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sábado, 19 de febrero de 2022

Evangelio del día


 

Evangelio según San Marcos 9,2-13.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos".
Y le hicieron esta pregunta: "¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?".
Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado?
Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
VitaConsecrata 75


Contemplar es seguir al Transfigurado.

Cristo llama sin cesar nuevos discípulos, hombres y mujeres para comunicarles, gracias a la efusión del Espíritu Santo (cf Rm 5,5) el amor divino, el ágape, su manera de amar, y para exhortarlos  a servir a los prójimos en el humilde don de sí mismos, lejos de todo cálculo interesado. Pedro que se extasía ante la luz de la transfiguración exclama: “¡Señor, qué bien estamos aquí!” (Mt 17,4) es invitado por Jesús a volver a los caminos de la vida, para continuar en el servicio del Reino de Dios.
        “¡Pedro, baja! Tú querías descansar en la montaña; baja y proclama la Palabra, amonesta a tiempo y a destiempo, reprocha, exhorta, anima con gran bondad y con toda clase de doctrina. Trabaja, esfuérzate, soporta las torturas para poseer lo que está significado en las vestiduras blancas del Señor,  también en la blancura y la belleza de tu recto obrar, inspirado por la caridad” (S. Agustín).
        Aunque la mirada del apóstol esté fija en el rostro del Señor, no disminuye en nada su compromiso a favor de los hombres; al contrario, lo refuerza dándole una nueva capacidad de actuar sobre la historia, para liberarla de todo aquello que la corrompe. (EDD)

Oración

¡Señor, que sea capaz siempre de ver tu luz! ¡Que, por medio de tu Espíritu, mi vida sea una permanente cercanía a Dios! ¡Que sea capaz de subir cada día al monte Tabor para hacer de mi vida una oración, para estar siempre en tu presencia, para transfigurarme contigo, para ser luz que ilumine mi vida y la de los que me rodean! ¡Que los vestidos de mi corazón y de mi alma, Señor, también se vuelvan resplandecientes, blancos porque están purificados! ¡Que siempre te escuche, Señor, como me pide el Padre! ¡Que sea capaz de entender, Señor, que eres hombre y eres Dios, que comprenda la relevancia de tu divinidad! ¡Que sea capaz de comprender, Señor, que con tu transfiguración me anticipas de manera clara tu Resurrección y que vives en mi, vives con nosotros, te haces presente en nuestra vida porque eres el Cristo vivo y resucitado! ¡Señor, hazme comprender que transfigurándome contigo me voy a sentir siempre muy reconfortado, muy sereno, muy alegre pero que todo esto no es más que un camino, una peregrinación que nos lleva a Ti, que eres la Palabra, que eres la razón de nuestra existencia! ¡Que en un día como hoy, Señor, que te transfiguraste y me permites ver la luz verdadera, quiero hacerlo en compañía de tu Madre, de la Virgen a la que tanto amo, para que me acompañe siempre en el peregrinaje de la vida y me permita vivir cada momento de mi vida con alegría y me lleve a Ti, que me haga sereno ante los momentos alegres y difíciles de la vida, en el gozo y en la cruz! Amén (orarconelcorazonabierto.com)





























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