La fiesta de la Virgen de Lourdes puede ser considerada la devoción popular por excelencia en uno de los países más laicos de América Latina
Hacer el recorrido con las mascarillas fue un poco incómodo, pero se logró realizar igual. Es que, a pesar de la pandemia del coronavirus, hay ciertas actividades que llenan el alma, hacen comunidad y ayudan a permanecer en oración.
En este caso, tal contó a Aleteia el sacerdote Marcelo Marciano, la peregrinación anual alSantuario Nacional de la Gruta de Lourdesubicado en Montevideo, Uruguay, que se sale desde la parroquia María Reina de la Paz, también se pudo hacer realidad.
Según el propio Marciano, fueron 10 kilómetros que se hicieronrezando, cantando. Una vez en el lugar la celebración de la misa. Pero una jornada marcada también por el respeto de los protocolos sanitarios vigentes.
“Hemos llevado nuestras intenciones, las de tantas personas que nos han pedido que recemos por ellos y las de nuestra comunidad. Una comunidad comprometida en el cuidado y la oración por los enfermos. Tenemos 3 sanatorios en la jurisdicción parroquial. Y más de 10 casas de salud”, dijo Marciano, un cura muy activo en redes sociales, además de cercano a los jóvenes y famoso por su devoción a la Virgen.
Del tronco de un árbol a “Santuario Nacional”
Lo acontecido con Marciano y su comunidad es tan solo un simple ejemplo de lo que representa este santuario dedicado a la Virgen de Lourdes en uno de los países más laicos de América Latina.
Cada año son miles los peregrinos que se aproximan a este sitio ubicado en Avenida Instrucciones 2223, una historia que comenzó en noviembre de 1940 con la llegada de los padres dehonianos (Sagrado Corazón de Jesús).
Gracias a ellos, por aquel entonces, también comenzó a extenderse una devoción a una pequeña imagen de la Virgen de Lourdes (reseña histórica publicada en Iglesia de Uruguay, ver aquí) que había sido colocada por escolares sobre un tronco de eucalipto.
Desde ese lugar, lejos de imaginar lo que sucedería años después, todos los días rezaban por “tener una linda escuela y una gran Gruta”. Con el paso del tiempo y la llegada al lugar del padre Antonio Klomp fue posible vislumbrar el propósito de construir una “gran Gruta”. En tal caso, un espacio que representaría la fiel reproducción de la Gruta de Lourdes en Francia.
Poco tiempo después, un 11 de febrero, fue colocada la primera piedra de la nueva Gruta. El encargado de hacerlo fue el arzobispo de Montevideo de aquel entonces, y primer cardenal de Uruguay, monseñor Antonio María Barbieri. Un año más tarde, junto a una solemne procesión, fue bendecida la estatua de la Virgen que iría a la Gruta. Finalmente, el 11 de febrero de 1958, los obispos la declararon “Santuario Nacional”. Esto a 100 años de la primera aparición de la Virgen en Lourdes,
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¿Qué hay en la Gruta hoy?
A lo largo de los años la Gruta y sus alrededores se fueron embelleciendo. Así pues, el peregrino antes de llegar a venerar a la Virgen puede realizar un recorrido, a la entrada, por una iglesia. Posteriormente una santería. Luego, una reconstrucción del Vía Crucis, espacio donde es posible vislumbrar una imagen de Jesús en la cruz. En este caso con la particularidad de los pies “gastados” de tanta veneración. También el Santo Sepulcro, todos sitios rodeados de espacios verdes.
Un poco más adelante, la imagen de Santa Bernardita, la niña protagonista de las apariciones en Francia. Luego, ya es posible llegar a la Gruta y ver también otros sitios como una capilla y una zona con agua bendita.
“Baldazo” al laicismo en Uruguay
“Si bien nuestro país es uno de los países más laicos de América Latina podemos ver que hay una gran devoción mariana. Cada 11 de febrero se ve y se vive esta piedad popular en algunas parroquias de Montevideo que venerar a la Virgen de Lourdes, pero particularmente en la misma Gruta de Lourdes”, recordó Marciano a Aleteia.
En Uruguay, un país que ya cumplió más de 100 de separación entre Iglesia y Estado (donde el proceso secularización ha dejado una huella enorme), muchas veces el concepto de laicidad ha dado lugar al laicismo.
En ese sentido, en múltiples ocasiones se ha hecho (y se hace) latente un “posicionamiento contrario a la presencia o expresión de lo religioso en la esfera pública”, tal cual mencionan Néstor Da Costa y Mónica Maronna en el libro «100 años de Laicidad en Uruguay» (Planeta, 2019).
Pero en Lourdes se puede apreciar otra cosa, nada más ni nada menos la fe de un público ávido de necesidades espirituales. La fe queda notoriamente al descubierto.
“Son miles las personas que llegan a la Gruta para asistir a misa, rezar el rosario, confesarse, a que se rece por su salud y llevarse el agua bendecida. Cada 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, es uno de los días del año donde la piedad popular mariana se ve claramente en el pueblo uruguayo”, prosiguió Marciano.
El propio cardenal uruguayo, Daniel Sturla, en su libro «¿Santa o de Turismo? Calendario y Secularización en el Uruguay», trabajo publicado en Montevideo en 2010, reconoce, sin ánimo de confundirse, la ferviente devoción popular que despierta cada 11 de febrero. Esto a pesar de que las solemnidades marianas en el calendario uruguayo suelen ser otras, como la Inmaculada, Virgen de los Treinta y Tres, entre otras.
Todo esto a pesar de los intentos de intervención en el calendario oficial de Uruguay en el que se ha buscado cambiarlo radicalmente. Por ejemplo, tratando de eliminar “gradualmente” la semana de siete días, eliminar el descanso dominical. No obstante, a pesar de que el calendario oficial establece que el 25 de diciembre es el «Día de la Familia», Navidad sigue siendo Navidad en Uruguay, algo que permanece en el lenguaje común.
Por ende, se podría concluir que algo similar acontece con esta fiesta mariana del 11 de febrero, verdadero “baldazo” de agua fría al laicismo en Uruguay.
Volver la mirada a los que sufren
Pero la Virgen de Lourdes y la fe de la gente sigue intacta en Uruguay, a pesar de todos los procesos y luchas históricas. Así lo demuestran estas manifestaciones populares. En este caso, con acento en los que más sufren.
“Lourdes es un lugar donde se reza particularmente por los enfermos. Nosotros sabemos que muchas personas son devotas de la Virgen y van a visitarla para pedirle favores y para agradecer, pero en este santuario particularmente hay una mirada hacia las personas que están enfermas”, estableció Marciano.
En este tiempo tan especial, de pandemia del coronavirus, pero con la expectativa del triunfo con las vacunas, la esperanza también se traduce en volver los ojos a la Virgen. A ella hoy se le pide por los que sufren la pandemia.
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