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Hermanos: |
Nosotros llevamos un tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios. |
Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; |
perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. |
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. |
Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. |
De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida. |
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. |
Y nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes. |
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios. |
Salmo 116(115),10-11.15-16.17-
Tenía confianza, incluso cuando dije: |
“¡Qué grande es mi desgracia!”. |
Yo, que en mi turbación llegué a decir: |
“¡Los hombres son todos mentirosos!”. |
¡Qué penosa es para el Señor |
la muerte de sus amigos! |
Yo, Señor, soy tu servidor, |
tu servidor, lo mismo que mi madre: |
por eso rompiste mis cadenas. |
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, |
e invocaré el nombre del Señor. |
Cumpliré mis votos al Señor, |
en presencia de todo su pueblo. |
Evangelio según San Mateo 5,27-32.
Jesús dijo a sus discípulos: |
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. |
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. |
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. |
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. |
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. |
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
![]() | Imitación de Cristo |
“Si tu ojo está claro, todo tu cuerpo está en la luz.” (Mt 6,22)
Con dos alas se levanta el hombre de lo terreno, que son: simplicidad y puridad. |
La simplicidad está en la intención y en la pureza del afecto. |
La simplicidad busca a Dios, la pureza lo encuentra y lo gusta. |
Ninguna obra buena te resultará difícil si estás interiormente libre de todo afecto desordenado. |
Si tú sólo quieres lo que Dios quiere y lo que es útil a tu prójimo, entonces gozarás de libertad interior. |
Si tu corazón es recto, toda criatura será como un espejo de vida y un libro lleno de santas instrucciones. |
No existe criatura tan insignificante y tan deleznable que no refleje de alguna manera la bondad de Dios. |
Si poseyeras suficiente inocencia y pureza, verías todo sin obstáculos. Un corazón puro penetra cielo y tierra. |
Cada uno juzga de las cosas exteriores según lo que alberga en su corazón. |
Si hay alegría alguna en el mundo, la posee el corazón puro. (EDD) |
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Oración
Señor Jesucristo, esposo de mi alma, delicia de mi corazón, más bien corazón mío y alma mía, frente a ti me postro de rodillas, rogándote y suplicándote con todo mi fervor de concederme preservar la fe que me has dado de manera solemne. Por ello, Jesús dulcísimo, que yo rechace cada impiedad, que sea siempre extraño a los deseos carnales y a las concupiscencias terrenas, que combaten contra el alma y que, con tu ayuda, conserve íntegra la castidad.
¡Oh santísima e inmaculada Virgen María!, Virgen de las vírgenes y Madre nuestra amantísima, purifica cada día mi corazón y mi alma, pide por mí el temor del Señor y una particular desconfianza en mis propias fuerzas.
San José, custodio de la virginidad de María, custodia mi alma de cada pecado.
Todas ustedes Vírgenes santas, que siguen por doquier al Cordero divino, sean siempre presurosas con respecto a mí pecador para que no peque en pensamientos, palabras u obras y nunca me aleje del castísimo corazón de Jesús. Amén
(ACI)
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