Este martes, 31 de junio, el Papa Francisco se dio cita con 60.000 monaguillos y servidores del altar llegados de toda Europa. Era la XII Peregrinación Internacional que organiza el "Coetus Internationalis Ministrantium"(minis-cim.net, CIM), organismo internacional que reúne a los diversos grupos nacionales y diocesanos que realizan esta tarea.
Los jóvenes formularon algunas preguntas que el Papa respondió con espontaneidad, señalando siempre una forma de vida: la imitación de Jesús mediante las Bienaventuranzas.
Lo que preocupa a los jóvenes
Le preguntaron por la forma de llevar la paz más allá del templo, y por la importancia de la contemplación eucarística, el descenso del número de jóvenes en las comunidades parroquiales y cómo responder a los que niegan a Dios y rechazan la religión.
Para responder a todo ello, Francisco animó a los jóvenes a "profundizar más en la vida de Jesús, a conocerlo de verdad y a seguir el programa que Él nos propone para caminar hacia la santidad”.
Es un camino que “no es fácil”, advirtió, sino que “es un esfuerzo”, no es "para los vagos”.
Conocer las obras de misericordia... y practicarlas
También animó a practicar el amor hacia Dios y el prójimo que se concreta en las obras de misericordia: “Me gustaría preguntarles si conocen las obras de misericordia” dijo Francisco, “estoy seguro que vuestros obispos os las han enseñado”. "Es importante conocerlas" explicó a los jóvenes monaguillos, ya que si no las conocen, "no podrán realizarlas".
Y siguiendo con las obras de misericordia, el Papa aseguró que "no es necesario ir a la universidad y hacer una licenciatura" para realizarlas, pues "todos" podemos hacerlas, "están a la mano de todos" subrayó.
El Pontífice concluyó lanzando una pregunta: "¿Qué puedo hacer hoy para satisfacer las necesidades de mi prójimo?". No importa si es un amigo o un extraño, un compatriota o un extranjero. "Créanme, -dijo Francisco- al hacerlo pueden llegar a ser verdaderamente santos, hombres y mujeres que transforman el mundo viviendo el amor de Cristo".
Tema central: buscar la paz
«Buscar y perseguir la paz» es el lema de este evento que dura hasta el 3 de agosto y que cuenta con la participación de jóvenes procedentes de países europeos como Alemania, Italia, Portugal, Suiza, Serbia, Ucrania, Francia, Bélgica, Croacia, Luxemburgo, Austria, Rumania, Eslovaquia, República Checa, Hungría y Polonia. También están presentes grupos de Estados Unidos y Antigua y Barbuda; un pequeño país americano situado en el mar del Caribe.
Francisco aprovechó la fiesta litúrgica de San Ignacio de Loyola, el español fundador de los jesuitas, para presentarlo como "un joven soldado que pensaba en su propia gloria, pero que en el momento justo fue atraído por la gloria de Dios y descubrió que sólo allí estaba el centro y el sentido de su vida".
Lo puso como ejemplo, e invitó a chicos y chicas a "caminar hacia la santidad", siempre buscando ser "constructores de Paz" y procurando "imitar a los santos, que son el Evangelio viviente, porque han podido traducir el mensaje de Cristo en sus vidas".
Por otra parte, el Pontífice recordó que el anhelo de santidad cristiano siempre va motivado por el deseo de "hacer todo para la gloria de Dios", tal y como indica San Pablo en su primera carta a los Corintios: «Hagan todo para la gloria de Dios. Sean imitadores míos así como yo soy imitador de Cristo» (1 Cor 10,31-11,1).
"Servir a la gloria de Dios en todo lo que hacemos es el criterio decisivo para nuestras acciones, la síntesis definitiva de lo que significa vivir la amistad con Jesús. Es la indicación que nos guía cuando no estamos seguros de qué es lo correcto. hacer; nos ayuda a reconocer la voz de Dios dentro de nosotros, que nos habla en la conciencia para que podamos discernir su voluntad", explicó Francisco recordando que la gloria de Dios "es la aguja de la brújula de nuestra conciencia".
"Depende de nuestra coherencia que reconozcan a Cristo"
Y teniendo en cuenta la dificultad que conlleva seguir el camino hacia la santidad, el Santo Padre recordó que "es una gran misión pero no imposible", ya que para ello contamos con el ejemplo de tantos santos que han "imitado a Jesús", esforzándose por llevar una vida coherente para "atestiguar en el día a día, el amor de Dios y la alegría de la fe para lograr la salvación de todos". "Depende de nuestra coherencia que nuestros hermanos reconozcan a Jesucristo: el único salvador y la esperanza del mundo", concluyó el Papa.
ReL
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