Entradas populares

martes, 31 de enero de 2023

¿Qué espera el Papa Francisco de las parroquias?


        

Comunidades cercanas, abiertas y generosas. El nuevo Video del Papa hace un llamado a las parroquias para que sean realmente comunidades: centros de escucha, de acogida y con las puertas siempre abiertas.

El segundo Video del Papa del año acaba de publicarse con la intención de oración que el Santo Padre confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes de febrero, el Papa Francisco invita con una sonrisa a poner un cartel en cada parroquia que diga: «Entrada libre».

Con esto nos quiere recordar a todos que no hay requisitos especiales para entrar, porque las «parroquias no son un club para pocos, que dan una cierta pertenencia socia

La riqueza de la Iglesia

El exterior de una parroquia hermosa, pero vacía. Luego, la propia parroquia llena de gente, se vuelve aún más bella. Así comienza El Video del Papa de este mes, recordando que la riqueza de la Iglesia no está en los edificios, sino en las personas que acuden a ellos.

Las parroquias en las que piensa Francisco son, de hecho, «comunidades cercanas, sin burocracia, centradas en las personas y donde encontrar el regalo de los sacramentos». Las imágenes, procedentes de parroquias de todo el mundo, muestran convivencias, charlas, distribución de material a los más necesitados, visitas a ancianos y enfermos, espectáculos, eventos interiores o exteriores.

Se trata de un video lleno de vida, esa vida que fluye en las parroquias y que sigue haciendo de ellas —en un mundo en el que cada vez es más fácil replegarse sobre uno mismo y que tiende a preferir lugares de encuentro virtuales frente a los presenciales— puntos de referencia para muchos, donde se aprende el arte del encuentro.

La Iglesia entre las casas

Ya en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, publicada al inicio de su pontificado, Francisco había destacado la centralidad de la parroquia: «aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora», había escrito citando una expresión de Juan Pablo II en Christifideles laici, la parroquia tiene la particularidad de ser «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas». Por eso debe estar «en contacto con los hogares y con la vida del pueblo» y no convertirse en «una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos». Pero este «llamado a la revisión y renovación de las parroquias», añadió, «todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente».

Replantear el estilo

En este Video del Papa, el Papa insiste en la idea de que las parroquias continúen este camino de transformación, que sean un centro de acogida y de escucha: «tienen que volver a ser escuelas de servicio y generosidad, con las puertas siempre abiertas a los excluidos. Y a los incluidos. A todos». Se puede tener éxito, dice, siendo «audaces»: replanteando «el estilo de nuestras comunidades parroquiales» y «poniendo la comunión, la comunión de la gente, la comunión eclesial, en el centro».

Las personas en el centro

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó acerca de esta intención de oración: «Hace algunos años Francisco dijo a la diócesis italiana de Isernia-Venafro: ‘Cada comunidad parroquial está llamada a ser un lugar privilegiado de la escucha y el anuncio del Evangelio; casa de oración reunida en torno a la Eucaristía; auténtica escuela de la comunión».

Escucha, oración y comunión. Son notas sinodales esenciales para la vida de las parroquias. Pero para ello tienen que ser realmente comunidades, con las personas en el centro, porque somos verdaderamente comunidad cuando conocemos al otro, conocemos su nombre, sus necesidades, su voz. ¿Cuántas veces ocurre que la parroquia se ha transformado en una agrupación de personas más o menos desconocidas que se encuentra para la misa del domingo, pero sin vida comunitaria? El desafío es muy grande. Ser una comunidad cristiana es una gracia, nace de la fe compartida, de la fraternidad vivida y de la acogida a los más necesitados; nace de una experiencia espiritual común, del encuentro con Jesucristo Resucitado.

Como dice Francisco en El Video del Papa «seamos audaces» con respecto a la escucha del Espíritu Santo, «replanteémonos todos el estilo de nuestras comunidades parroquiales».



Vea también    Comisión Espiscopal de Evangelización:
100 puntos (de Aparecida)
para un examen de conciencia parroquial














Las 5 claves para una educación exitosa según San Juan Bosco

 


FAMILY, HAPPY, OUTDOOR


El 31 de enero celebramos a San Juan Bosco, también conocido como Don Bosco. Este sacerdote italiano, fundador de la Orden Salesiana, fue un destacado educador y puso en práctica una pedagogía que sigue siendo muy actual

Don Juan Bosconació cerca de Turín (Italia) en 1815. Huérfano de padre a los dos años, lo cría con ternura y energía su madre. Para poder continuar sus estudios, se dedica a muchos pequeños trabajos.

Como sacerdote, montó oratorios para jóvenes aprendices procedentes del campo, que andaban por las calles de Turín, sin hacer nada. Más tarde abrió pensiones y colegios (donde recibiría, entre otras vocaciones, al futuro Santo Domingo).

La Sociedad Salesiana fue fundada en el año 1854 para continuar estas iniciativas. Cuando Don Bosco murió en 1888, su obra se extendió más allá de Italia. Incluso hoy en día, la pedagogía que estableció sigue siendo relevante y puede servir a muchos padres.

En esta galería (o en la página 2) encontrarás cinco cosas a recordar de esta educación:

HACER A LOS NIÑOS CIUDADANOS HONESTOS Y BUENOS CRISTIANOS

La pedagogía de Don Bosco integra todas las dimensiones de la personalidad: intelectual, técnica, atlética, expresiva, afectiva, espiritual. Don Bosco quería «hacer ciudadanos honestos y buenos cristianos».

FOMENTAR LA CONFIANZA EN SÍ MISMO Y EN LOS DEMÁS

Una pedagogía del éxito: con confianza, subrayar los éxitos y, en caso de fracaso, estimular la capacidad de superarlos.

Restablecer la confianza en uno mismo y en los demás. Decía Don Juan Bosco acerca de este punto: 

«Sin afecto, no hay confianza, sin confianza, no hay educación».

