Con motivo de la celebración de la memoria del Santísimo Nombre de María, el papa Francisco invitó a “todos a mirar a la Virgen y a dejarse inspirar por ella sentimientos cristianos, para vivir e imitar cada vez más a su Hijo, Jesús”.
Lo dijo este miércoles, 11 de septiembre, durante sus saludos, en idioma italiano, a los fieles y peregrinos presentes a la audiencia general en la Plaza de San Pedro y tras regresar, apenas la noche anterior, de su periplo por África: Mozambique, Madagascar y Mauricio (4-10 de septiembre)”.
Francisco rememoró que cada 12 de septiembre la Iglesia celebra uno de los nombres más dulces y poderoso de la cristiandad: el de la Virgen María y que el Evangelio de San Lucas (Lc. 1, 27) nombra para la veneración cristiana: “La virgen se llamaba María.”
Estas son algunas de las más importantes advocaciones en América Latina (Galería):
“El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra”, se lee en el libro “El secreto admirable del Santísimo Rosario”, de San Luis María de Montfort, sacerdote francés, canonizado en 1947.
Allí el santo cuenta que la Virgen, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro, se le apareció a Santa Matilde. Por lo tanto, recuerda la Iglesia a través de la oración mariana llama a honrar los Santos Nombres de Jesús y de la Virgen María.
El Santísimo Nombre de María determina la predestinación de María, estrella de la fe, como se le conoce en varios pueblos.
La tradición confirma que el Santísimo Nombre de María se encuentra en los cuatro Evangelios que narran la venida de Cristo al mundo. El Corán también la nombra 70 veces, además de la “sura” 19 para citar el anuncio que le hizo el arcángel Gabriel.
En el catecismo de la Iglesia (punto 487), el nombre de la Virgen María es evocado como semilla de fe (“Nació de la Virgen María”): “lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo”.
Existen también los nombres de algunas mujeres que prepararon la misión de María: Eva, Ana, Débora, Rut, Judit y Ester y muchas otras. Pero, el nombre de María brilla porque ella “sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen”. Finalmente, con ella, “se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación” (LG 55).
El nombre de María, muy común en el mundo judío (Myriam), es sin duda el más extendido entre los pueblos cristianos: también se le atribuye a los hombres como una adición: Carlos María, Jesús María, Juan María, etc.
El nombre de la Virgen es reconocido como glorioso porque, como el de Judith, es “tan exaltado que en boca de todos será siempre su alabanza”; santo, porque designa a la Mujer “llena de gracia” para concebir y dar a luz al Hijo de Dios.
El Papa y la Iglesia lo asocian a la actitud materna, ya que Jesús moribundo en la cruz nos ha dejado a su madre, su propia mamá, por lo que los fieles experimentan “la dulzura de su nombre”; providente, porque el pueblo cristiano “la invoca como madre, la mira como una estrella brillante en los peligros y la busca como un refugio seguro”.
Francisco también llama al Santísimo Nombre de María antes de iniciar cada viaje internacional, cuando visita al ícono bizantino de la Virgen y el Niño (Salus Populi Romani), que se encuentra en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, para que sea ella a acompañarlo “como madre, a decirme lo que tengo que hacer, a cuidar mis palabras, mis gestos, con la Virgen voy seguro”.
En más de una ocasión, el Papa ha invitado a los fieles a inspirarse en la madre de Jesús: “Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes”. (Santuario de Fátima 12 de mayo de 2017).
Así ha rezado el Papa para acercarnos más a María
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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