El texto es un decálogo piadoso, contemplativo, orante que apunta a través de diez peticiones a dar esperanza cierta a la humanidad. «Quiero convocar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que me acompañen a tener esperanza en el mundo que viene», escribe. «Que seamos parte de un proceso de cambio».
La edición castellana llegará a las librerías en noviembre bajo el sello Mensajero, del Grupo de Comunicación Loyola. Esta semana ha visto la luz la edición italiana publicada por Piemme, del grupo Mondadori.
A continuación, diez ruegos encarecidos del Papa «en nombre de Dios» para que la humanidad recupere la esperanza, cuide de la casa común, acabe con la pobreza, ponga fin a los abusos, acabe con los discursos de odio, que no utilice el nombre de Dios para fomentar las guerras y evite una hecatombe nuclear, entre otros argumentos.
En efecto, de los diez pedidos del Papa, el Grupo de Comunicación Loyola anticipa el 5º: «En nombre de Dios pido que se frene la locura de la guerra» . Aquí lo hemos puesto en primer lugar, dada la actualidad de la guerra en Ucrania y su denuncia de una guerra mundial a pedazos.
«Durante mis primeros casi diez años como Papa me escucharon todas las semanas con un pedido constante. Les he dicho en audiencias, ángelus y discursos: «Recen por mí». Ustedes me han acompañado y sus oraciones –en el caso de los creyentes– o su buena onda –en el caso de aquellos que no creen– son una fuente de energía permanente para seguir adelante con el pontificado. Por eso, en primer lugar, quiero darles las gracias. Pero también quiero decirles que hoy me pongo un poco más pedigüeño que de costumbre y les quiero compartir diez pedidos que hago en nombre de Dios para afrontar con esperanza el mundo que viene».
PAPA FRANCISCO 1 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE FRENE LA LOCURA DE LA GUERRA». En esta petición, muestra su máxima preocupación ante lo que denomina la tercera guerra mundial en pedazos a la que la sociedad está asistiendo, pedazos «que amenazan con hacerse cada vez más grandes hasta tomar la forma de un conflicto global».
Todo su rechazo porque una guerra no está justificada y jamás resuelve los problemas que pretende superar.
«¿Vemos que Yemen, Libia o Siria, por citar algunos ejemplos contemporáneos, estén mejor que antes de los conflictos?». Ante la guerra de Ucrania y otras guerras, pide diálogo, negociación, escucha, habilidad y creatividad diplomática, y una política con visión de futuro capaz de construir un sistema de convivencia que no se base en el poder de las armas o
«La existencia de las armas nucleares y atómicas pone en riesgo la continuidad de la vida humana sobre la Tierra […].
El reverendo Martin Luther King, […] expresó con claridad en su último discurso antes de ser asesinado que «ya no se trata de una elección entre violencia o no violencia, sino entre no violencia o no existencia ». Está en nosotros elegir», sostiene Francisco.
2 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE ERRADIQUE EN LA IGLESIA LA CULTURA DE LOS ABUSOS». Llamando en el primer capítulo a «desarraigar de la Iglesia la cultura del abuso», el jefe de la Iglesia católica pide perdón, reconociendo que «hemos pecado gravemente».
Cualquier reparación del mal cometido en el seno de la Iglesia «nunca será suficiente» ante lo «poco que hemos hecho en el pasado», admite, profesando que un solo caso de abuso «ya es en sí mismo una realidad monstruosa», un «crimen atroz».
Uno de los «errores más graves» fue no tener en cuenta los relatos de las víctimas, según el Pontífice, que ahora pide que no se desestimen las denuncias anónimas y que se destituya a los obispos negligentes.
El pontífice también defiende la presunción de inocencia mientras la justicia no haya dictado sentencia.
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3 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE PROTEJAMOS LA CASA COMÚN» Otra súplica del autor de Laudato Si’: la protección del medio ambiente; porque «no hay planeta B», dice, utilizando el título de un best-seller (No hay planeta B).
Criticó la «gula de recursos naturales», pero también la tendencia a «perderse en la parloteo» o los grandes discursos a nivel internacional, y repitió que «el momento de actuar es hoy, no mañana».
