«No basta con encontrar y reconocer a Jesús, estamos llamados a darlo a conocer», dice Nnamdi Moneme
Muchos se alejan de la fe e incluso la abandonan tras asegurar que son incapaces de sentir la presencia de Dios... pero para eso es necesario saber ver y comprometerse con su fe.
Desde hace al menos 12 años, el misionero y Oblato de la Virgen María Nnamdi Moneme escribe en su blog Toquen his thirst sobre espiritualidad católica, discipulado y oración. Su último artículo rescata el episodio de la presentación de Jesús en el templo y su recepción por el anciano Simeón y la profetisa Ana, que reconocieron a Dios de inmediato en el niño. ¿Cómo pudieron ser los únicos en advertir su presencial?
Para el sacerdote misionero residente en Filipinas, la respuesta radica en que ambos “estaban plenamente comprometidos con Dios”. Una actitud que puede ser replicada hoy por los fieles a través de cinco actitudes que pueden ayudar a reconocer a Dios y su presencia en el día a día y proclamarlo al mundo, mostrando así “el poder del discipulado comprometido”.
1º Compromiso de servir
El sacerdote misionero remarca el compromiso pleno de Simeón como siervo de Dios, plasmado en sus palabras “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz”.
Según este compromiso, “Simeón no era el dueño de su vida, lo era Dios, y toda su vida fue de obediencia a la palabra de Dios. Nada le dio paz hasta que la palabra de Dios se cumplió. Tenía realmente un corazón de siervo”, remarca el sacerdote.
Admirado por el “corazón de siervo” de Simeón, el sacerdote remarca que también hoy es posible reconocer la presencia de Jesús como hizo el anciano “cuando nos sometemos a Él y a su autoridad en todos los ámbitos de nuestra vida”.
Por el contrario, “nos volvemos ciegos a la presencia de Dios cuando pretendemos ser los dueños absolutos de nuestro cuerpo, nuestro tiempo, nuestra sexualidad, nuestros recursos, nuestra salud, etc. Jesucristo debe ser verdaderamente el dueño de todos los aspectos de nuestra vida, y nosotros debemos someternos humildemente a Su señorío si vamos a reconocer Su presencia en nosotros”.
2º Compromiso de una vida santa
Simeón también se comprometió a una vida “agradable a Dios” e “inspirada por el Espíritu Santo”.
“Inspirados y sostenidos por el Espíritu Santo, cuanto más nos esforcemos por alcanzar la santidad, dependiendo totalmente de la gracia de Dios para lograrlo, más sentiremos su presencia y acción en nuestras vidas”, comenta el sacerdote.
Después agrega la forma de demostrar este compromiso con la santidad, “mediante la lucha incansable por erradicar el pecado y por nuestra negativa a dejarnos dominar por el egoísmo”.
“No podemos esperar sentir la presencia de Dios con nosotros si nos dejamos llevar por las muchas conductas y decisiones pecaminosas que vemos en nuestro mundo actual”, subraya.
3º Compromiso de rezar y adorar a Dios
Hablando de la profetisa Ana, el sacerdote remarca cómo “se entregó por entero a la oración y al culto, y ni la vejez ni la pérdida de su marido, nada le impidió rezar con perseverancia y sin pausa, de día y noche, en los buenos y en los malos momentos, fuese fructífera o no”.
Del mismo modo, invita a los fieles a imitar su ejemplo y comprometerse con su vida de oración.
“Tanto si obtenemos lo que pedimos como si no. Es muy triste saber que algunos católicos siguen asistiendo solo a misa online. Nos conformamos con misas por Internet, pero estamos físicamente presentes en cines y centros comerciales. ¿Cómo podemos sentir la presencia de Jesús si somos tan descuidados en nuestra vida de oración?”, plantea.
4º Compromiso con la búsqueda de Jesús
En cuarto lugar, llama a replicar el ejemplo de Simeón y Ana viviendo “la esperanzada expectativa de la aparición del Mesías” y siguiendo el llamado de Jesús, “buscad y hallaréis”.
Entre otras formas, propone buscar a Jesús en el tiempo diario de oración con su Palabra, búsqueda que “debe llevar a la recepción frecuente de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la penitencia. Lo buscamos en otras personas que conocemos, teniendo en cuenta que “cuanto hagamos a uno de los más pequeños, a Él se lo hacemos” (Mt 25,40). Lo buscamos en los acontecimientos y circunstancias diarias de nuestra vida. No podemos reconocer su presencia oculta con nosotros si no lo buscamos consciente y voluntariamente”.
5º Compromiso de anunciar a Cristo
Como último de los compromisos para reconocer la presencia de Dios en el día a día, Moneme recuerda como Simeón y Ana hablaron de inmediato de lo ocurrido tras encontrar a Jesús, relatando el Evangelio cómo Ana “hablaba del niño a quienes esperaban la redención de Jerusalén”.
La actitud de ambos muestra según el sacerdote que no basta con encontrarse con Jesús y reconocerlo, sino que los fieles están llamados a darlo a conocer a los demás a través de nuestras palabras, obras y oraciones: “Cuanto más dispuestos estemos a darlo a conocer a los demás, más fácilmente lo reconoceremos con nosotros. No podemos reconocer a Jesús cuando estamos más centrados en hablar de nosotros mismos o de causas mundanas”.
Devolver a Cristo su propio compromiso
Antes de concluir, el sacerdote llama a recordar el compromiso de Cristo con cada uno de los fieles. Un compromiso tan grande que "voluntariamente se hizo uno de nosotros para liberarnos del diablo y del poder de la muerte y siempre está dispuesto a ayudarnos en nuestras luchas presentes. En virtud de la encarnación continua, Jesús está comprometido para siempre con nosotros, y nunca nos abandonará. Nos muestra su compromiso perenne en cada misa. Comencemos hoy a comprometernos verdaderamente con Él para poder reconocerlo con nosotros y anunciarlo a los demás”, concluye.
ReL
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