriba con una mezcla de aburrimiento, asombro y afecto. ¡Son tan dulces! Estos "putti", separados de la escena celestial principal, han adquirido vida cultural propia: se reproducen sin cesar en carteles, tazas, postales y tarjetas de Navidad. Sin embargo, a pesar de su popularidad, su presencia es profundamente simbólica. Su postura en tierra contrasta con el reino celestial, invitando al espectador a contemplar el misterio de la Encarnación con una mirada infantil.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

Virgen María, Madre de la Iglesia, te encomendamos a toda la Iglesia. Tú fuiste dada como Madre al amado discípulo Juan por tu divino Hijo en el momento de su muerte salvadora. Acuérdate del pueblo cristiano que se encomienda a ti.















No hay comentarios:

Publicar un comentario