España es el segundo país del mundo en consumo de pornografía online
y la Policía Nacional alerta del aumento de casos de pornografía infantil
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Ojo: ¿Y el Perú?
Una búsqueda en Google "Perú pornografía" arrojó
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¡Padres, cuiden a sus hijos!
La explosión del Caso Torbe ha destapado la supuesta relación de algunos futbolistas españoles con un productor de cine X, que controlaba una presunta red de trata de mujeres, abuso de menores, videos sexuales y prostitución de lujo. Más allá de los detalles que investiga la Policía Nacional, el escándalo ha dejado al descubierto la sórdida realidad de la pornografía en España. Un mundo turbio que bordea los límites de lo legal, y que en los últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial tanto en el consumo como en la producción y distribución de material pornográfico.
El segundo consumidor mundial
Un reciente estudio elaborado por el site de tecnología digital ExtremeTech muestra que más del 30 % del contenido de internet es pornográfico. Y España surfea en la cresta de esa ola: según un informe elaborado en 2013 por SimilarWeb (página dedicada a la comparativa de contenidos y tráfico en internet), somos el segundo país del mundo en consumo de pornografía por internauta, por detrás solo de Alemania y por delante de Reino Unido y Estados Unidos, los bastiones de la industria X junto a Rusia.
En la actual clasificación internacional de webs porno que muestra SimilarWeb, las tres que lo encabezan tienen una ventana para recopilar videos en español, y dos de las 20 webs más visitadas desde España son pornográficas, por delante de otras como Booking y Tripadvisor (comparadores de viajes), LinkedIn e Infojobs (las más usadas para buscar empleo) o Idealista (líder en búsqueda de viviendas).
Algunos datos del mundo del porno parecen casi una broma. Por ejemplo, que la tercera web X más vista en el mundo (y en España), Pornhub, recibió en 2015 casi 22.000 millones de visitas, proyectó 88.000 millones de vídeos y produjo 1.892 petabytes con sus descargas de videos y fotos (cantidad que serviría para agotar la capacidad de almacenaje de todos los iPhones vendidos ese año). En total, desde esta web (insistimos, solo la tercera más visitada), se proyectaron más de 4.000 millones (4.392.482.580) de horas de pornografía, lo que equivale al doble de las horas que el homo sapiens ha pasado sobre la tierra. Como si hace 500.000 años se hubiese comenzado a proyectar vídeos X en una pantalla de forma ininterrumpida hasta hoy. No es extraño que autores como el americano Ben Shapiro hayan acuñado el término Generación Porno para referirse a la nuestra.
El líder del porno y la vejación
La industria del porno online en España está liderada por el actor y productor Ignacio Allende, conocido como Torbe, en prisión desde el 26 de abril acusado de trata de mujeres, violación de menores y distribución de material pedófilo. Al parecer, además de sus negocios de pornografía legal, Torbe y un socio ucraniano traían a España de forma irregular a mujeres de Europa del Este, a las que grababan manteniendo relaciones brutales para vender después los vídeos en Rusia.
Teclear su nombre en Google genera doce millones de resultados. No en vano, Torbe controla un emporio que él mismo ha reconocido «millonario», y en el que se mezcla la producción de vídeos X con prostitución de lujo, teléfonos eróticos y emisión de porno a través de webcam. Todo con su sello de «rey del porno friki» y del «porno amateur», para lo que contaba (como otros productores españoles) con actores no profesionales. La lógica es sencilla: la crisis ha disparado las necesidades, y muchas parejas están dispuestas a mostrar sus actos sexuales a cambio de dinero. Además, como ha reconocido en el portal Vice el también productor de porno online español Arnaldo Chamorro, los actores amateurs cobran menos que los profesionales y generan más visitas, pues la propia industria X lleva años incentivando el rol sexual de la vecinita: una chica normal que satisface los deseos de un varón cualquiera… como el consumidor de pornografía.
Un vistazo por el portal de Torbe basta para comprobar cómo presume de las prácticas vejatorias que lleva a cabo en sus estudios, bautizados como Villacerda: 30 hombres teniendo sexo con una sola chica; aprovechar la precariedad de las parejas a las que graba; motivar el llanto (a veces real) de las actrices con prácticas durísimas… También disfraza a las jóvenes como niñas, y él mismo se viste de sacerdote en algunos vídeos.
