Aquí sólo podemos ofrecerle unas cuantos aspectos de las mil maravillas de la Santa Misa
Es el alma de una comunidad eclesial. |
Una espiritualidad eucarística es el alma de una comunidad eclesial que supera las divisiones y contraposiciones y valoriza la diversidad de los carismas y ministerios, poniéndolos al servicio de la unidad de la Iglesia, de su vitalidad y de su misión.
S.S. Benedicto XVI 25° Congreso Eucarístico Nacional italiano Septiembre 11 del 2011 |
La unión con Cristo y de unos con otros es absoluta. |
Pues si la unión con Cristo y de unos con otros es absoluta, nos unimos también, en cuanto a las voluntades, con todos los que juntamente con nosotros comulgan. Pues esta unión viene a realizarse por voluntad y no sin nuestro consentimiento: Porque todos somos un solo cuerpo, porque participamos de un mismo pan, como dice San Pablo 1 Cor 10,17.
San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia Sobre la Fe Ortodoza L.4 c.13
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Ser María para Jesús. |
Quisiera ser como María, ser María para Jesús, ocupar el puesto de su madre. En mis Comuniones, a María la tengo siempre presente. De sus manos quiero recibir a Jesús, ella debe hacerme una sola cosa con Él. Yo no puedo separar a María de Jesús. ¡Salve! ¡Oh Cuerpo nacido de María! ¡Salve María, aurora de la Eucaristía!
Beata María Cándida de la Eucaristía
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Un encuentro cotidiano muy personal e íntimo con el Señor. |
Revisando nuestra propia práctica eucarística, sostenidos por una fe viva en la presencia de Jesús y en su amor, aspiremos a lo óptimo, es decir, a hacer del encuentro con la Eucaristía un encuentro cotidiano muy personal e íntimo con el Señor, tal, que esa presencia se vea reflejada en nuestra conducta diaria, revelándose y manteniéndose siempre a la altura de nuestra fe.
Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México Quinto Congreso Eucarístico Nacional Tijuana 2011 *S.S. Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011
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Primera plegaria eucarística de San Juan Damasceno. |
Señor Jesucristo, Dios nuestro, el único que tienes poder para perdonar los pecados a los hombres, no tomes en cuenta, como bueno y amador de los hombres que eres, ninguno de mis deslices conscientes o inconscientes, y hazme digno de recibir sin condenación tus divinos, gloriosos, inmaculados y vivíficos misterios, no para castigo, no para aumento de pecados, sino para purificación y santificación y arras de la vida y del reino futuro, para muralla y socorro contra los enemigos y para destrucción de éstos; para borrar mis muchos delitos. Porque tú eres Dios de misericordia, de compasión y de amor a los hombres; y a ti entonamos la gloria con el Padre y con el Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia Primera plegaria eucarística
Segunda plegaria eucarística de San Juan Damasceno. | Ante las puertas de tu iglesia estoy y no me libro de los malos pensamientos. Pero tú ¡oh Cristo Dios!, que justificaste al publicano Mt 9,9-13, y te compadeciste de la cananea Mt 15,22-28, y abriste al ladrón las puertas del paraíso Lc 23,40-43, ábreme las entrañas de tu bondad, y ya que me acerco y te toco, recíbeme como a la pecadora Lc 7,37-50 y a la hemorroísa Lc 8,43-48. Pues ésta, habiendo tocado tu franja (del manto), fácilmente recobró la salud; y aquélla, habiendo abrazado tus pies inmaculados, obtuvo el perdón de sus pecados. Pero yo , miserable, que me atrevo a recibir todo tu cuerpo, no sea arrojado al fuego, sino recíbeme como a ellas e ilumíname los sentidos del alma, consumiendo los reatos de mis pecados. Por los ruegos de la que te engendró virgen y de las potestades celestiales; porque eres bendito por los siglos de los siglos. Amén.
San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia Segunda plegaria eucarística |
Tercera plegaria eucarística de San Juan Damasceno.
Tengo herido el corazón; me ha derretido el ardor por ti, me ha transformado el amor a ti, ¡oh Señor!; estoy encadenado a tu amor. Quede yo lleno con tu carne; quede yo saciado con tu vivífica y divinizadora sangre; goce yo de tus bienes; sumérjame yo en las delicias de tu Divinidad; sea yo hecho digno de que cuando vengas glorioso salga a tu encuentro, arrebatado yo entre nubes al aire 1 Tes 4,17 con todos tus escogidos, para que te alabe, y te adore, y te glorifique, dándote gracias y confesándote juntamente con tu Padre, que no tiene principio, y con tu santísimo y bueno y vivificante Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia
Tercera plegaria eucarística
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Una sola Santa Misa bien oída |
Se puede obtener más fácilmente lo que se pide a Dios, y recibir más gracias asistiendo a una sola Santa Misa bien oída, que con todas las más santas acciones que se pudieran realizar.
San Juan Bautista de la Salle Instrucciones y oraciones para la Santa Misa, la confesión y la comunión 1,2,5-10 |
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