HACER QUE LOS NIÑOS DESCUBRAN QUE SON AMADOS

Una pedagogía del amor: acoger al joven tal como es y desear su desarrollo, mostrándole un afecto auténtico.

NO OLVIDAR EL JUEGO Y LA ALEGRÍA

El juego promueve, entre otras cosas, el realismo, la observancia de las reglas y la socialización. San Juan Bosco afirmaba al respecto:

«Demos amplia libertad para saltar, correr y gritar de alegría. La gimnasia, la música, el teatro y las excursiones promueven la buena salud, tanto física como moral»

SOBRE TODO Y ANTE TODO UNA PEDAGOGÍA DE LA GRACIA

Los niños deben ser llevados a vivir por la gracia, hasta la santidad. El éxito educativo es ante todo el fruto del amor gratuito de Dios.

Marie-Christine Lafon, Aleteia




























El Papa matiza: Los actos homosexuales son un pecado, «como todo acto sexual fuera del matrimonio»


El Papa escribe una carta al sacerdote James Martin, dedicado al apostolado con personas homosexuales, en la que matiza sus palabras: "Quien quiera criminalizar la homosexualidad le diría que está equivocado".

En una entrevista de hace unos días a la agencia estadounidense Associated Press, el Papa cuestionó abiertamente que algunos países apliquen leyes que criminalizan a personas homosexuales. Una manifestación inédita en un Pontífice.

Ser gay "no es un delito, pero sí un pecado", aseguró Francisco. Una frase, que teniendo en cuenta las enseñanzas de la Iglesia que condenan siempre los actos contra Dios pero no a las personas, la mayoría de analistas católicos, como es el caso del padre Santiago Martín, entendieron que lo que quería decir el Papa es que son pecado únicamente "las prácticas homosexuales".

Pasados unos días, sale a la luz ahora una carta remitida al sacerdote jesuita estadounidense James Martin, que desarrolla su apostolado con personas homosexuales y de otras tendencias, en las que el propio Papa ha querido matizar sus palabras.

"Cuando dije que es pecado, simplemente me referí a la enseñanza de la moral católica que dice que todo acto sexual fuera del matrimonio es pecado. Por supuesto que hay que tener en cuenta las circunstancias que disminuyen o anulan la culpa. Como ves, estaba repitiendo una cosa general. Tendría que haber dicho 'es pecado como lo es todo acto sexual fuera del matrimonio'. Esto, hablando de 'la materia’ del pecado, pero sabemos bien que la moral católica, además de la materia, evalúa la libertad, la intención; y esto, para todo tipo de pecado", señaló el Papa.

"Y quien quiera criminalizar la homosexualidad le diría que está equivocado. En una entrevista televisada, donde se hablaba con naturalidad y en un lenguaje de conversación, es comprensible que no se hagan precisiones", expresó Francisco.

El Papa terminó su carta dando ánimos al sacerdote. "Rezo por vos y por tu trabajo. Por favor, hacelo por mí", afirmó.

ReL

Vea también         Homosexuales liberados:
libro del P. Ángel Peña OAR Lima, Perú

































Mensaje del Papa a los misioneros: como en Emaús, corazón ardiente, ojos abiertos, pies en camino...


La hermana Victoria Braquehais es misionera en Camerún

Se ha hecho público el mensaje del Papa Francisco para el Domund de 2023, la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra el 22 de octubre pero cuyo mensaje se publica antes para orientar y trabajar sus ideas misioneras. Su título es "Corazones fervientes, pies en camino".

El Papa agradece a los misioneros su esfuerzo y reflexiona sobre la escena bíblica de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35). Extrae de ahí tres características que pide a los misioneros: "corazones que arden", "ojos abiertos" y "pies en camino".

"El Señor resucitado es cercano a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos, desanimados, amedrentados ante el misterio de la iniquidad que los rodea y los quiere sofocar", afirma el Pontífice.

Con las Escrituras, se encienden los corazones

El Papa señala que cuando Jesús explica las Escrituras a sus dos acompañantes, el corazón de ellos se enciende. Así, es Jesús, "la Palabra viviente, la única que puede abrasar, iluminar y transformar el corazón", dice el Papa.

El misionero debe transmitir a Jesús y su palabra, y no "nuestras propias ideas y proyectos". Además, advierte, "un corazón frío, ¿sería capaz de encender el corazón de los demás?"

"Dejémonos entonces acompañar siempre por el Señor resucitado que nos explica el sentido de las Escrituras. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos transforme", pide el Pontífice.

Una representación de Jesús con los discípulos de Emaús

Una representación de Jesús con los discípulos de Emaús. El Papa elige esta escena para su mensaje misionero de 2023.

Con el pan partido, impulsa a evangelizar

Después de partir el pan, los discípulos le reconocen y salen a anunciar lo que han vivido. “Cristo que parte el pan se convierte ahora en el Pan partido”, “ha entrado dentro de los corazones de los discípulos para encenderlos todavía más, impulsándolos a retomar el camino sin demora, para comunicar a todos la experiencia única del encuentro con el Resucitado”, explica.

Partir el pan material con los necesitados es un acto misionero si se hace en nombre de Cristo. Partir el Pan eucarístico, que es Cristo mismo, es la acción misionera por excelencia. Además, el misionero se une a Cristo a través de la oración diaria y de la adoración. Así, el discípulo “puede convertirse en un místico en acción”.

"Pies en camino" hasta los confines de la tierra

Los discípulos de Emaús salen ágiles hacia Jerusalén con su mensaje. El Papa avisa de que no es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos. Los que han vivido eso pueden testimoniar la vida que no muere más, incluso en las situaciones más difíciles y en los momentos más oscuros.

Que la Iglesia sea más misionera

“La conversión misionera sigue siendo el objetivo principal que debemos proponernos como individuos y como comunidades, porque «la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia”, explica el texto.

