Evangelio según San Marcos 8,22-26.
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. |
El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". |
El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". |
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad. |
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Juliana de Norwich (1342-después de 1416) |
"¿Acaso ves algo?"
Vi que Dios se regocija de ser nuestro padre, Dios se regocija de ser nuestra madre, Dios se regocija de ser nuestro verdadero esposo y de tener nuestra alma por su esposa muy amada. Cristo se regocija de ser nuestro hermano, Jesús se regocija de ser nuestro Salvador… Durante nuestra existencia, nosotros que vamos a ser salvados, conocemos una mezcla asombrosa del bien y el dolor. Tenemos en nosotros a nuestro Señor Jesucristo resucitado, y también la miseria y la malicia de la caída y de la muerte de Adán… Por la caída de Adán quedamos tan quebrantados que, por el pecado y por sufrimientos diversos, tenemos el sentimiento de estar en las tinieblas; ciegos, apenas podemos probar el menor consuelo. |
Pero por nuestra voluntad, nuestro deseo, permanecemos en Dios y creemos con confianza en su misericordia y en su gracia; así es como actúa en nosotros. Por su bondad abre los ojos de nuestro entendimiento, que nos muestra a veces más, a veces menos, según la capacidad que nos concede. Unas veces nos eleva, y otras permite que caigamos. Esta mezcla es tan desconcertante que nos es difícil de saber, en cuanto a mí mismo o en cuanto a nuestros semejantes en Cristo, en qué camino estamos, tan cambiante es lo que sentimos. |
Pero lo que cuenta es decirle un "sí" a Dios a pesar de lo que sentimos, queriendo estar verdaderamente con él, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas (Mc 12,30); entonces odiamos y despreciamos nuestro impulso al mal… Permanezcamos en esta disposición cada día de nuestra vida. (EDD) |
Oración para curar mi ceguera espiritual
Abre mis ojos Señor, ayúdame a ver el cuadro sobrenatural,
el cuadro completo de lo que tu estás haciendo entre bastidores.
Tu puedes levantar esa cortina de mis ojos para “mirar lo invisible”
de manera que pueda ver Tu mano
poderosa obrando detrás del escenario
en las batallas a las que me enfrento en la vida.
Dios mío, cura mi ceguera espiritual.
Quiero abrir mis ojos a Tu realidad, mi Dios,
para vivir siempre en la confianza.
Mi Señor, mi Padre Santo,
toma ahora por completo mi vida: mi presente,
mi futuro, mis planes, mis sueños, mis deseos,
mi familia, todo lo que poseo.
Toma ahora por completo:
mi tiempo, mis talentos, mi capacidad,
los días que me quedan por vivir,
todo te entrego a tí con todo mi corazón.
Y que tu reino, tu gobierno, y tu autoridad
sean sobre mi vida ahora.
Dame una visión sobrenatural, mi Dios
y ofréceme una mirada pulcra a la realidad
de mi propia vida para
consagrarme totalmente a tí,
y amarte con todo mi corazón,
con todas mis fuerzas
y con toda mi alma.
Moldéame y transfórmame a tu manera y a tu tiempo,
que sea yo totalmente cambiado de acuerdo
a tu voluntad y por el poder de tu Santo Espíritu.
Amén
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