En primer término en la foto, tercero y cuarto por la izquierda, José María Alsina, director del congreso Cor Iesu, Spes Mundi, y Luis Argüello, arzobispo de Valladolid.
El pasado fin de semana tuvo lugar en Valladolid el Congreso Internacional Cor Iesu Spes Mundi, que ha congregado a más de cuatrocientos congresistas venidos de toda España y otros lugares de Hispanoamérica y Europa. El Congreso ha sido retransmitido por streaming y seguido con mucho interés. Hablamos con el director del Congreso, José María Alsina, para que nos explique la génesis, el desarrollo y los frutos que se esperan de este evento eclesial.
-¿Cuándo se gestó el proyecto de la celebración de un Congreso internacional sobre el Corazón de Jesús?
-El proyecto de un Congreso Internacional del Corazón de Jesús iba madurándose entre los miembros del Instituto del Corazón de Cristo en un común deseo de colaborar en la celebración de los 350 años de las apariciones del Corazón de Jesús. Estamos hablando de un proyecto que enlazaba con otros dos Congresos celebrados en Barcelona. El primero el año 2007, Cor Iesu Fons Vitae, con motivo de los 150 años de la encíclica Haurietis Aquas sobre el Corazón de Jesús de Pío XII y el segundo, el año 2018 Cor Iesu vultus misericordiae con motivo del Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco.
-¿Por qué pensaron en Valladolid para la celebración de este Congreso?
-Valladolid es un lugar muy importante para el desarrollo de la devoción al Corazón de Jesús no sólo en España sino también en el continente americano con motivo de las experiencias místicas del padre Bernardo de Hoyos y de la conocida promesa que recibió “Reinaré en España con especial veneración”.
»Por esta razón a principios de 2023 llamamos a las puertas de esta archidiócesis. Su arzobispo don Luis Argüello no sólo acogió el proyecto, sino que quiso hacerlo también suyo. Se iniciaba así un trabajo de preparación muy hermoso entre el Instituto del Corazón de Cristo y la archidiócesis de Valladolid, organizadores de este Congreso.
Monseñor Argüello dirigió al congreso la ponencia final.
-¿Un poco “pretencioso” un Congreso Internacional del Corazón de Jesús?
-El carácter internacional del Congreso es algo intrínseco a los mismos, el tema del Corazón de Jesús forma parte del tesoro de la Iglesia y se está convirtiendo en punto de encuentro entre personas, lugares y ámbitos eclesiales de todo el orbe católico. Uno de los elementos que nos impulsaron desde el principio a abrir las puertas más allá de las fronteras de la Iglesia en España es la comunicación y comunión que se ha establecido con el Santuario de Paray-le-Monial, lugar en el que se desarrollaron las revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque de 1673-1675.
- Acto litúrgico en el santuario de la Gran Promesa durante el congreso del Corazón de Jesús en Valladolid.
-¿Cuáles es la finalidad que se propusieron al organizar este Congreso?
-Entre los organizadores había una conciencia clara; ofrecer un momento de oración, reflexión y encuentro entre amigos y apóstoles del Corazón de Jesús para poder recoger adecuadamente los acontecimientos que confluirían el año 2025: el jubileo de las apariciones de Paray-le-Monial y el jubileo romano del nacimiento de Cristo. Estos dos hechos se concretaron en el lema que orientaría el Congreso: Cor Iesu spes mundi, Corazón de Jesús, esperanza del mundo.
-¿Cómo valoraría la celebración de este Congreso celebrado?
-La providencia ha querido que este Congreso se celebrara en Pentecostés. Podríamos calificar el mismo de un “verdadero Pentecostés”. Se ha producido una comunión muy gozosa y esperanzadora entre obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos de ámbitos, procedencias y experiencias diversos. En el Congreso se han congregado en los participantes venidos desde muchos lugares experiencias muy variadas: desde el servicio a los más pobres y enfermos, la educación en los colegios y la Universidad, el mundo de la empresa, las parroquias, movimientos, la universidad...