La cooperación misionera entre todos los miembros de la Iglesia "es un objetivo esencial del itinerario sinodal que la Iglesia está recorriendo", asegura el Papa.

Ese "itinerario sinodal" no debe verse como "un replegarse de la Iglesia sobre sí misma, ni un proceso de sondeo popular para decidir", como se haría en un parlamento, qué es lo que hay que creer y practicar y qué no.

Es más bien un "ponerse en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado". Con la fuerza de su Espíritu Santo, el cristiano puede llevar adelante su misión en el mundo.

ReL

Vea también       Primavera misionera del siglo XIX

Lea el mensaje completo del Papa


Corazones fervientes, pies en camino (cf. Lc 24,13-35)

 

Queridos hermanos y hermanas:

Para la Jornada Mundial de las Misiones de este año he elegido un tema que se inspira en el relato de los discípulos de Emaús, en el Evangelio de Lucas (cf. 24,13-35): «Corazones fervientes, pies en camino». Aquellos dos discípulos estaban confundidos y desilusionados, pero el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado verdaderamente. En el relato evangélico, percibimos la trasformación de los discípulos a partir de algunas imágenes sugestivas: los corazones que arden cuando Jesús explica las Escrituras, los ojos abiertos al reconocerlo y, como culminación, los pies que se ponen en camino. Meditando sobre estos tres aspectos, que trazan el itinerario de los discípulos misioneros, podemos renovar nuestro celo por la evangelización en el mundo actual.

1. Corazones que ardían «mientras […] nos explicaba las Escrituras». En la misión, la Palabra de Dios ilumina y trasforma el corazón.

A lo largo del camino que va de Jerusalén a Emaús, los corazones de los dos discípulos estaban tristes —como se reflejaba en sus rostros— a causa de la muerte de Jesús, en quien habían creído (cf. v. 17). Ante el fracaso del Maestro crucificado, su esperanza de que Él fuese el Mesías se había derrumbado (cf. v. 21).

Entonces, «mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos» (v. 15). Como al inicio de la vocación de los discípulos, también ahora, en el momento de su desconcierto, el Señor toma la iniciativa de acercarse a los suyos y de caminar a su lado. En su gran misericordia, Él nunca se cansa de estar con nosotros; incluso a pesar de nuestros defectos, dudas, debilidades, cuando la tristeza y el pesimismo nos induzcan a ser «duros de entendimiento» (v. 25), gente de poca fe.

Hoy como entonces, el Señor resucitado es cercano a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos, desanimados, amedrentados ante el misterio de la iniquidad que los rodea y los quiere sofocar. Por ello, «¡no nos dejemos robar la esperanza!» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 86). El Señor es más grande que nuestros problemas, sobre todo cuando los encontramos al anunciar el Evangelio al mundo, porque esta misión, después de todo, es suya y nosotros somos simplemente sus humildes colaboradores, “siervos inútiles” (cf. Lc 17,10).

Quiero expresar mi cercanía en Cristo a todos los misioneros y las misioneras del mundo, en particular a aquellos que atraviesan un momento difícil. El Señor resucitado, queridos hermanos y hermanas, está siempre con ustedes y ve su generosidad y sus sacrificios por la misión de evangelización en lugares lejanos. No todos los días de la vida resplandece el sol, pero acordémonos siempre de las palabras del Señor Jesús a sus amigos antes de la pasión: «En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

Después de haber escuchado a los dos discípulos en el camino de Emaús, Jesús resucitado «comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él» (Lc 24,27). Y los corazones de los discípulos se encendieron, tal como después se confiarían el uno al otro: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (v. 32). Jesús, efectivamente, es la Palabra viviente, la única que puede abrasar, iluminar y trasformar el corazón.

De ese modo comprendemos mejor la afirmación de san Jerónimo: «Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo» (Comentario al profeta Isaías, Prólogo). «Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables» (Carta ap. M.P. Aperuit illis, 1). Por ello, el conocimiento de la Escritura es importante para la vida del cristiano, y todavía más para el anuncio de Cristo y de su Evangelio. De lo contrario, ¿qué trasmitiríamos a los demás sino nuestras propias ideas y proyectos? Y un corazón frío, ¿sería capaz de encender el corazón de los demás?

Dejémonos entonces acompañar siempre por el Señor resucitado que nos explica el sentido de las Escrituras. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos trasforme, de modo que podamos anunciar al mundo su misterio de salvación con la fuerza y la sabiduría que vienen de su Espíritu.

2. Ojos que «se abrieron y lo reconocieron» al partir el pan. Jesús en la Eucaristía es el culmen y la fuente de la misión.

Los corazones fervientes por la Palabra de Dios empujaron a los discípulos de Emaús a pedir al misterioso viajero que permaneciese con ellos al caer la tarde. Y, alrededor de la mesa, sus ojos se abrieron y lo reconocieron cuando Él partió el pan. El elemento decisivo que abre los ojos de los discípulos es la secuencia de las acciones realizadas por Jesús: tomar el pan, bendecirlo, partirlo y dárselo a ellos. Son gestos ordinarios de un padre de familia judío, pero que, realizados por Jesucristo con la gracia del Espíritu Santo, renuevan ante los dos comensales el signo de la multiplicación de los panes y sobre todo el de la Eucaristía, sacramento del Sacrificio de la cruz. Pero precisamente en el momento en el que reconocen a Jesús como Aquel que parte el pan, «Él había desaparecido de su vista» (Lc 24,31). Este hecho da a entender una realidad esencial de nuestra fe: Cristo que parte el pan se convierte ahora en el Pan partido, compartido con los discípulos y por tanto consumido por ellos. Se hizo invisible, porque ahora ha entrado dentro de los corazones de los discípulos para encenderlos todavía más, impulsándolos a retomar el camino sin demora, para comunicar a todos la experiencia única del encuentro con el Resucitado. Así, Cristo resucitado es Aquel que parte el pan y al mismo tiempo es el Pan partido para nosotros. Y, por eso, cada discípulo misionero está llamado a ser, como Jesús y en Él, gracias a la acción del Espíritu Santo, aquel que parte el pan y aquel que es pan partido para el mundo.