Presencia normal en los medios
Las denuncias de abuso y vejaciones que se han presentado contra él eran vox populi en el sector, según relatan algunas de las actrices que han trabajado para Torbe. Sin embargo, este catálogo de sordidez no le ha impedido participar en películas comerciales como las de la saga Torrente, o, antes de tener interés periodístico por su detención, acudir a programas en La Sexta, Cuatro y Telecinco para hablar de las bondades de su negocio, conceder entrevistas por su éxito empresarial (el diario digital El Confidencial le dedicó una serie de reportajes en 2014) o vincularse, a través de sus actrices, a espacios como Mujeres y Hombres y Viceversa (MYHYV), que se emite en horario infantil.
Torbe no es único. También actores X como Celia Blanco o Nacho Vidal son habituales en programas de televisión en horario de máxima audiencia; la actriz porno María Lapiedra es contertulia en MYHYV, y la stripper Daniela Blume ha participado en concursos destinados al público familiar como Splash, de Antena 3, además de ser locutora en uno de los programas estrella de Los 40 Principales. Todo, claro, desde una visión acrítica de sus actividades. El lenguaje, por ejemplo, con que tratan el porno online webs cada vez más visitadas como Vice News o Playground, destinadas al público joven, es un buen ejemplo de normalización… y de soez vulgaridad.
Más porno, más delitos
Este tratamiento acrítico ceba a la bestia del porno, con prácticas que llegan a lo delictivo. Como afirma el inspector jefe Luis García, de la Brigada de Investigaciones Tecnológicas de la Policía Nacional, «conforme crece el acceso a internet, crece el número de webs pornográficas de contenido legal. En paralelo, detectamos también un número creciente de foros donde se comparte material pedófilo, y otros donde se comparten vídeos y fotos tomadas sin permiso de quienes aparecen, lo que constituye un delito». En el caso de los menores, «la producción y distribución es un acto delictivo incluso aunque ambos sepan que se están grabando y que van a colgarlo en la red, como hacen algunos adolescentes», aclara.
Y da algunas cifras: en 2001, cuando su unidad se puso en marcha, «éramos tres funcionarios, abrimos 153 expedientes y detuvimos a 29 personas por pornografía infantil». Actualmente ya cuentan con 19 policías en la unidad, y en 2015 detuvieron a 310 personas después de abrir casi 200 nuevos expedientes, que se suman a los cientos que están investigando.
La red social VK (el Facebook ruso) es un buen exponente de los foros anteriormente citados. Al amparo de la ambigua legislación rusa en materia de protección de datos, miles de españoles entran en alguna de sus comunidades para compartir imágenes y vídeos sexuales obtenidas por Whatsapp, Snapchat e incluso de forma voyeur en playas y piscinas. «VK –explica el inspector García– es buena conocida de la Policía. Solemos tener siempre algún expediente abierto relativo a pornografía infantil, exposición de imágenes intercambiadas mediante sexting y compartidas sin consentimiento, u otras obtenidas con engaño del adulto, lo que se conoce como grooming».
VK, acoso en el limbo legal ruso
La comunidad VK Forocoches, por ejemplo, cuenta con 13.500 miembros que solo tienen que hacer un clic para acreditar que tienen 18 años, y donde las fotos y vídeos de chicas se acompañan de insultos y comentarios machistas. Este foro ha protagonizado varios casos de acoso, después de que algunos usuarios compartieran imágenes íntimas de chicas, junto a su perfil en las redes y su número de teléfono. El más reciente es el de A., una joven de Gijón que en mayo tuvo que soportar en su móvil y en sus redes el acoso de 3.000 personas, después de que se filtrase desde VK Forocoches un vídeo de Whatsapp con una conversación de contenido erótico. También N., una menor de Madrid, vio cómo cinco vídeos sexuales suyos se filtraban desde este portal.
Hoy esas imágenes están en cientos de webs pornográficas de todo el mundo «porque a veces es imposible eliminarlas del todo si no se actúa pronto», como explica el inspector García. La menor, que no ha querido rememorar ese episodio para Alfa y Omega, tuvo que cambiar sus redes sociales para librarse de los miles de comentarios insultantes y obscenos que recibía.
¿Es imparable el submundo del porno? El inspector jefe Luis García señala que «la Policía persigue solo el delito y no conviene crear alarmismo. Pero los consejos que se daban en el año 2000 sobre filtros parentales o dónde ubicar el ordenador para prevenir conductas que derivasen en adicciones o delitos, ya no sirven. Ahora es clave generar conciencia en la sociedad de que lo que hacemos, vemos y colgamos en internet no se queda en lo virtual, sino que tiene implicaciones en la vida real, tanto familiar como laboral, ahora y en el futuro, y que muchas de ellas pueden ser muy graves».
José Antonio Méndez
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega
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