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martes, 4 de octubre de 2022

Müller carga contra la teoría de género y el transhumanismo, los «frutos podridos del nihilismo»


 

Desde el pasado viernes 30 de septiembre y este domingo 2 de octubre, se celebra en México el Congreso Mundial de las Familias. Un evento que pretende "unir y equipar a líderes, organizaciones y familias para afirmar, celebrar y fortalecer a la familia como el entorno fundamental y natural clave para el fortalecimiento de individuos y sociedades sostenibles".

Entre los ponentes ha destacado la presencia del Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerdhard Müller, que abordó el posible "suicidio colectivo" de la humanidad al que aparentemente encamina el seguimiento del "nihilismo antropológico".

Definió esta corriente por su fuerte negación de Dios como "el sentimiento de la nueva era de que Dios mismo ha muerto", y que puede conducir a la convicción de que "no hay nada malo en el ser humano y que está permitido todo lo que le plazca".

En su conferencia, titulada El hombre hecho a imagen y semejanza de Dios: Un manifiesto contra el nihilismo antropológico, el cardenal alemán situó al cristianismo como alternativa a esta crisis, pues "promueve una civilización de la vida" y solo su seguimiento evitaría el fin de esta doctrina, un "suicidio colectivo de la humanidad".

"El ateísmo es nihilismo. Su fruto es la muerte", sentenció.

A lo largo de la conferencia abordó los planteamientos del "profeta del nihilismo antropológico", el filósofo Nietzsche, así como a sus seguidores actuales, representados por el historiador Yuval Noah Harari, "algo así como el gurú del llamado trans y posthumanismo".

El Prefecto Emérito explicó que "como historiador, el propio Harari debería saber lo rápido que la visión de un superhombre divino puede convertirse en un inhumano diabólico. El siglo XX lo ha demostrado de forma cruel" y advirtió de que si el hombre rechaza su condición creada a imagen y semejanza de Dios, corre el peligro de hundirse "en las profundidades del nihilismo antropológico".

Un ejemplo, explicó, se encuentra en las personas "que se han sometido a un lifting o actualizado su cara u otras partes del cuerpo", muchos de ellos partidarios de "querer llegar a ser como Dios" y de "establecer la diferencia entre el bien y el mal y lo verdadero y lo falso por sí mismas".

Persona, familia e Iglesia, objetivos del nihilismo

A continuación, destacó los aspectos fundamentales que son devastados por este nihilismo, siendo la propia vida el primero. "Es hostil a la vida", explicó, ya que "alienta el hecho de matar a los niños en el vientre materno como un derecho humano y la exigencia de la eutanasia".

Los "frutos podridos" de esta corriente también son visibles "en el cuestionamiento del matrimonio entre el hombre y la mujer", contemplado solo como una más de las posibilidades "de disfrute orgiástico y satisfacción sexual sin la plena entrega en el amor y sin la trascendencia a un niño como fruto del amor de sus padres".  

Así, explicó, es una nota de nuestros días que "se niega la referencia a la fecundidad del matrimonio con la que el Creador ha bendecido al hombre y la mujer para que transmitan, guarden y promuevan la vida creada por Dios".

Relacionada con ambos aspectos se encuentra la ideología de género, que el cardenal cuestionó duramente al afirmar que "aparte del hecho biológicamente probado de que no es posible un cambio real del sexo, la ficción de una libre elección del género es una negación de la voluntad de Dios para nuestra persona. Cada ser humano existe en su naturaleza corporal ya sea en expresión masculina o femenina", sentenció.

"Un hombre, en virtud de su disposición espiritual y corporal, tiene la posibilidad de convertirse en un esposo amoroso para su esposa y en un padre fiel para sus hijos. Pero no puede ser esposa o madre de otra persona sin traicionarse a sí mismo", advirtió el Cardenal.

Antes de finalizar destacó que, junto con la persona y la familia, el nihilismo y sus frutos son un aspecto "realmente peligrosos para la Iglesia", especialmente "cuando incluso los teólogos católicos ya no asumen la revelación de Dios en Jesucristo, sino que hacen un perverso compromiso con el posthumanismo solo para que la Iglesia sobreviva como una organización en un mundo sin Dios".

Concluyó su mensaje con un mensaje de esperanza hacia los fieles de la Iglesia: "Nuestra fe en Dios y Padre de Jesucristo supera la cultura de la muerte y el nihilismo antropológico. La fe nos abre a una cultura de la vida en el amor del Dios Trino porque somos liberados de la ‘esclavitud de lo pasajero a la libertad y la gloria de los hijos de Dios".

ReL

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“El cristianismo promueve una civilización de la vida y desafía la cultura del nihilismo antropológico, que tendría que terminar en el suicidio colectivo de la humanidad. El ateísmo es nihilismo. Su fruto es la muerte”, dijo el Cardenal en su ponencia este viernes 30 de septiembre en el 14° Congreso Mundial de las Familias que se realiza en México.

En su sitio web, se explica que el congreso es “un evento público internacional e interreligioso que busca unir y equipar a líderes, organizaciones y familias para afirmar, celebrar y fortalecer a la familia como el entorno fundamental y natural clave para el florecimiento de individuos maduros y sociedades sostenibles”.