A este respecto, es necesario recordar que un simple partir el pan material con los hambrientos en el nombre de Cristo es ya un acto cristiano misionero. Con mayor razón, partir el Pan eucarístico, que es Cristo mismo, es la acción misionera por excelencia, porque la Eucaristía es fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia.

Lo recordó el Papa Benedicto XVI: «No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento [de la Eucaristía]. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él. Por eso la Eucaristía no es sólo fuente y culmen de la vida de la Iglesia; lo es también de su misión: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”» (Exhort. ap. Sacramentum caritatis, 84).

Para dar fruto debemos permanecer unidos a Él (cf. Jn 15,4-9). Y esta unión se realiza a través de la oración diaria, en particular en la adoración, estando en silencio ante la presencia del Señor, que se queda con nosotros en la Eucaristía. El discípulo misionero, cultivando con amor esta comunión con Cristo, puede convertirse en un místico en acción. Que nuestro corazón anhele siempre la compañía de Jesús, suspirando la vehemente petición de los dos de Emaús, sobre todo cuando cae la noche: “¡Quédate con nosotros, Señor!” (cf. Lc 24,29).

3. Pies que se ponen en camino, con la alegría de anunciar a Cristo Resucitado. La eterna juventud de una Iglesia siempre en salida.

Después de que se les abrieron los ojos, reconociendo a Jesús «al partir el pan», los discípulos, sin demora, «se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén» (Lc 24,33). Este ir de prisa, para compartir con los demás la alegría del encuentro con el Señor, manifiesta que «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 1). No es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos. Por lo tanto, el primer y principal recurso de la misión lo constituyen aquellos que han reconocido a Cristo resucitado, en las Escrituras y en la Eucaristía, que llevan su fuego en el corazón y su luz en la mirada. Ellos pueden testimoniar la vida que no muere más, incluso en las situaciones más difíciles y en los momentos más oscuros.

La imagen de los “pies que se ponen en camino” nos recuerda una vez más la validez perenne de la misión ad gentes, la misión que el Señor resucitado dio a la Iglesia de evangelizar a cada persona y a cada pueblo hasta los confines de la tierra. Hoy más que nunca la humanidad, herida por tantas injusticias, divisiones y guerras, necesita la Buena Noticia de la paz y de la salvación en Cristo. Por tanto, aprovecho esta ocasión para reiterar que «todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable» (ibíd., 14). La conversión misionera sigue siendo el objetivo principal que debemos proponernos como individuos y como comunidades, porque «la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia» (ibíd., 15).

Como afirma el apóstol Pablo, «el amor de Cristo nos apremia» (2 Co 5,14). Se trata aquí de un doble amor, el que Cristo tiene por nosotros, que atrae, inspira y suscita nuestro amor por Él. Y este amor es el que hace que la Iglesia en salida sea siempre joven, con todos sus miembros en misión para anunciar el Evangelio de Cristo, convencidos de que «Él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (v. 15). Todos pueden contribuir a este movimiento misionero con la oración y la acción, con la ofrenda de dinero y de sacrificios, y con el propio testimonio. Las Obras Misioneras Pontificias son el instrumento privilegiado para favorecer esta cooperación misionera en el ámbito espiritual y material. Por esto la colecta de donaciones de la Jornada Mundial de las Misiones está dedicada a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.

La urgencia de la acción misionera de la Iglesia supone naturalmente una cooperación misionera cada vez más estrecha de todos sus miembros a todos los niveles. Este es un objetivo esencial en el itinerario sinodal que la Iglesia está recorriendo con las palabras clave comunión, participación y misión. Tal itinerario no es de ningún modo un replegarse de la Iglesia sobre sí misma, ni un proceso de sondeo popular para decidir, como se haría en un parlamento, qué es lo que hay que creer y practicar y qué no, según las preferencias humanas. Es más bien un ponerse en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado que siempre sale a nuestro encuentro para explicarnos el sentido de la Escrituras y partir para nosotros el Pan, y así poder llevar adelante, con la fuerza del Espíritu Santo, su misión en el mundo.

Como aquellos dos discípulos «contaron a los otros lo que les había pasado por el camino» (Lc 24,35), también nuestro anuncio será una narración alegre de Cristo el Señor, de su vida, de su pasión, muerte y resurrección, de las maravillas que su amor ha realizado en nuestras vidas.

Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad.

Santa María del camino, Madre de los discípulos misioneros de Cristo y Reina de las misiones, ruega por nosotros.

Roma, San Juan de Letrán, 6 de enero de 2023, Solemnidad de la Epifanía del Señor.

FRANCISCO

































































La esperanza renace en Irak: las monjas dominicas vuelven al convento, tras la guerra contra el ISIS


Se trata del convento de San José de las hermanas dominicas y de una guardería para niños, que se encuentran en Batnaya. Las milicias del Estado Islámico arrasaron la zona durante su paso por la región, entre el verano de 2014 y 2016.

 

Tras años de odios y destrucción, Irak empieza a mirar hacia el futuro con cierta esperanza. El obispo caldeo de Alqosh presidió hace unos días la inauguración de un convento dominico y de una guardería. "Una obra que va más allá de las piedras y ladrillos", señaló Paolo Thabit Mekko, obispo caldeo de Alqosh (en el Kurdistán iraquí).
 

Se trata del convento de San José de las hermanas dominicas y de una guardería para niños, que se encuentran en Batnaya, recientemente reconstruidos gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). El convento, en un pueblo de la llanura de Nínive, fue destruido por las milicias del Estado Islámico durante su paso por la región, entre el verano de 2014 y 2016.

