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| | | Marcos 1, 40-45 | | No digas nada a nadie |
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| |  | Jesús cura al leproso, pintado por Ann Lukesh, pintado en 2014, óleo sobre lienzo © Ann Lukesh Artist | En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: Sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio. Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: “No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”. Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes. |
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Comentario
«Cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones»
| Levanté los brazos al cielo, hacia la gracia del Señor. |
| Echó mis cadenas lejos de mí. |
| Mi protector me levantó conforme a su gracia y su salvación. |
| Me despojé de la oscuridad y me revestí de la luz; |
| mis miembros no experimentaron ningún sufrimiento, |
| ni angustia, ni dolor. |
| El pensamiento del Señor me socorrió; |
| su luz me exaltó; |
| caminé en su presencia; |
| me acercaré a él alabándolo y glorificándolo. |
| Mi corazón se desbordó, invadió toda mi boca, |
| saltó hasta mis labios. |
| El gozo del Señor y su alabanza despejan mi rostro. |
| ¡Aleluya! |
| ¡Me escapé de mis cadenas y huí hasta ti, Dios mío! |
| Tú has sido mi derecha, mi salvación, mi ayuda. |
| Tú has detenido a los que se levantaban contra mí |
| y han desaparecido. |
| Tu rostro estaba conmigo y tu gracia me salvaba. |
| Era despreciado y rechazado a los ojos de la multitud. |
| Pero tú me has dado fuerza y ayuda. |
| Has colocado la luz a mi derecha y a mi izquierda. |
| ¡Que en mí todo sea luz! |
| Me he revestido con la vestidura de tu Espíritu, |
| has quitado de mí los vestidos de piel (Gn 3,21). |
| Tu derecha me ha levantado y ha echado lejos de mí |
| mi enfermedad. |
| Tu verdad me ha robustecido y tu justicia me ha santificado. |
| He sido justificado por tu amor tan suave, |
| y tu descanso es para mí por los siglos de los siglos. |
| ¡Aleluya! (EDD) |
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