Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". |
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos |
y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. |
Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. |
El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. |
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial." |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Juan Casiano (c. 360-435) |
Sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial
Nadie duda que con razón se haya aplicado a los buenos ángeles términos que marcan su rango y tienen nombres que expresan su oficio, mérito o dignidad. |
La denominación “ángeles” o “mensajeros” está otorgada por su misión de anunciar la voluntad divina y aquella de los arcángeles, los cuales dirigen a los ángeles tal como lo indica su nombre. Otros son llamados “dominaciones” porque dominan sobre otros. O “principados” porque muchos los obedecen como a príncipes. También se los denomina “tronos” a causa de la íntima unión y la relación de familiaridad que entretienen con Dios. Por esa relación, su divina Majestad parece reposar más particularmente en ellos, como en un trono, apoyándose más firmemente. (…) |
En cuanto a los buenos ángeles, el Salvador nos dice: “Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial” (Mt 18,10). A ellos concierne esta palabra del salmista: “El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra” (Sal 34,8) y esta otra de los Hechos de los Apóstoles acerca de Pedro: «Será su ángel» (Hech 12,15). (EDD) Te habla el Papa “¡Está siempre con nosotros! Y ésta es una realidad. Es como un embajador de Dios con nosotros. Y el Señor nos aconseja: ‘¡Ten respeto de su presencia!’. Y cuando nosotros —por ejemplo— hacemos una maldad y pensamos que estamos solos: no, está él. Tener respeto de su presencia. Escuchar su voz, porque él nos aconseja. Cuando sentimos esa inspiración: ‘Pero haz esto… esto es mejor… esto no se debe hacer…”. ¡Escucha! No te rebeles a él”. Papa Francisco. |
Oración
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