Buscar la paz exige “un trabajo arduo, constante y sin tregua”, que “como una flor frágil, trata de florecer entre las piedras de la violencia”, dijo el papa Francisco en su primer discurso en Mozambique ante el presidente, Filipe Jacinto Nyusi y las autoridades de la sociedad civil del país, este jueves 5 de septiembre de 2019 en el Palacio “Ponta Vermelha”.
Por tanto, “reclama seguir diciendo con determinación, pero sin fanatismos; con valentía, pero sin exaltación; con tenacidad, pero inteligentemente: no a la violencia que destruye, sí a la paz y a la reconciliación”, expresó.
En portugués, el Papa reiteró su alegría de visitar un país bendecido por su “belleza natural” y “riqueza cultural”, en un momento especial para el pueblo “mozambiqueño” que abre sus puertas “para alimentar un renovado futuro de paz y reconciliación”.
El Papa mencionó con “reconocimiento” el esfuerzo que desde hace décadas lleva adelante el país para que “la paz se vuelva la norma, y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos”.
Asimismo, se presentó como peregrino de paz ante la anhelada consolidación del histórico acuerdo de paz, firmado hace aproximadamente un mes, en Sierra de la Gorongosa, con el que se busca poner fin a más de 40 años de conflicto armado en la antigua ex colonia portuguesa de África oriental.
El Papa auguró un “cese definitivo de las hostilidades militares entre los hermanos mozambiqueños”. Y remarcó como “un hito, que agradecemos y esperamos decisivo, realizado por personas valientes en el camino de la paz que inició con el Acuerdo General de 1992 en Roma”.
Se trata del segundo Pontífice que visita Mozambique luego de la visita pastoral del Papa Juan Pablo II en 1988.
Por eso, rememoró las palabras de su predecesor polaco que evocan el “sufrimiento, el luto y el desconsuelo”, de la guerra fratricida en Mozambique. Sin embargo, “no habéis dejado que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra”.
El llamado del papa santo fue perentorio y prosigue hasta hoy: “¡No a la violencia y sí a la paz!”.
Las armas de la paz
En el contexto de las palabras del Papa, el pasado de la sangrienta guerra civil en Mozambique ha dejado alrededor de un millón de muertos. Así, el Papa destacó el compromiso “por una cultura de paz” que “requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada”.
Por eso, instó a un camino que propicie la cultura del encuentro y pueda impregnarlo todo: “reconocer al otro, estrechar lazos, tender puentes”.
En este sentido, sostuvo , “es imprescindible mantener viva la memoria” y evitar “intereses sectoriales, corporativos, o partidarios de manera tal que las riquezas” de la nación “sean puestas al servicio de todos, especialmente de los más pobres”.
“¡Que no cesen los esfuerzos hasta que deje de haber niños y adolescentes sin educación, familias sin techo, operarios sin trabajo, campesinos sin tierra; bases de un futuro de esperanza porque es futuro de dignidad! Estas son las armas de la paz”.
El cuidado de la casa común
“La paz nos invita también a mirar nuestra casa común. En este sentido, Mozambique es una nación bendecida, que estáis invitados especialmente a cuidar”.
Insistió, en la defensa de la tierra, que “es también la defensa de la vida que reclama una especial atención cuando se constata una tendencia a la expoliación y al despojo guiados por un afán acumulativo que, en general, ni siquiera es de personas que habitan estas tierras, y no está motivado por el bien común de vuestro pueblo”.
“Una cultura de paz implica un desarrollo productivo, sustentable e inclusivo, donde cada mozambiqueño pueda sentir que este país es suyo y en el cual puede establecer relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y con todo lo que lo rodea”, agregó.
Víctimas de los ciclones
Por otro lado, las primeras palabras del Papa “de cercanía y solidaridad” fueron dirigidas a “todos los que padecieron recientemente los ciclones Idai y Kenneth, cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias”. Exhortó a la reconstrucción y a la atención especial de los damnificados.
“Lamentablemente, no podré llegar personalmente hasta ustedes, pero quiero que sepan que comparto su angustia, dolor y también el compromiso de la comunidad católica para enfrentar una situación tan dura”.
“En medio de la catástrofe y la desolación pido a la Providencia que no falte la solicitud de todos los actores civiles y sociales que, poniendo la persona en el centro, sean capaces de promover la necesaria reconstrucción”.
Apenas, ayer, durante el vuelo papal que lo traía a Maputo, Francisco también recordó y pidió oraciones por las víctimas en Bahamas.
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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