Del invierno demográfico a la primavera de los niños y de las niñas. El papa Francisco alerta: la soledad se ha convertido en un "gran negocio"
En la Biblia tener hijos es una bendición de Dios: Ver las historias sobre Ana (1 Samuel 1, 1-20), Sara (Génesis 18, 9-14) y Raquel (Génesis 29,31; 30, 19-24) ¡Los niños son un regalo de Dios! (Salmo 113, 5-9). Sin embargo, en la sociedad actual pasa al revés.
Precisamente, el papa Francisco denunció, recientemente, que las mujeres embarazadas corren el riesgo de ser despedidas de sus puestos de trabajo, esclavizadas y marginadas laboralmente. Desde Matera, el domingo pasado, en la conclusión del Congreso Eucarístico Nacional, Francisco elevó una oración a la Virgen María por más nacimientos en Italia y, en general, en Europa.
Un llamamiento lanzado varias veces ante los alarmantes datos de natalidad y envejecimiento en el Viejo Continente y no solo; un clamor por la realidad del llamado «invierno demográfico».
Según datos internacionales, la tasa de fecundidad de todos los países europeos está hoy en día muy por debajo de la necesaria para garantizar el reemplazo de la población a largo plazo (la media es de 2,1 niños por mujer) y, en la mayoría de los casos, este fenómeno lleva ocurriendo varias décadas. En el mundo, se espera que el nivel mundial de fecundidad pase de 2,5 niños por mujer en 2019 a 2,2 en 2050.
En este contexto, el Papa invita a tomar seriamente el tema de las cunas vacías: «Más nacimientos, más niños». Lo dijo en forma de plegaria durante el último rezo mariano del Ángelus, tras la celebración de la misa, en Matera y que concluyó el 27º Congreso Eucarístico Nacional.
«Hambre de felicidad»
Un día antes, en Asís, el Papa había repetido ante mil jóvenes economistas, emprendedores, creadores de cambio, que transformar la economía en una fuente de vida pasaba por poner en el centro la familia, la mujer que se prepara a ser madre y a los jóvenes que son el «presente».
Y los jóvenes de «Economía de Francisco» firmaron un pacto con el Papa en el que se propone trabajar por una «una economía al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa con cada mujer, hombre, niño, anciano y especialmente con los más frágiles y vulnerables».
Trabajo digno para papá y mamá
Asimismo, el Papa señaló que en nuestro mundo hay «hambre de felicidad». E instó a cambiar la economía que «mata» por una donde los niños y las niñas puedan nacer, y puedan vivir en un planeta habitable; y donde sus padres, con un trabajo digno, también tengan espacio para «perder tiempo con ellos».
«Sin un trabajo digno y bien remunerado, los jóvenes no se convierten realmente en adultos» (24.09.2022); y, parafraseando al Papa, tampoco en padres y madres responsables.
El vacío de las relaciones
Por otro lado, Francisco denuncia que el «consumismo busca llenar el vacío de las relaciones humanas«. Y la soledad se ha convertido en un «gran negocio». En efecto, la industria de servicio y productos para mascotas crece anualmente el 6% en el mundo. Las mascotas representan, según varios estudios, apoyo emocional y compañía.
En este sentido, también denuncia que «las relaciones de las personas se están empobreciendo». Especialmente en Occidente, y puntualizó que la familia está «sufriendo una grave crisis, y con ella la aceptación y custodia de la vida». Es imperativo – según el Papa – «procrear de nuevo«.
El Papa lamenta «el invierno demográfico» porque «la gente no está teniendo hijos»; y señala, que a menudo, «es más importante tener una relación afectiva con los perritos, con los gatos, etc.» (Economy of Francesco, 24.09.2022).
En efecto, el número de hogares con mascotas en el Viejo Continente ha aumentado en casi 20 millones en los últimos ocho años, aproximándose actualmente a los 90 millones (Abigail Orús, 2022).
«No, no, no puedes quedarte embarazada»
Ante el invierno demográfico, el Papa considera inconcebible que la mujer sea «esclava» del sistema: «una mujer que no puede ser madre porque en cuanto su barriga empieza a crecer, es despedida; a las embarazadas no siempre se les permite trabajar» (24.09.2022).
Francisco respecto al trabajo invita a cuestionar el «modelo de orden social» y habla de la «desnaturalización», unida al «rápido envejecimiento de la población«. Esta situación «agrava la situación de los empresarios, pero también de la economía en general: la oferta de trabajadores disminuye y el gasto en pensiones de la hacienda pública aumenta» (12.09.2022).
Por eso, indica que «es urgente apoyar a las familias y la natalidad» para salir del «invierno demográfico» en el que viven Italia y otros países. «Es un mal, el invierno demográfico, que va en contra nuestra y nos impide crecer. Hoy en día tener hijos es una cuestión, yo diría, patriótica, también para sacar el país adelante» (Discurso a empresarios italianos, Confindustria 12.09.2022).
Y a los empresarios, Francisco insta a pensar en la mujeres trabajadoras como un tesoro para la sociedad. Insta a que no haya un empleador que diga a una mujer: «No, no, no puedes quedarte embarazada» y para que «una mujer embarazada pueda salir adelante, tanto con el hijo que espera como con el trabajo» (12.09.2022).
Por una primavera de niños y niñas
Por otro lado, en Matera, el domingo, en un panorama de comunidades «frágiles y fragmentadas», del Papa pidió no construir muros; «si ahora levantamos muros contra los hermanos y hermanas, quedamos prisioneros en la soledad y la muerte, incluso después».
Esto en referencia al problema de los inmigrantes: hay que acoger al inmigrante, acompañarlo, apoyarlo e integrarlo, y la forma de integrarlo es el trabajo. Algo que los expertos sostienen ayuda a aumentar la demografía. Pero si el emigrante es rechazado o simplemente utilizado como mano de obra sin derechos, esto es una gran injusticia contra una familia y además perjudica a su país (12.09.2022).
Para volver a soñar con una primavera de niños y niñas, ante el invierno demográfico, cabe mencionar las palabras del Papa de regreso de Madagascar (10.09.2019), invitando a la vieja Europa (abuela y ya no madre) a aferrarse a la vida y no al bienestar. En efecto, las tasas de fertilidad más altas del mundo se registran en África, donde hasta en nueve países se superan los cinco hijos por mujer.
Este es mi tesoro, esta es mi victoria, mi orgullo
«Pero, estamos bien, no tengo hijos porque tengo que comprar el chalet, tengo que hacer turismo, estoy bien, un hijo es un riesgo».
Francisco lamentaba la actitud de sacrificar tener hijos por mantener el propio «bienestar y tranquilidad», incluso con el riesgo aceptado de «envejecer solos». En cambio, decía, África está llena de vida.
«Encontré en África un gesto que había encontrado en Filipinas y en Cartagena en Colombia. La gente levanta a sus hijos en alto como si dijera ‘este es mi tesoro, esta es mi victoria, mi orgullo’. Es el tesoro del pobre, del niño. Pero es el tesoro de un país».
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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