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jueves, 18 de mayo de 2023

Dios nos ha hecho capaces de escuchar y entender al Espíritu Santo: Eduardo Toraño explica cómo

En la vida cotidiana o con carismas extraordinarios,
el cristiano debe atender al Espíritu


Eduardo Toraño, del Instituto de Ciencias Religiosas de San Dámaso,
habla del Espíritu Santo

Al acercarse Pentecostés, muchos reflexionan sobre el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios, pero ¿qué relación tiene el católico de a pie con Él? ¿Sigue siendo "el Gran Desconocido", como señalaba en 1972 un difundido libro de teología de Antonio Royo Marín?

Ni siquiera es un tema que se trate mucho en la Catequesis infantil: es complicado para los niños, y cuando llega Pentecostés, a final de mayo, ya no hay clases de catequesis en las parroquias para explicar la fiesta. Así, muchos católicos, equipados sólo con su catequesis de infancia, apenas saben nada del Espíritu.

Portada de El Espíritu Santo el Gran Desconocido de Royo Marín en 1972

Este libro de 1972 popularizó la idea de que el Espíritu Santo es un "Gran Desconocido".

Para conocer algo más del Espíritu Santo, ReL conversa con Eduardo Toraño, que es director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de San Dámaso (Madrid), doctor en Teología Dogmática y asesor espiritual de la Renovación Carismática Católica en España. Hace 26 años que es sacerdote, aunque detalla que su relación con el Espíritu Santo cambió drásticamente cuando llevaba 9 años de ministerio, a raíz de una experiencia espiritual. Ahora quiere acercar el Espíritu Santo a los fieles con un Curso titulado "En el poder del Espíritu Santo", accesible los días 17 y 24 de mayo (y también online, pincha aquí para inscribirte).

- ¿En qué consiste este curso sobre el Espíritu Santo?

- Es un curso práctico, presencial, online y en diferido, las tres modalidades. Se dirige al público en general. Enseña a identificar la voz del Espíritu y su actuación, con criterios prácticos, conocer cómo habla y actúa. Por ejemplo, uno puede confundir la voz del Espíritu con otras voces interiores, con voces de malos espíritus, con las voces del ambiente...

»En el curso explicamos varias formas en las que el Espíritu habla. Él usa mociones interiores, pero también habla a través de otros, a veces en lo ordinario y otras veces en carismas extraordinarios. Pero la clave que hay que retener es que Dios nos hizo capaces de entender y acoger la voz del Espíritu, y hay criterios para reconocerla.

Eduardo Toraño, doctor en Teología Dogmática y asesor espiritual de la Renovación Carismática Católica en España

Eduardo Toraño es doctor en Teología Dogmática y asesor espiritual de la Renovación Carismática Católica en España.

- ¿Cómo ha sido su experiencia personal con el Espíritu Santo?

- De niño yo tenía una relación de cercanía e intimidad con Jesús, pero no con el Espíritu Santo. Supe que Él existía ya de adolescente. Después, cuando ya llevaba unos 9 años de sacerdote, experimenté con fuerza su presencia, en encuentros de la Renovación Carismática Católica.

»Es verdad que toda relación que se tiene con Dios es en el Espíritu Santo, aunque no seas consciente. Ya de joven me enseñaron que no puede haber oración sin el Espíritu Santo, que es el que ora en mí. Quien trata con Dios, trata con el Espíritu Santo. Pero cuando tienes una experiencia concreta y explícita del Espíritu ¡es distinto! Te cambia, a veces de forma inesperada.

»Yo, en un momento fuerte, en un encuentro carismático en oración comunitaria, noté una presencia espiritual que entró en mí, me hizo reconocer mi herida más profunda, entró en ella, lloré y hubo un cambio claro. El Espíritu Santo lloró en mí, yo también lloré y Él me fortaleció y me dio una alegría que no había tenido nunca antes, aunque llevaba ya 9 años de sacerdote.

El Pentecostés de Giotto, año 1302 a 1305, en la capilla de los Scrovegni en Padua (Italia). 

El Pentecostés de Giotto, año 1302 a 1305

- En los años 70 se hablaba del Espíritu Santo era "el gran desconocido". ¿Qué conoce el católico practicante medio, en nuestros días, del Espíritu Santo?

-Se le conoce más cuando se tiene más experiencia de Él. En Gálatas 4,6, leemos: "Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba, Padre!" Y en Romanos 8, 15-16: "El Espíritu os adopta como hijos y os permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»" El Espíritu obra en el bautizado implícitamente, pero una experiencia de efusión del Espíritu puede dar esas vivencia que lo hace más claro.

- ¿Falta alabanza al Espíritu Santo? Parece que se le invoca y se le pide que trabaje, que entregue sus dones. Pero no se le alaba. Incluso en la música de alabanza escasean las canciones que lo alaben...

- Es cierto que se podría cultivar más la alabanza al Espíritu Santo. Pero también es verdad que cuando alabamos al Padre y al Hijo alabamos a las tres personas, porque van unidos en su comunión perfecta de amor. La alabanza es reconocer a Dios por lo que es, al alabar nos dirigimos a Él, también en su Trinidad. ¿Hacer una alabanza específica a cada persona? Se puede hacer. Pero alabamos a Dios también en su unidad. En el Gloria mencionamos a las tres personas.

»Además, la alabanza es la oración más desinteresada, porque con ella no buscamos los dones de Dios sino al Dios de los dones. No se trata de buscar a Dios solo para usarlo, por los propios beneficios, incluso si son cosas buenas y espirituales. Pero también es cierto que somos seres esencialmente necesitados, así que nos salen las necesidades, la oración de petición. Pero la alabanza precisamente busca eso, alabar a Dios mismo gratuitamente, por ser Él quien es.