Miles de personas huyeron

El propio obispo Mekko fue párroco en la llanura de Nínive y estuvo ayudando a los cientos de miles de refugiados que huían del califato. La reconstrucción del convento es un signo en una zona donde los terroristas han destruido altares, decapitado estatuas y ensuciado las paredes de las iglesias y casas con símbolos y mensajes anticristianos.

Batnaya fue un importante núcleo cristiano de la llanura antes de la llegada del Estado Islámico. Hasta 2014 vivían en la zona cerca de 5.000 personas, en su mayoría católicos caldeos, con el ascenso de los milicianos islamistas en el verano de ese año, muchos huyeron buscando refugio, primero en el Kurdistán iraquí y, después, en América del Norte, Australia y Europa.

Tres años después, el califato fue derrotado militarmente, pero la reconstrucción tuvo que esperar por falta de recursos, por las minas enterradas y por la gran cantidad de túneles subterráneos creados por los terroristas. Entre los que decidieron quedarse están las religiosas dominicas. En 2017 se mudaron a una casa en la llanura, y ahora han vuelto al convento cuando terminaron las reformas. 

El obispo Mekko destacó en su homilía que "la presencia de las hermanas es una señal de aliento para que toda la gente vuelva. Los cristianos en Irak tenemos una herida profunda, esa herida hay que curarla con la fe. Nuestros nombres e identidad están en Batnaya, nuestras raíces están en Batnaya y no en los lugares de emigración", expresó.

ReL

Vea también    "¿Convertirme al islam? Que me corten el cuello antes de profesar la religión de esos asesinos."



















Sacerdote asesinado: un ex preso dice que fue como un padre para él en prisión

ROBERTO-MALGESINI.jpg         


El sacerdote fue asesinado hace dos años por un vagabundo al que estaba ayudando. Acaban de aparecer testimonios inéditos sobre él que dan idea de su grandeza humana y sobrenatural

Zef Karaci llama al padre Roberto Malgesini «un santo» que fue como un padre para él durante su encarcelamiento, brindándole consejos espirituales y haciéndole más llevadera su estancia entre rejas.

El padre Roberto era un sacerdote asesinado en Como (norte de Italia) por un vagabundo al que estaba ayudando. Fue un asesinato atroz que conmocionó mucho al público, que conocía el buen corazón del sacerdote. 

Zef conocía muchas anécdotas inéditas sobre su amigo «el padre Roby», como lo llamaba cariñosamente y así lo cita en su libro Fr. Roberto Malgesini (actualmente solo disponible en italiano). 

Arresto y detención de Zef

Zef estaba preso en la ciudad de Como. «Vengo de Albania y terminé en la cárcel a los 22 años. Es una edad muy difícil (estar en la cárcel), no porque haya una mejor edad para terminar en la cárcel, pero eso fue lo que me pasó. Elecciones de vida equivocadas, malas amistades… No lo digo para justificarme, es solo para describir un poco esa situación». 

DON ROBERTO MALGESINI
El padre Roberto.

«Solo tenemos que agradecer al Padre Eterno»

Para él, el padre Roberto Malgesini «fue un santo. Ninguno de nosotros puede describir completamente a un santo, simplemente porque un santo, como lo fue él, ¡es un misterio, hecho por Dios para Dios! Por eso solo tenemos que agradecer al Padre Eterno por dárnoslo, por dejarnos conocerlo.»

Su último encuentro con el padre Roberto

En su libro, Zef habla de la última vez que vio al padre Roberto, dos días antes del asesinato. «Eran alrededor de las 9:30 am del domingo 13 de septiembre de 2020, la última vez que vi y me reuní con el padre Roberto. ¿Quién hubiera dicho que sería la última vez?.» 

El padre Roberto Malgesini fue a celebrar la Misa, reemplazando al capellán de la cárcel. 

«Recuerdo que, cuando lo saludé por la mañana, me pidió que organizara las lecturas para la Santa Misa: Primera Lectura, Salmo Responsorial, Segunda Lectura y Oración de los Fieles. Inmediatamente encontré a cuatro muchachos, y también organicé los himnos para la liturgia (que terminaron muy desafinados, porque debido al COVID, los que solían tocar los instrumentos -voluntarios externos- no habían tenido acceso a la prisión). Antes de comenzar, mientras esperábamos que los hombres de todas las secciones de la prisión bajaran a la iglesia, comencé a bromear, ya que el padre Roby y yo estábamos acostumbrados a hacerlo.»

Zef le preguntó al sacerdote «muchas cosas; actualizaciones, especialmente sobre la situación dramática de la pandemia, que estaba matando a tantas personas. Luego, la pregunta de las preguntas, la extraña que hace temblar el corazón: ‘¿Cómo está, padre Roby? ¿Está feliz?’ Y él, como siempre, con la tranquilidad y humildad que lo caracterizaba, me respondió: ‘Zef, estoy genial, estoy feliz y estoy muy cerca de Dios’. Entonces, le pregunté si había tenido que lidiar con el covid. Él respondió: ‘¡El covid no puede hacerme nada! Se necesitará algo completamente diferente para detenerme. ¿Quién me matará?’. Llevaré esa frase conmigo para siempre”.

«Tenía razón… Entendí esto solo unos meses después», agrega Zef, «cuando comencé a recibir cartas de tanta gente, escribiéndome sobre el padre Roberto, hablándome del bien que había hecho por ellos. Muchos de quienes lo conocieron no se dieron cuenta de la grandeza de este hombre.»