En su conferencia, el Cardenal Müller explicó que “el nihilismo, es decir, ‘el sentimiento de la nueva era’ de que ‘Dios mismo ha muerto’”, como escribió el filósofo Hegel, puede conducir al sentimiento de que no “hay nada malo en el ser humano y está permitido todo lo que le plazca, si creemos en la amable raciónalidad divina sobre y en todo el ser de su creación”.

En su conferencia titulada “el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios: Un manifiesto contra el nihilismo antropológico”, el Cardenal se refirió a las tesis de Nietzsche, “el profeta del nihilismo postcristiano” que proclamó “la muerte de Dios"; y al historiador Yuval Noah Harari, que “se ha convertido en algo así como el gurú del llamado trans y posthumanismo”.

El “superhombre divino” puede convertirse en “inhumano diabólico”

El Prefecto Emérito explicó que “como historiador, el propio Harari debería saber lo rápido que la visión de un superhombre divino puede convertirse en un inhumano diabólico. El siglo XX lo ha demostrado de forma cruel. En Europa Occidental y Oriental. Especialmente en Alemania y Rusia”.

“Si el hombre deja de ser una criatura a imagen y semejanza del Dios trino, se hunde en las profundidades del nihilismo antropológico”, advirtió.

Como ejemplo de esto, el Cardenal se refirió a las personas “que se han sometido a un ‘lifting’ o ‘actualizado’ su cara u otras partes del cuerpo. Ya no es una moda de Hollywood, si no que estas pobres criaturas dignas de misericordia han caído –sin  saberlo– en el nihilismo antropológico”.

“El nihilismo antropológico tiene como padre el orgullo de la criatura que quiere llegar a ser como Dios (Gn 3,5) y quiere establecer la diferencia entre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso por sí misma”.

Su fuente de motivación, continuó el Purpurado alemán, “es la locura ciega de los impíos, que cambian la "gloria del Dios incorruptible" por sus imágenes ideológicas autofabricadas. Cuando el hombre adora la creación en lugar del Creador, pierde la gloria de los hijos y amigos de Dios”.

Hostil a la vida y al matrimonio

El Cardenal advirtió que el nihilismo antropológico “es significativamente hostil a la vida” ya que alienta el hecho de “matar a los niños en el vientre materno como un derecho humano y la exigencia utilitaria de la llamada ‘muerte piadosa’ (eutanasia) para los seres humanos ‘agotados’ o ‘ya no utilizables’”.

“Pero los frutos podridos del nihilismo antropológico también se muestran en el cuestionamiento del matrimonio entre el hombre y la mujer que se ve como una variante entre cualquier número de posibilidades del disfrute orgiástico de la satisfacción sexual sin la plena entrega en el amor y sin la autotrascendencia a un tercero, a saber, el niño como fruto del amor y el vientre de sus padres”.

De ese modo, “se niega la referencia a la fecundidad del matrimonio, con la que el Creador ha bendecido al hombre y a la mujer para que transmitan, guarden y promuevan la vida creada por Dios”. 

Ideología de género

El Cardenal Müller se refirió luego a la ideología de género, la corriente que no considera el sexo como un hecho biológico natural sino como una construcción sociocultural.

“Aparte del hecho biológicamente probado de que no es posible un cambio real del sexo, la ficción de una libre elección del género es una negación de la voluntad de Dios para nuestra persona. Cada ser humano existe en su naturaleza corporal ya sea en expresión masculina o femenina”, dijo.

“La ideología de género, que ciertamente también entra bajo el paraguas del nihilismo antropológico, priva tanto al hombre como a la mujer de sus propias posibilidades”, alertó.

“Un hombre, en virtud de su disposición espiritual y corporal, tiene la posibilidad de convertirse en un esposo amoroso para su esposa y en un padre fiel para sus hijos. Pero no puede ser esposa o madre de otra persona sin traicionarse a sí mismo”, advirtió el Cardenal.

En ese sentido, el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe indicó que “nadie puede reformar o modernizar la enseñanza de Cristo, ‘porque él mismo (en su encarnación) trajo consigo toda la novedad y modernidad para renovar y vivificar al hombre’”, como dijo San Ireneo de Lyon, recientemente declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Francisco.

Peligroso para la Iglesia

“El nihilismo antropológico se vuelve realmente peligroso para la Iglesia cuando incluso los teólogos católicos en posiciones centrales ya no asumen el hecho de la revelación históricamente única e insuperable de Dios en Jesucristo, sino que hacen un compromiso perverso con el posthumanismo, solo para que la Iglesia ‘sobreviva’ como organización social en un mundo moderno sin Dios”, dijo el Cardenal.

Para esta “teología sin Dios”, entonces, “la creación y la alianza, la encarnación y el sacrificio de Jesús en la cruz y su resurrección corporal sólo se consideran símbolos existenciales de calidad mítica”.

“Si el cristianismo fuera solo una colección de visiones dispares de lo incognoscible divino que se difunde sobre nuestra interpretación teórica del mundo y la forma práctica de hacer frente a la contingencia, entonces realmente no valdría la pena luchar, sufrir y morir por la verdad de Cristo”, explicó el Cardenal Müller.

El Purpurado alemán subrayó que “nuestra fe en el Dios y Padre de Jesucristo supera la cultura de la muerte y el nihilismo antropológico. La fe nos abre a una cultura de la vida en el amor del Dios Trino porque somos liberados de la ‘esclavitud de lo pasajero a la libertad y la gloria de los hijos de Dios’”.



















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