Preparados, listos… ¡Llega nuestra cita anual por excelencia con el Cielo! Personalmente, es una fecha que me encanta. Dar culto a los que viven muy cerca de nosotros, aunque no siempre les veamos. Vivir por unos días, de un modo más intenso y estrecho, nuestro agradecimiento hacía aquellos que nos precedieron por la tierra y cuya forma de vivir aquí abajo dejó en nosotros huella y legado. La Iglesia celebra el 1 de noviembre la fiesta de Todos los Santos y el 2 de noviembre los Fieles Difuntos.
La vida de los santos mueve en grandes y pequeños el deseo de ser como ellos, de vivir en esa relación de cercanía continua con Dios que poco a poco colmó y transformó su vida.
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Siempre he dicho que lo que más admiro de los santos es que son capaces de gozar cada momento con alegría, a pesar de las circunstancias, pero sin perder un ápice de realismo: santos con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Y no nos engañemos: esta es la mejor vocación para todos nosotros.
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Celebrar la santidad por todo lo alto
Desde aquí, desde este momento estás invitado a pasar una noche en el Cielo. ¿Una noche en el Cielo, dirás? Sí, has oído bien, y no se trata de un camping bajo las estrellas, ni de subir a la cima más alta del planeta: es una noche en el mismísimo Cielo. ¡Celebremos Holywins! Se trata de celebrar la Santidad por todo lo alto, dando Gloria y Alabanza a Dios por el regalo que nos ha hecho en nuestras vidas y con compañeros de viaje tan maravillosos como los Santos.
Una fiesta de disfraces
¿Y por dónde empezamos? Prepárate una buena confesión, la Santa Misa, un Sagrario donde poder tener cerca al Señor y darle Gloria y después: ¡qué comience la fiesta! Para hacer más conscientes a los niños de en qué consiste una vida de santidad y conocer más a los Santos, siempre funciona muy bien preparar una fiesta de disfraces.
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Ideas
A continuación, te doy algunas ideas de disfraces de Santos muy resultones que puedes preparar con cosas que sin duda tendrás por casa.
San Casimiro: seguramente tendrás en el armario una capa de algún otro disfraz que puedes completar con una corona hecha de goma eva o cartón y una cruz en el pecho.
San Maximiliano Kolbe: puedes emular los duros años de este santo como preso en Auschwitz con un pijama de rayas y una numeración de preso cosida en el pecho. Para completar el disfraz, haz uso de unas gafas de forma similar a las suyas.
San José Moscati: se trata de un santo muy fácil de recrear. ¿Qué niño no ha jugado a los médicos? Sólo necesitas una bata blanca de doctor, unas gafas y pintarte un bigote.
Beato Carlo Acutis: un santo actual por excelencia, vaqueros, zapatillas de deporte y una sudadera. Puedes acompañarlo de un ordenador portátil de juguete o de cartón.
San Juan Diego: me parece fantástica la forma tan fácil de representar a este santo mexicano. Un gorro, una sábana blanca con la virgen de Guadalupe impresa y cosida, unas rosas rojas pegadas alrededor de la Virgen: no hace falta nada más.
San Roque: vestimenta tipo túnica o casaca acompañado de un perro de peluche, un trozo de pan y un palo de peregrino.
Para las niñas, que siempre tienen por casa algún traje de princesa, puede ser la ocasión perfecta para reciclarlo como una Santa Isabel de Hungría, Santa Helena, Santa Clotilde, Santa Margarita de Escocia.
Más ideas
En la siguiente galería fotográfica dispones de muchos más disfraces de santos y héroes bíblicos:
La aureola de santidad puede hacerse con un alambre o bien con un plato de cartón.
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Un gran equipo de santos
Como ves, gracias a Dios, las opciones son muchas y fáciles. La Iglesia cuenta con un gran equipo de santos allá arriba, en el Cielo. Sólo tienes que echar un poco de imaginación y montar tu disfraz.
Pero he aquí lo más importante: ojalá la celebración de Holywins nos sirva para verdaderamente poder intuir, a través de los santos, la promesa de eternidad que nos espera en el cielo. ¡Que no pare la fiesta! ¡No queremos pasar solo una noche en el cielo! La santidad, la nuestra, nos llama y nos espera en cada instante. ¿A qué estás esperando?
Miriam Esteban Benito, Aleteia
Este sacrificio libra de la perdición eterna al alma renovando la muerte del Hijo de Dios.
El cordero de Dios es inmolado en beneficio nuestro; su Sangre fluye místicamente del altar para purificarnos: brota la Sangre del costado herido del Salvador y recógese en el cáliz.
Lo que fue en la cruz un sacrificio de Redención es en la Santa Misa un sacrificio de propiciación merced al cual todos participan de los méritos y de la virtud del sacrificio de la cruz.
El que ha resucitado de entre los muertos, no puede morir ya; padece, no obstante por nosotros, de una manera misteriosa en el santo sacrificio de la Misa.
La Pasión de Cristo es el mismo sacrificio que ofrecemos en la Santa Misa.
Vi durante la elevación a Jesús alzar con sus propias manos a su dulcísimo Corazón en forma de cáliz y presentarlo a su Padre. Inmolóse entonces por la Iglesia por modo incomprensible a las criaturas.
Es, pues, la celebración eucarística el centro de la congregación de los fieles que preside el presbítero. Enseñan los presbíteros a los fieles a ofrecer al Padre en el Sacrificio de la Misa la Víctima divina y a ofrendar la propia vida juntamente con ella; les instruyen en el ejemplo de Cristo Pastor, para que sometan sus pecados con corazón contrito a la Iglesia en el Sacramento de la Penitencia, de forma que se conviertan cada día más hacia el Señor.
Cuando un Alma por fin llega a la Gloria del Paraíso, todas sus penas quedan atrás…