Mons. Robert Barron, Obispo De La Diócesis De Winona-Rochester. Foto: Arquidiócesis De San Andrews & Edinburgh
La FDA reconoce los daños de los anticonceptivos orales mientras su propio grupo de asesores presiona para que el fármaco se pueda comprar sin receta.
Mons. Barron expresó su preocupación de que la FDA tenga ante sí la recomendación de aprobar los anticonceptivos hormonales de venta libre cuando, según el Obispo, «existen pruebas contundentes de los numerosos riesgos nocivos para la salud de las mujeres«. De hecho, en mayo de 2022, la FDA cambió sus protocolos de prescripción de seguridad debido a una petición ciudadana de profesionales sanitarios y educadores que planteaba evidencias científicas del aumento del riesgo de cáncer de mama con el uso de anticonceptivos hormonales.
Aseguró: «La fertilidad es un don, no una enfermedad. Los anticonceptivos existen para suprimir las funciones saludables de la reproducción humana. Las pruebas cada vez más numerosas de los numerosos efectos secundarios nocivos de los anticonceptivos hormonales demuestran que no son una buena medicina. Y, sin embargo, ahora la FDA se enfrenta a la decisión de permitir el acceso a los anticonceptivos hormonales sin supervisión médica. Permitir que esto siga adelante es antitético al Juramento Hipocrático que guía a los médicos a primero ‘no hacer daño’, e insto a la FDA a rechazar esta recomendación.»
En mayo de 2022, la FDA reconoció los riesgos de cáncer de mama con el uso de anticonceptivos hormonales cambiando sus protocolos de prescripción de seguridad en respuesta parcial a una Petición Ciudadana presentada por un grupo de profesionales sanitarios y educadores preocupados que formaron el Grupo de Estudio de Anticonceptivos (CSG). La Petición Ciudadana analizaba investigaciones sobre los riesgos de los anticonceptivos hormonales que demostraban numerosos efectos secundarios nocivos y el CSG solicitaba a la FDA que informara al público de esos riesgos mediante un etiquetado razonable (advertencias de «caja negra»).
La FDA publicó una respuesta parcial en la que ofrecía un modesto reconocimiento de los riesgos de cáncer de mama con el uso de anticonceptivos hormonales, y modificó discretamente los protocolos de seguridad para la prescripción, así como la información que debe figurar en los prospectos cuando se dispensa la receta a las pacientes.
El pasado mes de noviembre, la USCCB se unió al Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC), la Asociación Médica Católica (CMA) y la Asociación Nacional de Enfermeras Católicas (NACN) para oponerse a la disponibilidad sin receta de Opill sin la supervisión de un profesional sanitario, citando la posibilidad de numerosos efectos secundarios negativos, como fallos orgánicos, enfermedades cardiovasculares o problemas neurológicos.
Zenit
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