"Ninguno de nosotros es inmune a las sugestiones del mundo", dijo el Papa León XIV al clero de la diócesis de Roma, al que recibió el 12 de junio de 2025 en la Sala Pablo VI del Vaticano. En un afectuoso discurso, el Pontífice pidió a sus sacerdotes y diáconos fidelidad a su vocación.
"Roma cuenta con un total de 8 mil 020 sacerdotes y diáconos", dijo el cardenal Baldassare Reina, mano derecha del pontífice en su diócesis, en una breve presentación. De ellos, 809 son sacerdotes incardinados en la diócesis de Roma, 149 son diáconos permanentes, 2 mil 347 son sacerdotes estudiantes en las universidades pontificias de Roma -500 de los cuales ejercen también su ministerio en parroquias romanas-, 211 pertenecen a asociaciones clericales y 3 mil 914 son sacerdotes religiosos.
Dirigiéndose a ellos, el Papa subrayó la importancia de la "transparencia de vida" de los miembros del clero, que deben ser "creíbles y ejemplares" y llevar una "vida humilde". Y les advirtió: "Ninguno de nosotros es inmune a las sugerencias del mundo, y la ciudad, con sus miles de propuestas, puede incluso alejarnos del deseo de una vida santa".
"Se nos ha confiado un tesoro precioso del que somos los ministros, los servidores; y al servidor se le pide que sea fiel", subrayó el Obispo de Roma. Animando a su clero a hacer "renuncias valientes", les instó a seguir "viviendo el amor de la primera hora" de su vocación, para poder expresar la "fuerza renovadora del Evangelio".
"Quisiera ayudaros"
En su discurso, el Pontífice también recordó a los sacerdotes y diáconos de Roma la importancia de "la unidad y la comunión" para ser testigos creíbles. En los últimos años, la diócesis romana ha estado marcada por fuertes tensiones internas, declaró a I.MEDIA un sacerdote de la diócesis tras la audiencia, señalando los efectos nocivos de numerosas reformas, así como los cambios demasiado frecuentes de liderazgo al frente de la diócesis. "Ahora necesitamos estabilidad", insistió.
"Estábamos acostumbrados a que Francisco nos regañara", señaló el sacerdote, observando un cambio de estilo con León XIV. Antes de comenzar su discurso, León XIV respondió a los calurosos aplausos que le recibieron pidiendo a los sacerdotes que se aplaudieran a sí mismos.
El Papa también defendió la "fraternidad sacerdotal", reconociendo la existencia de obstáculos "internos" que afectan a la vida de la diócesis, así como un "sentimiento de hastío" entre quienes no se sienten "comprendidos y escuchados". "Me gustaría ayudaros", dijo, "para que cada uno pueda encontrar serenidad en su propio ministerio".
Lucha contra la pobreza en Roma
Por último, el pontífice instó a los sacerdotes de Roma a abrazar los "desafíos" de su tiempo, señalando que la ciudad de Roma, más allá del esplendor de su centro histórico y turístico, está "marcada por múltiples formas de pobreza y graves situaciones de emergencia como la vivienda". Se trata de un tema en el que su vicario, el cardenal Reina, está especialmente comprometido.
El Pontífice concluyó su discurso poniendo a su clero el ejemplo de tres "santos sacerdotes". El primero, don Primo Mazzolari (1912-1959), fue un sacerdote de la Resistencia lombarda, conocido por su servicio a los más pobres y su defensa del pacifismo; el segundo, el florentino don Lorenzo Milani (1923-1967), también pacifista, estuvo muy comprometido con la educación -algunos de sus escritos, condenados por el Santo Oficio, no fueron autorizados hasta 2014-; el último, el romano don Luigi Di Liegro (1928-1997), fue el fundador de la Cáritas de su diócesis y un hombre especialmente comprometido con las cuestiones sociales, en particular ayudando a las víctimas del sida.
I.Media, Aleteia
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