"Visita, Dios consolador, a los familiares de las víctimas, reviste con tu manto de misericordia y de amor las llagas de su corazón y de su alma..."
Jaime Septién, Aleteia
La terrible amenaza del terrorismo encuentra un antídoto que todo lo puede: la oración.
Presente en numerosos países azotados por la violencia y los atentados, la guerra y la persecución, la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) invita a realizar “lo mejor que los cristianos podemos hacer para ayudar a estas víctimas: recemos por cada uno de los fallecidos, por los que permanecen más o menos graves, por tantos familiares desolados detrás de cada fallecido, de cada herido… Pidamos también a Dios por la conversión de los que odian y utilizan la violencia. El mal nunca tendrá la última palabra”.
Dios todopoderoso y eterno,
de infinita misericordia y bondad,
con el corazón apesadumbrado, acudimos a Ti.
Escucha nuestra oración, ten misericordia de nosotros,
atiende las súplicas de quienes te invocan
en esta hora de tribulación y de prueba.
Te pedimos, Dios de la vida,
por las víctimas mortales del ataque terrorista.
Son hijos tuyos; son hermanos nuestros.
Nunca debían haber muerto en estas circunstancias.
Padre nuestro, acógelos en tu seno.
Atiende nuestra oración, Dios de la salud,
por los heridos de esta masacre.
Sana sus heridas, fortalece sus corazones,
llénalos de tu gracia y de tu paz.
Visita, Dios consolador, a los familiares de las víctimas.
Reviste con tu manto de misericordia y de amor
las llagas de su corazón y de su alma.
Te pedimos por la conversión
de los que odian y utilizan la violencia.
Príncipe de la Paz, Señor Crucificado, Jesucristo Resucitado, compadécete de nosotros, intercede por nosotros.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra,
Salud de los enfermos, consoladora de los afligidos,
reina de la Paz y de la familias. Ruega por nosotros.
Amén.
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