«Habrá que dar el paso de introducir en el Catecismo el pecado contra la ecología », dijo el Pontífice. Insta a los gobiernos a adoptar medidas para limitar el aumento de la temperatura media del planeta; y alaba la creatividad y la capacidad de recuperación de los jóvenes, que «ni sus abuelos, ni mi generación, ni sus padres» tenían.
4 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO UNA COMUNICACIÓN QUE COMBATA LAS FAKE NEWS Y EVITE LOS DISCURSOS DE
ODIO» Las nuevas fronteras misioneras de las que habla el Evangelio son «hoy digitales», escribe el Papa, que anima a la presencia de la Iglesia en el mundo digital; sin por ello «sustituir nuestra misa por una transmisión en directo de ‘Tiktok’ o hacer ‘memes’ de nuestros mártires para difundirlos en la red». Los gustos «no pueden sustituir el contacto humano», dice en el tercer capítulo.
En nombre de Dios, el Papa pide «una comunicación que combata las ‘fake news’ y evite el discurso del odio». Señala con el dedo a los «trolls» anónimos de Internet, usuarios «fantasmas» que trabajan para influir y manipular la opinión.
Aconseja a los medios de comunicación, «el cuarto poder», que revisen su independencia con respecto a los accionistas y los posibles conflictos de intereses; y se preocupa por las guerras judiciales lawfare destinada a desacreditar a los opositores.
Defensor del «derecho al cambio, a la reparación y a la conversión», se opone al «pensamiento único» que quiere negar o reescribir la historia, pretendiendo «juzgar los errores del pasado con el diario del lunes en mano».
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5 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO UNA POLÍTICA QUE TRABAJE POR EL BIEN COMÚN» El papa Francisco se dirige a los políticos. Si no son «superhombres», se les invita a no caer en la corrupción. El Papa va más allá, sugiriendo que si bien «no es ilegal que un ser humano se sienta atraído por el dinero, por los viajes en primera clase», un político debe sin embargo vivir con «sobriedad» y «austeridad».
6 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE ABRAN LAS PUERTAS A LOS MIGRANTES Y REFUGIADOS» «Nunca os he olvidado», dice el Papa a los migrantes y refugiados en un capítulo dedicado. Cree que la «conciencia» de los países desarrollados «debería sopesar cada vida perdida de un hermano, de una hermana que cruza el desierto, el océano».
7 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE PROMUEVA Y ANIME LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN LA SOCIEDAD» El Papa espera que el crecimiento profesional y la maternidad no sean «proyectos incompatibles» para una mujer. Recuerda a «todas las mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres» o consideradas «ciudadanas de segunda clase». «Nuestro mundo necesita más mujeres líderes», dijo el Papa.
8 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE PERMITA Y FOMENTE EL CRECIMIENTO DE LOS PAÍSES POBRES». En un sistema económico «enfermo» e «insostenible», que «mata y excluye», el pontífice desmonta la teoría del goteo de las ganancias de los más ricos; del que los más pobres deben esperar «gotas» de caridad. «¿Qué nos ha pasado, como humanidad, para no empezar cada día preguntándonos cómo incluir, alimentar, cuidar y vestir a los más pequeños de la sociedad, en lugar de excluirlos?»
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9 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SE UNIVERSALICE EL ACCESO A LA SALUD» Dedicando un capítulo al «derecho a la salud para todos», el Papa defiende decididamente las vacunas contra el coronavirus; que según él deben considerarse como «un bien común de la humanidad». Reprocha a los objetores de la vacuna «una aproximación egoísta y sin empatía».
10 «EN NOMBRE DE DIOS PIDO QUE SU NOMBRE NO SEA UTILIZADO PARA FOMENTAR GUERRAS» Al final, en el último capítulo, el Papa llama a las religiones a unirse «en la condena unánime de cualquier intento de utilizar el nombre del Todopoderoso para justificar cualquier tipo de violencia o agresión». «A nadie se le ocurre tomar a Dios como escudo cuando planea y realiza actos de violencia y abuso», dijo; porque «la violencia en nombre de Dios es una traición a la religión».
En general, el Papa comenta que en los temas abordados en el libro, no hay «fórmulas mágicas», pero ciertas «actitudes ante la vida» pueden ayudar. Así, «el que no tiene esperanza no va a ninguna parte». «A diferencia del optimismo, la esperanza nunca traiciona».
Cortesía Grupo de Comunicación Loyola
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