- Vivimos tiempos de derrotas y desolación. En Hechos 9,31 leemos que la Iglesia estaba llena de "el consuelo (paráclesis) del Espíritu Santo". ¿Cómo es este consuelo, en qué se diferencia del mero consuelo humano de un amigo que acompaña?

-El consuelo del Espíritu Santo es profundo. San Agustín dice que es "más íntimo que mi misma intimidad". Habita en lo más profundo... y desde ahí actúa. En griego se le llama "Paráclito", que a veces se traduce como "consuelo", pero literalmente significa "el llamado a estar junto a...", es decir, el que está junto a mí, incondicionalmente. Consuela por su presencia incondicional, permanente y amorosa.

»El consuelo humano es pasajero, y muchas veces no es incondicional, tiene sus condicionamientos. El consuelo del Espíritu Santo es del mismo Amor. Lo que uno necesita cuando se siente mal es una presencia de quien te quiere, a menudo sin que te diga nada, una compañía incondicional. Eso lo hace el Espíritu Santo.

- En Lucas 4,14 leemos que Jesús predicaba "impulsado por el Espíritu Santo". ¿En qué se diferencia esta predicación de otros impulsos?

- Se nota el impulso del Espíritu Santo en los frutos. Jesús hablaba impulsado y habitado por el Espíritu. Él le movía y Jesús se dejaba mover. No seguía una razón que buscara convencer con motivos humanos, sino que escuchaba al Espíritu Santo.

»La predicación es muy distinta cuando uno está a la escucha del Espíritu. Es verdad que la obediencia al Espíritu pasa también por la obediencia a los legítimos pastores o guías espirituales. Si te piden predicar de un tema, se supone que los responsables lo han orado y escuchan ellos también al Espíritu Santo. El Espíritu Santo no es arbitrariedad ni mera espontaneidad: está en la escucha, porque Él también se manifiesta cuando escuchas a hermanos con responsabilidad de guiar.

- Jesús dijo a los Apóstoles: "Recibiréis la fuerza [o el poder] del Espíritu Santo, para ser mis testigos" (Hch 1,8). ¿Se refiere sólo a coraje o hay más? ¿Es "poder" [dinamos, en griego] una palabra sucia o fea que un católico no debe usar?

-Dios es omnipotente, tiene el máximo poder, y los discípulos, movidos por el Espíritu, manifiestan la grandeza de Dios. El poder de Dios es distinto a la visión del demonio. El demonio, en las tentaciones en el desierto, ofrece poder a Jesús de tres tipos: sobre Dios, sobre los demás y sobre las cosas.

»Sí, y todos sentimos la tentación del poder del mundo, refleja nuestra fragilidad humana, el ansia de plenitud. Pero, precisamente, vivir bajo el poder del Espíritu Santo implica someterse al Espíritu Santo, dejarle el control a Él y con humildad acogerlo. Si me reconozco criatura suya, Él me llena de su divinidad. Pasa lo contrario si me quiero poner en el lugar de Dios, con soberbia, si quiero colocarme por encima de todos: eso es un peligro. El demonio nos puede tentar con ese poder del mundo.

- En Pentecostés, el Espíritu llegó a los apóstoles cuando estaban "constantemente en oración común". ¿Hasta qué punto pierde posibilidades quien hace solo oración individual?

- Dios es comunidad: tres personas perfectamente unidas. Jesús dijo: "Donde dos o más se reúnen, allí estoy yo. Permaneced en mí, como yo estoy en el Padre". Jesús nos llama a la unión con la Trinidad y la unión entre nosotros. La oración comunitaria nos da esa unión. "Diabolos" significa división, el diablo siempre busca aislar a los hombres. Pero Dios me creó para la relación con él y con los demás. El demonio busca dividir.

»La oración comunitaria, en el nombre de Jesús, te hace presente al Espíritu Santo. En Pentecostés estaban unidos en oración, y es en esa oración cuando se derrama el Espíritu, se desborda más que en el aislamiento. La oración individual es necesaria para personalizar y continuar la oración comunitaria. Y la mayor oración es la Eucaristía, claro, que incluye alabanza, adoración...

El veni Creator Spiritus, con su melodía gregoriana, primero en latín, luego en otros idiomas...

- ¿Qué puede hacer un cristiano que nunca se ha dirigido personalmente al Espíritu Santo? ¿Cómo puede empezar una relación directa con Él?

- Puede invocarlo en lo profundo del corazón. Jesús dijo: 'pedid y recibiréis', y se refiere al Espíritu Santo. No hay que cansarse de pedirlo, incesantemente, con confianza. Hay oraciones clásicas que pueden ayudarnos, como la Secuencia de Espíritu Santo y el Ven Espiritu Creador, himnos litúrgicos de la tradición que tienen mucha fuerza.

»A veces, hay bloqueos, conscientes o inconscientes, que pueden impedir una experiencia del Espíritu. Puede ser de ayuda acudir a encuentros de oración, como los Seminarios de Vida en el Espíritu, que piden explícitamente al Espíritu que se derrame. Los seminarios que yo he visto producen transformaciones profundas, experiencias en personas que antes no habían tenido esa vivencia.

El P. Eduardo Toraño presenta un curso para el público general sobre el Espíritu Santo y cómo escuchar su voz.

Pablo J. Ginés, ReL

Vea también     Los Dones del Espíritu Santo
y las Bienaventuranzas



























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