Libro de Génesis 23,1-4.19.24,1-12.15-
Sara vivió ciento veintisiete años, |
y murió en Quiriat Arbá - actualmente Hebrón - en la tierra de Canaán. Abraham estuvo de duelo por Sara y lloró su muerte. |
Después se retiró del lugar donde estaba el cadáver, y dijo a los descendientes de Het: |
"Aunque yo no soy más que un extranjero residente entre ustedes, cédanme en propiedad alguno de sus sepulcros, para que pueda retirar el cadáver de mi esposa y darle sepultura". |
Luego Abraham enterró a Sara en la caverna del campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán. |
Abraham ya era un anciano de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en todo. |
Entonces dijo al servidor más antiguo de su casa, el que le administraba todos los bienes: "Coloca tu mano debajo de mi muslo, |
y júrame por el Señor, Dios del Cielo y de la tierra, que no buscarás una esposa para mi hijo entre las hijas de los cananeos, con los que estoy viviendo, |
sino que irás a mi país natal, y de allí traerás una esposa para Isaac". |
El servidor le dijo: "Si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿debo hacer que tu hijo regrese al país de donde saliste?". |
"Cuídate muy bien de llevar allí a mi hijo", replicó Abraham. |
"El Señor, Dios del cielo, que me sacó de mi casa paterna y de mi país natal, y me prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes, enviará su Angel delante de ti, a fin de que puedas traer de allí una esposa para mi hijo. |
Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre del juramento que me haces; pero no lleves allí a mi hijo". |
El servidor puso su mano debajo del muslo de Abraham, su señor, y le prestó juramento respecto de lo que habían hablado. |
Luego tomó diez de los camellos de su señor, y llevando consigo toda clase de regalos, partió hacia Arám Naharaim, hacia la ciudad de Najor. |
Allí hizo arrodillar a los camellos junto a la fuente, en las afueras de la ciudad. Era el atardecer, la hora en que las mujeres salen a buscar agua. |
Entonces dijo: "Señor, Dios de Abraham, dame hoy una señal favorable, y muéstrate bondadoso con mi patrón Abraham. |
Aún no había terminado de hablar, cuando Rebeca, la hija de Betuel - el cual era a su vez hijo de Milcá, la esposa de Najor, el hermano de Abraham - apareció con un cántaro sobre el hombro. |
Era una joven virgen, de aspecto muy hermoso, que nunca había tenido relaciones con ningún hombre. Ella bajó a la fuente, llenó su cántaro, y cuando se disponía a regresar, |
Después le preguntó: "¿De quién eres hija? ¿Y hay lugar en la casa de tu padre para que podamos pasar la noche?". |
Ella respondió: "Soy la hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor". |
Y añadió: "En nuestra casa hay paja y forraje en abundancia, y también hay sitio para pasar la noche". |
El hombre entró en la casa. En seguida desensillaron los camellos, les dieron agua y forraje, y trajeron agua para que él y sus acompañantes se lavaran los pies. |
Pero cuando le sirvieron de comer, el hombre dijo: "No voy a comer, si antes no expongo el asunto que traigo entre manos". "Habla", le respondió Labán. |
El continuó: "Yo soy servidor de Abraham. |
Ahora bien, mi patrón me hizo prestar un juramento diciendo: "No busques una esposa para mi hijo entre las hijas de los cananeos, en cuyo país resido. |
Ve, en cambio, a mi casa paterna, y busca entre mis familiares una esposa para mi hijo". |
Ellos dijeron: "Llamemos a la muchacha, y preguntémosle qué opina". |
Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: "¿Quieres irte con este hombre?". "Sí", respondió ella. |
Ellos despidieron a Rebeca y a su nodriza, lo mismo que al servidor y a sus acompañantes, |
Rebeca y sus sirvientas montaron en los camellos y siguieron al hombre. Este tomó consigo a Rebeca, y partió. |
Entretanto, Isaac había vuelto de las cercanías del pozo de Lajai Roí, porque estaba radicado en la región del Négueb. |
Al atardecer salió a caminar por el campo, y vio venir unos camellos. |
Cuando Rebeca vio a Isaac, bajó del camello |
y preguntó al servidor: "¿Quién es ese hombre que viene hacia nosotros por el campo?". "Es mi señor", respondió el servidor. Entonces ella tomó su velo y se cubrió. |
El servidor contó a Isaac todas las cosas que había hecho, |
y este hizo entrar a Rebeca en su carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así encontró un consuelo después de la muerte de su madre. |
Salmo 106(105),1-2.3-4a.4b-5.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno, |
porque es eterno su amor! |
¿Quién puede hablar de las proezas del Señor |
y proclamar todas sus alabanzas? |
¡Felices los que proceden con rectitud, |
los que practican la justicia en todo tiempo! |
Acuérdate de mi, Señor, |
por el amor que tienes a tu pueblo; |
para que vea la felicidad de tus elegidos, |
para que me alegre con la alegría de tu nación |
y me gloríe con el pueblo de tu herencia. |
Evangelio según San Mateo 9,9-13.
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. |
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. |
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". |
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. |
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Santa Catalina de Siena (1347-1380) |
¡Misericordia que das vida!
¡Oh misericordia eterna, que cubres las faltas de tus criaturas! No me asombra escuchar a los que salen del pecado mortal para volver a ti, que les hayas dicho: “Jamás me acordaré de tus ofensas”. |
¡Oh misericordia que procede de tu Divinidad, Padre eterno, que con poder gobiernas al mundo entero! En tu misericordia fuimos creados y en tu misericordia la sangre de tu Hijo nos ha recreado. Tu misericordia nos protege e hizo luchar a tu Hijo en el leño de la cruz, la vida luchó contra la muerte y la muerte contra la vida. Combate en el que la vida venció a la muerte del pecado, la muerte del pecado toma la vida corporal del Cordero inmaculado. ¿Quién permanece vencido? La muerte. ¿Quién la causó? Tu misericordia. |
Tu misericordia da la vida. Difunde la luz que hace conocer la clemencia para toda criatura, justos y pecadores. Tu misericordia brilla sobre los santos en las alturas del cielo y si miro la tierra, abunda tu misericordia. Mismo en las tinieblas del infierno alumbra tu misericordia, ya que no infliges a los damnificados toda la pena que merecerían. Tu misericordia suaviza la justicia. Por misericordia nos has lavado en la sangre, por misericordia has querido vivir con tus criaturas. (…) |
¡Misericordia, el corazón se inflama al pensar en ti! Donde sea que me vuelva, sólo encuentro misericordia. (EDD) |
Oración
Padre,
me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados.
Me acerco a ti con absoluta confianza
porque sé que tú prefieres la penitencia a la muerte del pecador (cfr. Ezequiel 33,11)
A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y misericordioso,
y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón
para desbordar la abundancia de tu misericordia.
"Cuando confesamos nuestros pecados, Dios, fiel y justo, nos los perdona" (1 Jn 1,9)
Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre
queriendo atraerme con lazos de un amor infinito.
Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.
Tu enseñanza es muy clara: para ser perdonados y poder entrar en el Reino de los cielos debemos tener un Corazón como el tuyo.
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