Un instrumento de ternura

El libro incluye un comentario sobre el padre Roberto Malgesini por el padre Giovanni Milani, capellán de la prisión de Como de 2004 a 2017:

«Durante 10 años, el padre Roberto me ayudaba a ser instrumento de ternura y llevar luz y esperanza a la prisión, todos los miércoles y viernes», explica el padre Giovanni, «pero también varios domingos y en momentos importantes como Navidad y Semana Santa, se disponía a pasar tiempo tras las rejas para reunirse, hablar y conocer a los presos y llevarles misericordia. Fue de gran ayuda, y puedo decir con seguridad que su mirada atravesaba los barrotes de las celdas para entrar en el corazón de las personas. Llamo al padre Roberto un sacerdote para todos. Vivió el Evangelio con estilo de sencillez en la grandeza del don de la misericordia”.

Un sacerdote que fue al otro lado de los barrotes

«Entró dentro de los muros de la prisión», dijo el padre Giovanni, «al otro lado de los barrotes de hierro de cada celda, donde las oraciones parecen ser mudas e inaudibles: es allí donde permitió que los prisioneros experimentaran la ternura de Dios. Donde hay mayor conciencia de error, donde abunda el pecado, la misericordia es más visible

Gelsomino del Guercio, Aleteia 

Vea también     Letanías de Nuestro Señor Jesúcristo
Sacerdote y Víctima

























Evangelio del día


Evangelio según San Marcos 5,21-43.

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,
rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva".
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias.
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor.
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto,
porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada".
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?".
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas".
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago,
fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba.
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme".
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba.
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate".
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro,
y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Ambrosio (c. 340-397)
obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, 6, 60-63; SC 45


“¡A ti te lo digo, levántate!”

Antes de resucitar a la niña, para suscitar la fe de la gente, Jesús comienza por curar a la mujer aquejada de flujo de sangre. Este flujo cesa para nuestra instrucción: cuando Jesús se acerca a la mujer, ésta ya queda curada.
Lo mismo, para creer en nuestra vida eterna celebramos la resurrección temporal del Señor que siguió a su pasión... Los criados de Jairo que le dicen “no molestes al Maestro”, no creen en la resurrección anunciada en la Ley y realizada en el evangelio. Así, cuando Jesús llega a la casa, lleva consigo a pocos testigos de la resurrección que va a realizar: en un principio no ha sido la multitud la que ha creído en la resurrección. La gente se mofaba de Jesús cuando declara: “La niña no está muerta, duerme”. Los que no creen se mofan. Que lloren, pues, a sus muertos los que creen que están muertos. Cuando se cree en la resurrección, no se ve en la muerte un final sino un descanso...
Y Jesús, tomando a la niña de la mano, la cura; luego les dice que le den de comer. Es un testimonio de la vida para que nadie crea que se trata de una ilusión sino que es la realidad. ¡Feliz la niña a quien la Sabiduría toma de la mano! Quiera Dios que nos tome también de la mano en nuestras acciones. Que la Justicia sostenga mi mano; que el Verbo de Dios la tome, que me introduzca en su intimidad y aparte mi espíritu de todo error y me salve. Que me dé de comer el pan del cielo, el Verbo de Dios. Esta Sabiduría que ha puesto sobre el altar los alimentos del cuerpo y de la sangre del Hijo de Dios ha declarado: “Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado” (Prov. 9,5)    (EDD)

Oración

Tú, haznos ver la Luz y que la oscuridad de nuestros interrogantes quede anulada por la Luz de tu verdad. Te lo pedimos por el Resucitado pascual, por el Jesús vivo que pasa. Que sea así. Amén.




















lunes, 30 de enero de 2023

Prevost, obispo de Chiclayo (Perú) sustituirá a Ouellet al frente del Dicasterio para los Obispos


      Robert Prevost, norteamericano misionero muchos años en Perú,
nuevo Prefecto para la Congregación de los Obispos
    

Robert Francis Prevost Martínez, agustino norteamericano obispo de Chiclayo (Perú) desde 2014, será a partir del 12 de abril de 2023 el Prefecto del Dicasterio para los Obispos (importantísimo, es el que ayuda al Papa a nombrar obispos) y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Sustituirá en ambos cargos al cardenal canadiense Marc Ouellet, que ha presentado su renuncia por razones de edad y ha estado casi 13 años en el cargo, 3 con Benedicto XVI y casi 10 con Francisco.

Prevost Martínez recibirá el título de arzobispo y será obispo emérito de Chiclayo.

Prevost, misionero en Perú y superior de los agustinos

Robert Francis Prevost Martínez nació en Chicago (EEUU) en 1955. Su padre, Louis Marius Prevost, es de ascendencia francesa e italiana, y su madre, Mildred Martínez, es de ascendencia española.

Entró en el noviciado agustino en 1977, hizo los votos solemnes en 1981. Estudió Filosofía en la Universidad de Villanova, en Pensilvania (1973-1977) –donde también sacó el título de bachiller en Ciencias Matemáticas— y Teología en la Catholic Theological Union, de Chicago (1978-1981).

Fue ordenado sacerdote en Roma en 1982 y allí se tituló tres años después como doctor en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino («Angelicum»), en Roma. Tras eso, fue enviado de misionero al Vicariato agustino de Chulucanas, Piura, al norte de Perú.

En 1988, los agustinos le enviaron a Trujillo (Perú) a formar novicios agustinos de los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Fue uno de los fundadores de la actual comunidad de agustinos que hay en Trujillo. Allí fue prior, director de formación, maestro de profesos, prefecto de estudios en el Seminario Mayor de Trujillo, juez eclesiástico, párrico en dos urbanizaciones y también en zonas pobres del sur de la ciudad.

En 1998 fue elegido prior provincial de los agustinos de la provincia, y en 2001, Prior General, ministerio que la Orden le volvió a confiar en el Capítulo General Ordinario de 2007.

En octubre de 2013, después de su ministerio en Roma, regresó a su Provincia (Chicago). Allí se desempeñaba como maestro de profesos y vicario provincial, cuando el papa Francisco, le nombró en noviembre de 2014 administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, Perú. Fue ordenado obispo ese año, y obispo de la diócesis en 2015.

