La pornografía produce un cambio emocional en quienes la consumen. Pueden comportarse de manera egoísta y con desinterés en las interacciones sociales. Algunos se sienten sucios y desean no caer (como la mayoría), sin embargo rechazarla se hace cada vez más complicado, porque estando dentro del ciclo de dependencia todo se torna difícil.
Los adolescentes son los más propensos a caer en este vicio. Acuden a la pornografía «por curiosidad», sus circuitos neuronales están en desarrollo y tienen mayor facilidad para aprender y recordar. Muchos de ellos no han llegado a la madurez total y este consumo produce una distorsión de su realidad.
La pornografía les hace creer que tener relaciones sexuales se basa solo en el placer, sin la influencia de los afectos o de la entrega que implica este acto. Esto puede producir algún desorden en la salud sexual y es allí donde aparecen los estereotipos, diferenciación de sexos, creyendo que el hombre es quien domina y la mujer quien debe dejarse dominar. Como si se tratara de objetos o de un acto sin significado.
En los matrimonios, la pornografía llega para destruir. Se pierde la confianza, la comunicación y el afecto sexual. Sin importar si es el hombre o la mujer quien la consume, el otro se sentirá traicionado. Reina el desinterés y la indiferencia.
Veamos algunos puntos importantes sobre este tema:
1. ¿Qué es el ciclo de dependencia?
Este ciclo interviene en la relación del individuo que consume y Dios. Oscar Tokumura, en su libro titulado «Pornografía online» (2015), cita a Patrick Carnes, un autor cristiano, quien es pionero en temas de adicción sexual y relata sobre cuatro ciclos que influyen de forma catastrófica en la vida de un individuo con dependencia a esta nueva droga, siendo dichos ciclos los siguientes:
— Preocupación: este ciclo es donde el sujeto se encuentra absorbido por la adicción, similar al proceso de seducción donde los participantes sienten la simpatía recíproca y están en la firme búsqueda de nuevas experiencias. Lo que sucede con la pornografía es que el individuo se empieza a intoxicar con todo lo prohibido, ilícito e inusual.
— Protocolo o Ritual: es conocido como el camino para llegar al consumo que muchas veces se repite de forma innata, como por ejemplo: cuando el adolescente enciende el ordenador o móvil y se encuentra solo en la habitación hasta altas horas de la noche y accede a diferentes páginas que le facilitan el ingreso al mundo de la pornografía.
— Comportamiento compulsivo: el individuo ha perdido el control. Todo el tiempo su mente se encuentra elaborando planes para adquirir nuevas experiencias, se pone objetivos para evitar caer, pero todos se convierten en fracaso. Intenta crear otros planes para prevenir el consumo de pornografía, pero vuelve a fallar.
— Desesperanza: se considera como la fase del fracaso o decaimiento de este ciclo. El sujeto lo ha palpado varias veces y cree que es incapaz de controlarse llegando a decepcionarse de sí mismo completamente. Esto representa la puerta a la desesperanza, a la ilusión perdida de que nunca cambiará.
Se eleva la autocompasión, —porque destaca—, que un gran número de adictos a la pornografía presentan sentimientos suicidas, compulsivos y sobre todo, sentimiento de vergüenza. Se hace urgente entender qué efectos pretenden buscar los adolescentes con el consumo de la pornografía.
2. ¿Puedo tener una relación con Dios si he consumido pornografía?
La respuesta es sí. Dios siempre busca el encuentro con la humanidad, somos nosotros quienes nos olvidamos de Él. Pero Él siempre espera, siempre está dispuesto a escucharnos y a socorrernos.
Hace unos días terminé un curso online dictado por dos teólogos. Explicaban que algunas de las barreras que no nos dejan tener una relación con Dios a través de la oración, son los problemas relacionados con la pureza, los resentimientos, etc.
El resentimiento es una destrucción psíquica que envenena el alma de todo individuo y no lo deja alcanzar su felicidad. Es necesario perdonarse a uno mismo por las acciones realizadas en el pasado, no preocuparse por el futuro, sino más bien ocuparnos del presente.
Las personas que han caído en pornografía o masturbación pueden cambiar (te recomiendo esta conferencia si estás interesado en abandonar esta adicción), pero necesitan tener disposición, voluntad y arrepentimiento.
Voluntad, para evitar toda clase de tentación. Bloquea el acceso a estas páginas en tus dispositivos electrónicos para evitar observar imágenes o vídeos que afectan tu pureza. Evita acudir a ciertos eventos donde existen actividades y personas que no le aportan nada positivo a tu vida o que te alienten a caer en la lujuria.
3. ¿Qué puedo hacer para ocupar mi mente en otras cosas?
Establecer una relación Dios es clave. Hazlo mediante los sacramentos, acude a la Eucaristía, comulga, ora y busca la confesión. Es importante mencionar que existen diversos tipos de oración, la más común es aquella donde puedes dirigirte a Dios por medio de un Avemaría o un Padrenuestro para que te ayuden a evitar las tentaciones.
La oración de meditación se puede realizar con ayuda de un libro o al estar delante del sagrario. Cuéntale a Jesús tus alegrías, penas, logros, fracasos, así como lo harías con tus padres o tus amigos de confianza.
Por último está la oración contemplativa, a veces no encontramos las palabras para dirigirnos a Dios, pero en estos silencios también lo podemos encontrar a Él. El hecho de estar frente al sagrario y acompañarle ya es una oración.
También se pueden memorizar algunos salmos, hacer lectura espiritual e incluirse como un personaje más, esto ayuda a despejar y purificar la mente. Añadirse como el personaje de la adúltera o la mujer del Pozo de Sicar (Puesto que se representa a una persona que tiene arrepentimiento y necesita sanación) son algunos ejemplos.
Realizar deporte para despejar la mente de pensamientos tóxicos también puede ser de mucha ayuda, los ejercicios físicos producen agotamiento y esto puede ayudarte a evitar la masturbación.
Desde el punto de vista psicológico es aconsejable trabajar en un proyecto de vida. En fortalecer nuestra inteligencia emocional y en pensar que hay otros proyectos que pueden impulsarnos a ser mejores. Los puntos que menciono a continuación fueron compartidos en el curso que indiqué anteriormente y pueden ser de gran ayuda para que los tengamos en cuenta.
— Autoconocimiento: conócete a ti mismo, tus debilidades, falencias y fortalezas. Si eres débil ante la pornografía, piensa en qué eres fuerte, qué te hace feliz y pleno.
— Autoregulación: piensa antes de actuar. Recuerda cómo te hace sentir la masturbación o la pornografía luego de que la consumes. ¿Vergüenza, rabia, soledad?
— Automotivación: ten resiliencia, capacidad de superar las situaciones drásticas. Eres valioso, cada parte de ti vale, eres amado por Dios e importante para otras personas. No permitas que la pornografía te defina.
— Empatía: comprende las situaciones de los demás. No estás solo, otros sufren como tú y a otros también les cuesta entender tu dolor.
— Habilidad Social: entender nuestras emociones y las de los demás. Piensa en que esta adicción puede alejarte de los que más quieres. Esfuérzate por compartir tiempo con otros y en prestar especial atención a las emociones que te generan estos espacios.
Pregúntate a ti mismo: ¿Quién soy?, ¿quién quiero ser?, ¿qué deseo mejorar?, ¿cómo me veo dentro de unos años?
María Vanessa Triviño/Catholic-Link
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