Cuanto más veces lo practiques,
más feliz y tranquilo estarás
Rabia. Posiblemente la emoción más confusa que existe. Puede silenciar completamente nuestra voz racional, y es inevitable. Trátese de una pelea con un miembro de la familia, o una frustración por cómo está el mundo, todos tenemos que lidiar con la rabia en algún momento.
Si uno es cristiano, se puede ver ser tentado simplemente a reprimir la rabia por miedo de cometer un pecado. Sin embargo, de acuerdo con la ciencia, eso puede ser peligroso y, en realidad, existe una manera más eficaz y libre de culpa para lidiar con ella.
Si reprimir la rabia es suficiente, ¿por qué es peligroso? Pues porque uno de los principales problemas de reprimir cualquier emoción es que eso fortalece la emoción. Reprimir causa hiperactividad en la amígdala, una parte del cerebro fuertemente asociada a las emociones, y ese estrés diminuye nuestra capacidad de experimentar emociones positivas… pero no negativas. Por tanto, nuestra capacidad de sentir emociones como la rabia, el estrés y la depresión sigue fuerte, mientras que nuestra capacidad de sentir emociones positivas como alegría, placer y paz se debilita lentamente.
Pero reprimir emociones no solo es malo para ti; es malo para la persona contra la que estás enfadado. Los estudios muestran que reprimir tu propia rabia puede realmente aumentar el estrés experimentado por la persona con la que estás enfadado. Esto lleva a problemas de relación.
De acuerdo con el Handbook of Emotion Regulation, una publicación académica de teoría e investigación sobre expresar y reprimir emociones, “los individuos que normalmente usan la represión relatan que evitan relaciones íntimas y que tienen relaciones menos positivas con los demás; esto encaja con los testimonios de las personas que reprimen sus emociones, que dicen que tienen relación con personas con las que están menos próximos emocionalmente”.
Entonces, tenemos que desahogar nuestras emociones, ¿no? Tampoco es así. Los estudios muestran que desahogar la rabia causa un aumento de la emoción, en vez de resolverla.
¿Cual es la respuesta? La reevaluación.
La reevaluación es un método de distracción que reevalúa la situación considerando que no tenías toda la información. “No te quedaste frustrado a causa de los acontecimientos; lo que te deja frustrado son tus creencias”, dijo el conocido psicólogo e investigador de Columbia Albert Ellis. Cuando estás en medio de una discusión, es fácil asumir que la situación es sobre tu persona, pero desafiar esa creencia puede facilitar que surja tu rabia.
Por ejemplo, si alguien se enfada contigo, puedes elegir entre llevarlo al lado personal, o puedes optar por considerar que la otra persona está teniendo un mal día, o que ha recibido malas noticias, o que está lidiando con el estrés. Al “reevaluar” la situación, nuestro cerebro está distraído, concentrándose en un camino para sentir compasión y no en la propia rabia. Cuando hacemos eso, nuestra amígdala se calma y disminuye su actividad.
¿Recuerdas el daño que la represión causa al cerebro? Pues bien, ¡la reevaluación hace lo contrario! Este método aumenta nuestra capacidad de sentir emociones positivas y disminuye nuestra experiencia de emociones negativas, como la rabia y la irritabilidad. Eso significa que cuanto más frecuentemente practicamos esto, más felices y más tranquilos estaremos en general.
Así que, la próxima vez que te enfades o sientas rabia, ¡intenta reevaluar la situación!
Sophia Swinford, Aleteia
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