En mayo de 2019 fue nombrado miembro de la Congregación vaticana para el Clero. En abril de 2020 el Papa lo nombró administrador apostólico de la diócesis del Callao, en reemplazo del obispo español José Luis del Palacio.

El Papa Francisco con el cardenal Ouellet en 2022

El Papa Francisco con el cardenal Ouellet en 2022; Oullet llevaba casi 13 años al frente de la Congregación de los Obispos, que ayuda a hacer los nombramientos de obispos de todo el mundo.

La retirada de Ouellet, que fue papable en 2013

El sulpiciano canadiense Marc Ouellet aparecía en 2013 en todas las "quinielas de papables", por haber sido gran colaborador de Benedicto XVI, quien le nombró prefecto de la Congregación de los Obispos. Francisco le ha mantenido en ese importante cargo hasta ahora, cuando ha aceptado su renuncia por razón de edad.

Ouellet fue hombre de confianza de Benedicto XVI durante años. Presentó el libro de Ratzinger sobre Jesús en la Sala de Prensa vaticana y representó a Benedicto en el Congreso Eucarístico Internacional en Dublín y en la ostensión de la Sagrada Túnica de Jesús en Alemania. Son signos de la confianza que el Pontífice alemán depositó en él.

Ouellet fue misionero durante años en América Latina. Se conoce una anécdota de cuando volvió de visita a zonas de selva en Perú ya estando en la Curia. Visitando a unas religiosas en la selva peruana, se quedó dormido en el suelo de su capilla donde estuvo rezando. Tampoco había otro sitio. Un sacerdote que no lo sabía, entró, lo vio, se asustó y avisó a las hermanas de que había un hombre durmiendo en la capilla. Le explicaron que sí, que quien dormía en el suelo era un cardenal y Prefecto de la Congregación de los Obispos. Los dos celebraron luego juntos la misa.

El joven Ouellet fue ordenado sacerdote en 1968, empezó como profesor en Colombia, en el Seminario de Bogotá. En los años 70 y 80 ejerció su ministerio en Colombia, con los sulpicianos, orden especialmente dedicada a la formación de clérigos.

Cómo debe ser un obispo

Cuando fue nombrado prefecto de la Congregación de Obispos, un entrevistador le preguntó cómo debe ser un obispo.

"Debe ser un hombre firme: lo más importante es la fe del pastor", respondió Ouellet. "Debe ser un hombre preparado intelectualmente, capaz no solo sólo de predicar la fe sino también de defenderla. Este es un rasgo que San Pablo subraya cuando habla de los obispos. Pienso que necesitamos hombres valientes. En la cultura se ven menos valores cristianos y los medios de comunicación son a veces muy críticos con la Iglesia. Por lo tanto, se necesita coraje para afrontar estos ataques y para proteger a los fieles de todas estas corrientes anticristianas así como para hacerles mantener la fe”.

P.J.G., ReL

Vea también    De encargado de discoteca y antisistema de 68
a obispo con los pobres del Perú






















Viaje del Papa a Sudán del Sur: Testimonio precioso de fraternidad para un pueblo desgarrado por el odio

SUDAN         

Entrevista exclusiva con el misionero Christopher Hartley

El viaje ecuménico del Papa Francisco a Sudán del Sur es una oportunidad invaluable de abrir el camino de la paz y de mostrar que la unidad es posible en un pueblo desangrado por las guerras intestinas, por los conflictos religiosos y étnicos, y por la enorme corrupción de sus dirigentes.

La visita del papa Francisco junto con el arzobispo de Canterbury Justin Welby, primado de la Comunión Anglicana, y el pastor Iain Greenshields, moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia al país más joven del mundo, reviste una importancia histórica.

Aleteia ha entrevistado al misionero español Christopher Hartley quien, desde 2019 se ocupa de una misión estratégica para comprender la situación actual de Sudán del Sur y los alcances de este viaje ecuménico del papa Francisco: la Misión de Nandi, en la diócesis de Tombura-Yambio.

¿Qué importancia tiene el viaje ecuménico del Papa a esta región de África?

El viaje del santo padre Francisco a la República Democrática del Congo y, en el caso más personal mío, a Sudán del Sur, reviste una gran importancia. En primer lugar, porque es el Papa, sucesor de Pedro y cabeza visible de la unidad de la Iglesia, fundamento que confirma en la fe a los hermanos y, sobre todo, el que tiene la primacía del amor, que es el mandato que le da Jesús al apóstol Pedro. Es el amor el que le da la capacidad al apóstol Pedro para pastorear a las ovejas. Confirmar en la fe y hacer que el Evangelio llegue a los últimos rincones de la Tierra es la misión de los papas.

Y Sudán del Sur, tú lo has vivido, es en efecto uno de los últimos rincones a donde el Evangelio ha llegado, ¿no es así?

El Evangelio llegó hace relativamente poco tiempo a esas tierras tan sufridas. La división del Sudán en Sudán del Norte y Sudán del Sur está marcada por la diferencia religiosa. El Norte es totalmente musulmán y el Sur es cristiano. Es donde la obra del Evangelio se ha llevado a cabo, fundamentalmente y gracias a los misioneros combonianos, venidos de Verona, y los misioneros de la Mill Hill Society.

Cuando llegan los misioneros, Sudán pertenecía al Imperio Británico, por lo tanto, aprovechando el poder político y el poder militar, que hacía presente al Imperio en esas tierras, fue la comunión anglicana la que principalmente pudo entrar. Con muchas dificultades y con mucha oposición, tanto de los líderes religiosos como de las autoridades civiles y militares del Imperio, apenas les dejaron a los misioneros católicos, sobre todo italianos, penetrar en aquellas tierras.

