El Papa celebró este sábado en Bahréin la Santa Misa por la paz y la justicia en el Estadio Nacional. En su homilía, Francisco comenzó recordando al profeta Isaías cuando este promete un Mesías que "traerá la paz sin fin". El Pontífice volvió a incidir en la importancia de amar "no solo cuando todo va bien" sino "incluso a los enemigos".
"El profeta Isaías dice que Dios hará surgir un Mesías cuya soberanía será grande, y habrá una paz sin fin. Parece una contradicción, ya que, de hecho, en la apariencia de este mundo, lo que muchas veces vemos es que cuanto más se busca el poder, más amenazada está la paz", expresó el Papa ante un estadio abarrotado de fieles.
Cultivarlo y practicarlo
Francisco comentó que el Señor no tiene las características de los poderosos de la tierra. "En cambio, el profeta da un anuncio extraordinariamente novedoso: el Mesías que llega es poderoso, sí, pero no a la manera de un caudillo que trae la guerra y domina a los otros, sino en cuanto 'Príncipe de la paz', como Aquel que reconcilia a los hombres con Dios y entre ellos", apuntó.
Francisco añadió en este sentido cuál es el verdadero poder de Cristo. "La grandeza de su poder no usa la fuerza de la violencia, sino la debilidad del amor. Este es el poder de Cristo: el amor. Y también a nosotros Él nos confiere el mismo poder, el poder de amar, de amar en su nombre, de amar como Él ha amado", comentó.
Papa Francisco: "El Mesías que llega es poderoso, sí, pero no a la manera de un caudillo".
El Papa afirmó que el cristiano debe imitar la forma de amar que tiene Dios. "De manera incondicional, no sólo cuando todo va bien y sentimos el deseo de amar, sino siempre; no sólo a nuestros amigos y vecinos, sino a todos, incluso a los enemigos". Y, animó a cultivar este amor. "Las palabras de Jesús nos invitan a amar siempre, es decir, a permanecer siempre en su amor, a cultivarlo y practicarlo cualquiera que sea la situación que vivamos", relató.
No se trata de un amor de sentimiento, aseguró el Papa. "Pero, atención, la mirada de Jesús es concreta; no dice que será fácil y no propone un amor sentimental y romántico, como si en nuestras relaciones humanas no existiesen momentos de conflicto y entre los pueblos no hubiera motivos de hostilidad", apuntó.
Sorprendente y audaz
El Papa destacó en su homilía que Cristo es realista. "Jesús es realista, habla explícitamente de los que les hacen el mal y de enemigos. Sabe que en nuestras relaciones tiene lugar una lucha cotidiana entre el amor y el odio; y que también dentro de nosotros, cada día, se verifica un combate entre la luz y las tinieblas, entre muchos propósitos y deseos de bien y esa fragilidad pecaminosa que frecuentemente nos domina y nos arrastra hacia las obras del mal", comentó.
El Papa animó a permanecer en el amor, incluso cuando se recibe algún ataque. "Lo que debemos hacer, tal como nos lo propone Jesús, es algo sorprendente y audaz. Él pide a los suyos la valentía de arriesgarse por algo que aparentemente parece la opción perdedora. Pide que permanezcamos siempre, fielmente, en el amor, a pesar de todo, incluso ante el mal y el enemigo", relató.
En este sentido, el Papa recordó la Ley del Talión. "Reaccionar de una forma simplemente humana nos encadena al 'ojo por ojo, diente por diente', pero eso significa hacer justicia con las mismas armas del mal que recibimos", afirmó. Francisco señala que la propuesta de Cristo es otra. "Jesús se atreve a proponernos algo nuevo, distinto, impensable, suyo: 'Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal; al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra'", recordó el Papa.
Por ello, Francisco comentó la importancia de desactivar la cadena del mal. "Es necesario desactivar, quebrar la cadena del mal, romper la espiral de violencia, dejar de albergar rencores, dejar de quejarse y compadecerse de sí mismo. Hay que permanecer en el amor, siempre, es el camino de Jesús para dar gloria al Dios del cielo y construir la paz en la tierra. Amar siempre", relató.
Aquí puedes ver la misa completa en el Estadio Nacional de Bahréin.
El Estadio Nacional de Bahréin se encuentra a siete kilómetros de la residencia pontificia, en Riffa, sede de la familia real. La instalación, que puede albergar a unos treinta mil fieles, fue construida en 1982 y renovada en diciembre de 2012. El Papa, a su llegada, recorrió en papamóvil el Estadio para saludar a los fieles presentes.
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