Metidos en el ritmo frenético de una ajetreada vida cotidiana, sucede que ya no nos tomamos el tiempo de pronunciar las frases que, sin embargo, expresan lo esencial, y así favorecen el buen desarrollo del niño. ¡Un pequeño resumen para que nos lo pensemos!
Los lingüistas coinciden en que expresar, contar, nombrar, es hacer existir. El lenguaje genera una nueva realidad, que sólo tiene sentido porque sobre él se colocan palabras. De ahí la necesidad de hablar con tu hijo, de decirle cómo te sientes, de destacarlo.
Estas frases contribuyen a construir su personalidad, aumentando su autoestima, tranquilizándolo. El simple poder de las palabras lo hace crecer. ¡Así que no nos privemos!
Expresar el amor
Podríamos pensar: «de todos modos, él es consciente de todo el amor que le tengo, ¡dado el tiempo que pasé buscándole su Lego Star Wars para su cumpleaños!». ¡Pues no! Un niño no lo adivina todo y necesita escuchar a sus padres decirle que lo aman.
«Te quiero».
Dos palabras que se dicen y se escuchan sin descanso, que transmiten todo el amor que le tienes, y sin las cuales no puede florecer plenamente.
«Te quiero mucho, aunque no me gusta lo que acabas de decir/hacer».
En caso de que haga el tonto o te desafíe, puedes regañar u oponerte, pero es importante asegurarle también que lo sigues amando a pesar de todo.
«Aunque no esté a tu lado (esta noche, mañana o esta semana), te quiero mucho».
Para los pequeños ansiosos que temen las partidas o las separaciones, aunque sea por una noche, dile que tu amor persiste aunque no estés ahí, junto a él.
«Te querré siempre».
Hacerle saber que siempre lo amarás, esté donde esté y haga lo que haga, es un sentimiento fuerte para él, lo tranquiliza. Sabe que puede contar contigo.
Alaba lo que hace bien
Valorar a tu hijo, sus talentos, sus ideas, genera en él una sensación de bienestar y desarrolla su confianza en sí mismo.
«¡Sé que puedes hacerlo!»
Anima a tu hijo en la escuela, en su deporte favorito o en cualquier situación que requiera esfuerzo por su parte. Se sentirá más seguro de esta manera. Su apoyo es esencial.
«¡Has tenido una buena idea!»
Reconocer una buena idea y contarla es darle el lugar que se merece. Es también promover los intercambios, el diálogo, la confianza necesaria para una sana relación entre padres e hijos.
«¡Has hecho una buena pregunta!»
Cuando tu hijo haga una pregunta, resáltela. Una pregunta nunca es estúpida para la persona que la hace. Él está esperando una respuesta emocional o una reacción de tu parte que le dé su respuesta.
«Gracias, me ayuda mucho lo que haces».
Cuando tu hijo te ayude en la vida cotidiana, no olvides agradecerle y hacerle sentir que cada gesto, por pequeño que sea, es importante y que su ayuda es útil.
«Eres único».
Cada niño es diferente, único, por sus cualidades, sus defectos, su temperamento, su historia… Y es importante recordárselo, sobre todo en las familias numerosas, para que encuentre su lugar, se acepte y se quiera a sí mismo tal como es. Es una forma de decir que es precioso para ti, que tiene valor.
Expresa tus sentimientos
Fuente de diálogo y confianza, expresar sus propios sentimientos hacia su hijo es beneficioso. No dudes en hablar de ti, de cómo te sientes. Los niños están llenos de empatía y son muy sensibles al reconocimiento, hasta el punto de que el no reconocimiento podría pasar por una injusticia.
«¡Me hace muy feliz!»
Muéstrale cuando hace cosas que te hacen feliz, como poner la mesa o hacer su cama, cuando no se lo pediste. Siempre es bueno escuchar que hiciste feliz a alguien. No hay edad para sentir que el reconocimiento es bueno.
«Estoy orgulloso de tí»
Dile cuando lo que hace te hace sentir feliz y orgulloso. ¡Una forma también de arrastrarlo a una espiral virtuosa, en la que se esfuerza por hacerte feliz!
«Perdón»
Padre, rápidamente tomamos la decisión de presionar a nuestro hijo para que pida perdón. A su hermano, a su hermana, al novio, a él mismo. Pero es más difícil pedirle perdón a tu hijo. Esto puede ser legítimo cuando nuestro nerviosismo ha superado los límites o cuando hemos sido especialmente duros con él. Dar el paso de pedir perdón es ya un ejemplo, para inculcarle al niño que es posible un error, pero que pedir perdón, humilde y sinceramente, puede purificar muchas situaciones. Una palabra clave para construir una hermosa relación.
Mathilde De Robien, Aleteia
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