»Uno de los frutos más patentes y hermosos de este Congreso ha sido comprobar que si miramos a la misma dirección y fundamos nuestras relaciones en Cristo, en el amor de su Corazón, el “milagro social” de caminar juntos se hace realidad. La calurosa y fraternal acogida de la diócesis de Valladolid, a través de don Luis, su vicario general don Jesús Fernández, los voluntarios y los responsables de los medios de comunicación de la archidiócesis ha tenido mucho que ver con este milagro que hemos vivido.
-¿Cómo ha repercutido la publicación de la Encíclica “Dilexit nos” en la gestación y desarrollo del Congreso?
-Cuando se publica la encíclica el pasado 24 de octubre el programa del Congreso estaba cerrado, pero sabíamos que este hecho iba a configurar el trabajo que ofrecerían los conferenciantes y ponentes. Si hay un común sentir de todos los que hemos participado de este congreso ha sido que la encíclica Dilexit nos del Papa Francisco es un regalo inmenso para la Iglesia y que si los pastores y los fieles escuchamos lo que a través de ella ha querido decir el Espíritu Santo se abrirán caminos de esperanza y de profunda renovación para toda la vida de la Iglesia.
-¿Cómo recoger la reflexión y el trabajo realizado estos días en Valladolid?
-Es un tema al que le dábamos vueltas cuando iba finalizando el Congreso. El Congreso va más allá de las ponencias, se ha rezado con intensidad y participado con gozo y fervor en las celebraciones de la Eucaristía, ha habido un ambiente de mucha sintonía y fraternidad en los momentos de descanso y en las comidas que tenían lugar en el Centro de Espiritualidad. El deseo de concretar de alguna manera lo que estábamos recibiendo se fraguó en la ponencia final de monseñor Argüello.
»El propuso un decálogo para caminar en los próximos años desde Dilexit nos. La propuesta de don Luis quedaba recogida en una expresión sugerente: Programa 2033. Este programa, que parte de una mirada al Corazón traspasado de Cristo como fuente de esperanza, abarca todos los ámbitos de la vida eclesial: la oración y la celebración de la liturgia y la vida sacramental, la reflexión de la fe y el estudio en la teología, la acción caritativa desde la doctrina social de la Iglesia, la llamada a la misión ante un mundo sediento de Dios. Monseñor Argüello “hiló fino” y con todo vigor se hizo eco con sus palabras de lo que tantas veces ha repetido la Iglesia: el Corazón de Jesús es síntesis para la vida cristiana.
Mesa de la clausura del Congreso del Corazón de Jesús: de izquierda a derecha en la foto, Jesús Fernández Lubiano, vicario general de la archidiócesis de Valladolid; Luis Argüello, arzobispo; José María Alsina, director del congreso.
-¿Cómo fruto de este congreso se determinó alguna acción concreta para los próximos años?
-Don Luis no se quedó en una reflexión, sino que en el decálogo anunció una acción concreta que de alguna manera podría hacer de hilo conductor en este Programa 2033: la preparación de un camino para toda la Iglesia en orden a la renovación de la Consagración del Mundo al Sagrado Corazón de Jesús por parte del Papa León XIV.
»No sabemos si don Luis lo tenía presente en el momento en el que reflexionó sobre esta propuesta que nos ofreció. Cuando le escuché me vino a la memoria que precisamente otro León… León XIII, al final de su vida, el año 1899, consagró al mundo del Corazón de Jesús. Este acto lo definió como “el más importante de su Pontificado”.
-Si tuviera que resumir todo lo vivido este fin de semana en Valladolid, ¿cómo lo expresaría?
-Haciéndose eco de las palabras del nuevo Papa, monseñor Argüello resumió lo que hemos vivido estos días con esta expresión: “Es la hora del amor”. Las palabras de León XIV citadas por el arzobispo nos invitan y animan a caminar con una hoja de ruta: convertirnos en “misioneros enamorados que enamoran”, misioneros que proclaman con palabras y obras, con humildad y con entusiasmo que en el amor divino y humano del Corazón de Cristo se encuentra el fundamento de nuestra esperanza.
Enrique Rodríguez, ReL
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