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jueves, 25 de febrero de 2021

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Mateo 7, 7-12 ¿Hay algún hombre entre vosotros que entregue a su hijo una piedra cuando le pida pan?
 
 

La Grande Table, Pintado por René Magritte (1898-1967), Pintado en 1965, Gouache sobre papel
© Sotheby's London, 24 de junio de 2009, vendido por 553.000 £

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.

¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”.

Comentario

Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Diálogos (Le dialogue, nº 107, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org


¡Llama a la puerta de mi Hijo con un santo deseo!

[Santa Catalina escuchó a Dios decirle:] Créeme, no desprecio el deseo de mis servidores. Doy a quien me pide y los invito a todos a pedir. Realmente no me agrada cuando no llaman a la puerta de la Sabiduría de mi Hijo Único, siguiendo su doctrina.
Seguir su doctrina es cómo llamar a la puerta, gritando hacia mí, el Padre eterno, con la voz del santo deseo y humildes e incesantes oraciones. Soy yo el Padre que les da el pan de la gracia por la puerta de la suave Verdad. A veces, para probar sus deseos y perseverancia, hago como si no los escuchara. Pero los escucho bien y doy a su espíritu lo que necesita. Les doy el hambre y la sed por la que gritan hacia mí. Para satisfacer sus deseos, cuando son ordenados y dirigidos hacia Mí, quiero únicamente probar su constancia. Deben llamar cómo los invita mi Verdad cuando dice: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá” (Mt 7,7; Lc 11,9).
Yo te digo: ¡No quiero que dejes debilitar tu deseo ni que ceses de implorar mi socorro! ¡No bajes tu voz! ¡Grita, grita hacia mí para que haga misericordia al mundo! ¡Llama sin interrupción a la puerta de mi Verdad, mi Hijo, siguiendo sus huellas! (EDD)





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