|
| Mateo 16, 13-19 | | Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia |
| |
|
| | San Pedro, pintado por Pieter Paul Rubens (1577-1640), pintado en 1610, óleo sobre lienzo © Christian Art | En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. |
|
|
Comentario
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18)
…………Pedro debía ser depositario de las llaves de la Iglesia o, mejor dicho, de las llaves del cielo y se le confiaría un numeroso pueblo. ¿Qué le dice el Señor? “Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 16,19). Ya que Pedro tenía un carácter un poco abrupto, si no hubiera cometido pecado, ¿qué perdón los discípulos hubieran recibido de su parte? Por esta razón, la gracia divina lo ha dejado caer en falta, para que su propia prueba lo hiciera benévolo hacia los otros. |
¿Ves cómo Dios puede dejar caer alguien en el pecado? Ese Pedro, el corifeo de los apóstoles, el fundamento inquebrantable. Ese Pedro que había dicho a Cristo “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mt 26,35). Pedro que por revelación divina había confesado la verdad: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16). (…) |
Cómo fue dicho, Dios así dispuso y permitió que Pedro pecara porque tenía en vista confiarle un numeroso pueblo y temía que su rudeza, junto con su impecabilidad, lo rindieran sin piedad hacia sus propios hermanos. Sucumbió al pecado para que al recuerdo de su propia falta y de la bondad del Señor, pudiera testimoniar delante de otros de una gracia de filantropía, según el designio divino concebido por Dios. La caída fue permitida en quien se vería confiar la Iglesia, la columna de las Iglesias, la puerta de la fe. La caída fue permitida a Pedro, doctor del universo, para que el perdón permaneciera fundamento del amor a lo otros. (EDD) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario