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domingo, 20 de febrero de 2022

Especialmente para los que NO suelen ir a Misa los Domingos

Aquí sólo podemos ofrecerle unas cuantos aspectos de las mil maravillas de la Santa Misa

Es el alma de una comunidad eclesial.

Una espiritualidad eucarística es el alma de una comunidad eclesial que supera las divisiones y contraposiciones y valoriza la diversidad de los carismas y ministerios, poniéndolos al servicio de la unidad de la Iglesia, de su vitalidad y de su misión.

S.S. Benedicto XVI
25° Congreso Eucarístico Nacional italiano
Septiembre 11 del 2011

La unión con Cristo y de unos con otros es absoluta.

Pues si la unión con Cristo y de unos con otros es absoluta, nos unimos también, en cuanto a las voluntades, con todos los que juntamente con nosotros comulgan. Pues esta unión viene a realizarse por voluntad y no sin nuestro consentimiento: Porque todos somos un solo cuerpo, porque participamos de un mismo pan, como dice San Pablo 1 Cor 10,17.

San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia
Sobre la Fe Ortodoza L.4 c.13


Ser María para Jesús.

Quisiera ser como María, ser María para Jesús, ocupar el puesto de su madre. En mis Comuniones, a María la tengo siempre presente. De sus manos quiero recibir a Jesús, ella debe hacerme una sola cosa con Él. Yo no puedo separar a María de Jesús. ¡Salve! ¡Oh Cuerpo nacido de María! ¡Salve María, aurora de la Eucaristía!

Beata María Cándida de la Eucaristía


Un encuentro cotidiano muy personal e íntimo con el Señor.

Revisando nuestra propia práctica eucarística, sostenidos por una fe viva en la presencia de Jesús y en su amor, aspiremos a lo óptimo, es decir, a hacer del encuentro con la Eucaristía un encuentro cotidiano muy personal e íntimo con el Señor, tal, que esa presencia se vea reflejada en nuestra conducta diaria, revelándose y manteniéndose siempre a la altura de nuestra fe.

Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México
Quinto Congreso Eucarístico Nacional Tijuana 2011
*S.S. Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011


Primera plegaria eucarística de San Juan Damasceno.

Señor Jesucristo, Dios nuestro, el único que tienes poder para perdonar los pecados a los hombres, no tomes en cuenta, como bueno y amador de los hombres que eres, ninguno de mis deslices conscientes o inconscientes, y hazme digno de recibir sin condenación tus divinos, gloriosos, inmaculados y vivíficos misterios, no para castigo, no para aumento de pecados, sino para purificación y santificación y arras de la vida y del reino futuro, para muralla y socorro contra los enemigos y para destrucción de éstos; para borrar mis muchos delitos. Porque tú eres Dios de misericordia, de compasión y de amor a los hombres; y a ti entonamos la gloria con el Padre y con el Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia
Primera plegaria eucarística


Segunda plegaria eucarística de San Juan Damasceno.

Ante las puertas de tu iglesia estoy y no me libro de los malos pensamientos. Pero tú ¡oh Cristo Dios!, que justificaste al publicano Mt 9,9-13, y te compadeciste de la cananea Mt 15,22-28, y abriste al ladrón las puertas del paraíso Lc 23,40-43, ábreme las entrañas de tu bondad, y ya que me acerco y te toco, recíbeme como a la pecadora Lc 7,37-50 y a la hemorroísa Lc 8,43-48. Pues ésta, habiendo tocado tu franja (del manto), fácilmente recobró la salud; y aquélla, habiendo abrazado tus pies inmaculados, obtuvo el perdón de sus pecados. Pero yo , miserable, que me atrevo a recibir todo tu cuerpo, no sea arrojado al fuego, sino recíbeme como a ellas e ilumíname los sentidos del alma, consumiendo los reatos de mis pecados. Por los ruegos de la que te engendró virgen y de las potestades celestiales; porque eres bendito por los siglos de los siglos. Amén.

San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia
Segunda plegaria eucarística


Tercera plegaria eucarística de San Juan Damasceno.


Tengo herido el corazón; me ha derretido el ardor por ti, me ha transformado el amor a ti, ¡oh Señor!; estoy encadenado a tu amor. Quede yo lleno con tu carne; quede yo saciado con tu vivífica y divinizadora sangre; goce yo de tus bienes; sumérjame yo en las delicias de tu Divinidad; sea yo hecho digno de que cuando vengas glorioso salga a tu encuentro, arrebatado yo entre nubes al aire 1 Tes 4,17 con todos tus escogidos, para que te alabe, y te adore, y te glorifique, dándote gracias y confesándote juntamente con tu Padre, que no tiene principio, y con tu santísimo y bueno y vivificante Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia

Tercera plegaria eucarística


Una sola Santa Misa bien oída

Se puede obtener más fácilmente lo que se pide a Dios, y recibir más gracias asistiendo a una sola Santa Misa bien oída, que con todas las más santas acciones que se pudieran realizar.

San Juan Bautista de la Salle
Instrucciones y oraciones para la Santa Misa,
la confesión y la comunión 1,2,5-10

























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