El obispo del Callao, José Luis del Palacio, invita a vivir el confinamiento como una oportunidad de cambiar de vida y dar una vuelta a nuestra relación con Dios.
José Luis del Palacio, español misionero en Perú, es desde 2012 obispo del Callao (Perú), y afronta el confinamiento por el coronavirus como una oportunidad para abandonar una vida que "estábamos viviendo de espaldas a Dios", "cayendo en el pecado" y "endureciendo nuestro corazón con el amor al dinero". Así lo expresó en una entrevista publicada en el diario Expreso de Lima (Perú):
-¿Cómo deben tomar los cristianos en nuestro país esta Semana Santa, teniendo en cuenta la pandemia que viene diezmando al mundo?
-La Semana Santa es una preparación para la fiesta más importante para los cristianos, la Pascua, pasar de la muerte a la vida y de la esclavitud al gozo. La vida que vivíamos no era vida, era estresante, llena de consumismo, egoísmo y destrucción de la familia, estábamos viviendo de espaldas a Dios. El Covid-19 nos está invitando a despojarnos del hombre viejo, esclavo de nosotros mismos, que nos lleva a la muerte, y saltar al hombre nuevo que nos trae Jesucristo resucitado. En el cambio epocal que estamos viviendo Dios nos invita a un cambio de vida.
-¿Con los templos cerrados el Jueves y Viernes Santo, ha cambiado en algo el significado de la muerte de Jesús?
-Estamos recuperando el modelo de Iglesia que nos trajo Jesucristo: la Iglesia doméstica, que el pueblo judío vivió en el Éxodo y que vive en el Sabbat. La familia es la mejor universidad y ministerio público, la estábamos destruyendo con el aborto, la eutanasia y la ideología de género. Los padres de familia son los primeros catequistas para sus hijos, son quienes transmiten la fe y los valores que nuestra sociedad necesita. El significado de la muerte de Jesús no ha cambiado, significa morir a nuestro ego, nuestra vida burguesa e instalada, y nos ofrece gratis el poder vivir para el otro.
-La Iglesia siempre ha sido el soporte para la población, ¿qué aconseja ante esta difícil situación?
-Aconsejo cambiar de vida: celebrar en familia, como nos aconseja el Papa, las liturgias de esta Semana Santa, para que se dé en nosotros el perdón y la misericordia; y celebrarlo de forma virtual como lo están haciendo los párrocos del Callao y como estoy haciendo yo: rezando con los Salmos, que es la oración de Jesús. Rezamos a las 12:45 la Hora Intermedia y a las 19:00 las Vísperas y la Eucaristía, proponemos los valores que nos da Jesús en los Evangelios.
-¿Cree que estas circunstancias, y la difícil situación económica y de salud que atraviesa el mundo, ponga en riesgo el amor a Dios?
-No. Nos va invitar a lo que es Dios: relación, encuentro con el hombre. Dios dice: Escucha Israel, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo; haz esto y vivirás (Cf. Lc 10, 27-28). Pero hoy no nos escuchamos, estábamos cayendo en el pecado, endureciendo nuestro corazón con el amor al dinero. Dios en el Éxodo envió plagas para que el pueblo se convirtiera, para que volviera los ojos y el corazón a Dios. Dios no quiere la muerte del pecador, nos ofrece la vida. Este Ángel de la Muerte, la plaga del Coronavirus, es para volver a la Vida. Es para hacer Pascua, saltar de las tinieblas a la luz. Es lo que ofrece la Iglesia gratis: la fe, que da la Vida Eterna. Esta situación más que poner en riesgo el amor a Dios nos viene como un don para recuperar la relación con Él, que ya habíamos perdido, porque Dios es una persona real, que quiere hablar con nosotros y que le escuchemos. Por ejemplo, ante la impotencia de dialogar que constatamos en estos días en familia, muchos querrán separarse, tenemos que recurrir a la fuente de la vida, que es Dios. Esta situación crea comunión y hermandad, por eso la campaña de Cáritas Callao Denle ustedes de comer significa que ante la escasez de trabajo y de medios sanitarios que vamos a tener, ser cristiano es amar a Dios y al prójimo como a ti mismo: compartir. Pueden hacernos llegar sus donaciones a:
Scotiabank 000-8142475, CCI: 009-100-000008142475-96
BCP 191-2242489-0-02, CCI: 002-19100224248900-25-2
-Hemos visto al Papa brindando misas en solitario en la Plaza de San Pedro, y ofreciendo misas transmitidas por redes sociales. ¿Cree que la Iglesia se adapte a los retos que exige la realidad?
-La Iglesia se adapta a todos los tiempos y hace nuevo todo: por ejemplo en las redes sociales me están siguiendo 16.000 o 18.000 cada día, y de esta manera estamos recuperando el edificio fundamental, que es caminar juntos (sinodalmente) en familia. Saldremos más confortados, siendo una Iglesia más viva, más auténtica y verdadera
-¿Cree que la desesperación que se ha apoderado de la población, debido al Covid-19, los acerque o aleje de Dios?
-Las redes sociales nos ponen de manifiesto que el hombre es un ser gregario, que necesita del otro, de la familia, de la vida en común. Nos ayuda a ver y vivir la fe sobre la tierra, nos alienta a tener certezas y garantías. Esto alimenta la esperanza. El Covid-19 nos llama a la conversión frente a los tres escrutinios fundamentales que tiene el hombre: el sufrimiento, la vejez y la muerte física, que nos hacen constatar nuestra debilidad y nos hace preguntarnos de dónde venimos (de Dios) y a dónde vamos (retornamos a Él).
-Para usted ¿qué deben esperar los peruanos en este Domingo de Resurrección?
-Recuperar el patrimonio histórico más importante que tiene el Perú: la familia. Que este Triduo Pascual nos ayude a vivir la vida como una fiesta. San Agustín dice que el que ora y canta, reza dos veces. Sugiero rezar, cantar y bailar para dar gracias a Dios por el amor que nos tiene, porque Dios está con nosotros para resucitar nuestra vida y, todo aquel que lo invoque, al toque, experimentará la salvación (Cf. Hch 2, 21). Sé valiente y dialoga con Él que quiere relacionarse contigo en medio de nuestro ser pecador. Todo aquel que piense que su vida no tiene sentido, o se encuentra muerto existencialmente porque no sabe a dónde va, o es esclavo de la droga, del sexo, del alcohol, o está corrompido; Jesucristo nos regala el poder nacer de lo alto. Pregunta Nicodemo a Jesús en el evangelio de San Juan: ¿Un hombre viejo puede volver a nacer? (Cf. Jn 3, 4) Sí, retorna a la Iglesia, haz la prueba, ven y lo verás (Jn 1, 46).
Entrevista de ReL a monseñor Palacio el pasado mes de febrero
ReL
Vea también La Hora del Laico - Una LLamada a dar Testimonio
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