El Pontífice exhortó a las autoridades de Madagascar a luchar contra la pobreza,
la corrupción y la crisis socio-ambiental.
la corrupción y la crisis socio-ambiental.
“No puede haber un planteamiento ecológico real y un trabajo concreto de salvaguardar el medio ambiente sin la integración de una justicia social que otorgue el derecho al destino común de los bienes de la tierra para las generaciones actuales, así como las futuras“, expresó el papa Francisco en su primer discurso en Madagascar dirigido a las autoridades y los representantes de la sociedad civil este sábado 7 de septiembre de 2019.
En la capital del país, Antananarivo, en el Edificio de la Ceremonia, el Papa destacó la resistencia valiente y abnegada del pueblo malgache, a pesar de las “múltiples contrariedades y dificultades a las que se ha de enfrentar a diario”, un país, donde los católicos representan el 36 por ciento, y entre los veinte más pobres del mundo.
Asimismo, reconoció el valor de la cultura malgache: “el fihavanana, que evoca el espíritu de compartir, de ayuda mutua y de solidaridad”.
Después del discurso del Presidente de la República de Madagascar, Andry Rajoelina, de 45 años, Francisco pronunció su discurso en el que describió los males y los desafíos que enfrenta la nación: la pobreza, la corrupción y la crisis socio-ambiental.
Por eso, llamó a la “responsabilidad política”, especialmente al servicio de “los más vulnerables, y fomentar las condiciones para un desarrollo digno y justo”. Pues, argumentó, el desarrollo de una nación “no se reduce al simple crecimiento económico”, dijo citando a Pablo VI, el primer papa que visitó África.
Corrupción
A este respecto, el Papa alentó a luchar con “determinación contra todas las formas endémicas de corrupción y especulación que aumentan la disparidad social”.
De ahí, constató, “la necesidad de establecer todas las mediaciones estructurales que garanticen una mejor distribución de los ingresos y una promoción integral de todos los habitantes especialmente de los más pobres”.
La corrupción es un cáncer que carcome los recursos del Estado en Madagascar. Alrededor de 2000 millones euros del erario público se han perdido en los últimos años; empleados estatales, banqueros y empresarios extranjeros han sido detenidos por diversos delitos.
Crisis socio-ambiental
Para Francisco no se puede hablar de “desarrollo integral sin prestarle atención y cuidado a nuestra casa común”. Los pobres usan recursos como la leña para la supervivencia y se intensifican los incendios forestales, la caza furtiva, la tala desenfrenada de árboles de maderas preciosas. Una crisis socio – ambiental, destacó el Papa, que ha hecho desaparecer cerca de 200.000 hectáreas de foresta.
“Vuestra hermosa isla de Madagascar es rica en biodiversidad vegetal y animal, y semejante riqueza se encuentra particularmente en peligro por la deforestación excesiva en beneficio de unos pocos”, constató. “La biodiversidad vegetal y animal, está en peligro por el contrabando y las exportaciones ilegales”, denunció.
Pobreza
Es importante, manifestó, “crear empleos y actividades generadoras de ingresos, que preserven el medio ambiente y ayuden a las personas a salir de la pobreza”.
La mayoría de la población de Madagascar vive en extrema pobreza; cerca del 75 por ciento de la población vive con dos dólares al día y casi la mitad de los niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica, según el Banco Mundial.
El Papa insistió en la necesaria justicia social y el trabajo de “salvaguardar el medio ambiente”. En este camino “todos debemos comprometernos, también la comunidad internacional”.
Asimismo, advirtió del riesgo de la ayuda internacional que, a veces, se presenta como una cultura universal que menosprecia y suprime “el patrimonio cultural de cada pueblo”.
“La globalización económica, cuyos límites son cada vez más obvios, no debería generar una homogeneización cultural”. Francisco invitó a que el “propio pueblo” sea “artesano de su destino”.
Diálogo
Francisco reiteró el deseo de la Iglesia Católica para contribuir, en un diálogo permanente con los cristianos de otras confesiones y con todos los protagonistas de la sociedad civil.
La mayor parte de la población malgache, el 99,39%, es creyente. La religión más extendida es el cristianismo, con un 58,58% de personas que lo profesan.
Por último, invitó a “imitar la actitud de diálogo de la beata Victoria Rasoamanarivo, que Juan Pablo II beatificó durante su visita, treinta años atrás.
“Su testimonio de amor a su tierra y tradiciones, el servicio a los más pobres como signo de su fe en Jesucristo, nos muestra el camino que también estamos llamados a recorrer”.
Al final de la reunión, el Sucesor de Pedro se trasladó en automóvil al Monasterio de las Carmelitas Descalzas para recitar la Hora Media.
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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