En Sudán del Sur la fe católica llega en 1912 a un pueblito que se llama Mupoi donde se construye la primera Iglesia, el primer convento de religiosas de la rama femenina comboniana y donde establecen su noviciado. Actualmente, Mupoi pertenece a la diócesis de Tombura-Yambio, de donde soy párroco. Desde ahí se van extendiendo las misiones de los combonianos. Y así llega la tercera parroquia que es la mía, que se fundó en 1947 en el pueblo de Nandi.

¿Qué tuvo que suceder para que hubiese católicos en Sudán del Sur?

Había una presencia muy potente del Imperio Británico y por lo tanto de los anglicanos. Nunca permitieron que los misioneros pudieran establecer iglesias o comunidades o capillas en Yambio, por lo que se quedaron a las afueras. En realidad, hoy nuestro Seminario Menor de San José está donde los misioneros combonianos establecieron la primera capilla de Yambio, a las afueras de la ciudad, literalmente debajo de un árbol, que todavía existe.

Y hubo una situación providencial que fue que la mujer del gobernador era italiana, por lo tanto, católica, y fue ella la que abrió las puertas a la llegada de los misioneros y pudieran entrar en Yambio. Pero con dificultades. Los misioneros se establecen ahí, comienzan a misionar y es de tal fuerza la obra de la Iglesia católica que hoy en día un territorio que era, en su gran mayoría, anglicana, es católico.

¿Qué quieren decir los tres líderes religiosos de que se trata de un viaje ecuménico?

Un viaje ecuménico da a entender, claramente, que lo que había sido motivo de conflictos, de divisiones, de rechazos, ahora se puede dar un testimonio de cierta unidad. Obviamente, no estamos en plena comunión, no podemos celebrar la Eucaristía juntos, ni los demás sacramentos, pero sí podemos convivir pacíficamente, proclamamos la misma Palabra de Dios, amamos a Nuestro Señor Jesucristo y podemos hacerlo en fraternidad.

Ese es un testimonio en un país que está desangrado por tantas rupturas, por tantas divisiones por tanto conflictos; es un testimonio precioso de amistad, de fraternidad, de convivencia que, ciertamente, el país necesita como el desierto necesita el agua de la lluvia. Por eso, qué maravilla es que estos líderes religiosos se presenten como amigos, se presenten como hermanos; amistad y fraternidad que trascienden las barreras y proclaman un mismo deseo de ir construyendo la comunión, para que un día podamos todos sentarnos alrededor del mismo altar y celebrar el mismo santo sacrificio de la Eucaristía.

¿La guerra que partió al Sudán tenía aspectos religiosos?

La guerra espeluznante entre el Norte y el Sur de casi 30 años sí era una lucha por cuestiones religiosas entre el islam y el cristianismo. La crueldad del islam en la parte de Sudán del Sur, cuando ellos gobernaban el país completo, era espantosa. Una crueldad miserable la que ejercían los musulmanes sobre los cristianos. Cómo los oprimían o los expulsaban de sus propias tierras. Estaba prohibido, por ejemplo, que un trabajador cristiano, en su propia parcela, con el barro extraído de ella, fabricara ladrillos para construir su propia casa, si no era pagando un impuesto terrible al Norte, en Jartum. Eran completamente aborrecidos.

Téngase en cuenta que todas las estructuras políticas de Sudán eran todas de musulmanes. La opresión miserable a la que los musulmanes sometieron a los cristianos era vergonzosa e indigna. Fue la valentía de los cristianos la que logró expulsar al islam del sur. Si no hubieran sido tan aferrados a su fe católica o anglicana nunca hubieran podido expulsar al islam. De hecho, la expulsión del islam fue algo que unió a la comunión anglicana y a la Iglesia católica, porque tenían un enemigo común, que quería acabar con ellas.

¿Hay intereses políticos y económicos involucrados en estos conflictos?

Desde luego que los hay. Uno de los grandes problemas –lamentablemente es un problema cuando debería ser una solución—es que Sudán del Sur, siendo probablemente el país más pobre de la Tierra, es uno de los países más ricos del mundo. Lo único que tiene debajo de su suelo es oro, diamantes, metales preciosos y petróleo.

El problema es –es importante no culpar a la comunidad internacional de todos los males de los “pobrecitos pobres”—que se trata de un país espantosamente corrupto. Los políticos –que ahí son militares vestidos de civiles— tienen todo el poder.

Cuando el Papa se arrodilló en el Vaticano implorando por la paz y besó los pies del presidente y del vicepresidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, de la etnia dinka, y Riek Machar, de la etnia nuer, sabía que ambos se odian a muerte, que pertenecen a etnias diferentes y lo que esos hombres han robado al país, junto con sus adláteres, sea en el ejército, sea en la política, es indescriptible.

Hace un momento decías que no hay que echarle toda la culpa de la pobreza de Sudán del Sur a la comunidad internacional. ¿Por qué lo piensas así?

Porque, junto con Etiopía y, quizá, la India, Sudán del Sur es el país al que Estados Unidos da más dinero para su desarrollo. Pero la mayor parte de las veces, el dinero se lo roban, desaparece. Se calcula en un billón de dólares lo que Estados Unidos da a Sudán del Sur anualmente. Pero no se ve por ningún lado. Por eso, sí que es importante que recordemos que estas luchas étnicas son las que destruyen al país. Son las que retrasan el progreso y el desarrollo.

La presencia de ongs y de diferentes organismos de la ONU poca fuerza van a tener mientras persistan estas luchas étnicas entre, sobre todo, los nuer y los dinkas en el Sur, donde yo estoy. Nada va a cambiar para bien, mientras la gente no sea capaz de trascender las luchas étnicas. Entender que son un solo país, un solo pueblo, y quizá un día una sola Iglesia en donde todos tengan un objetivo común que es el progreso de este maravilloso país.

¿Pero tú que has descubierto en su gente?

Lo que a todo visitante y a todo misionero conmueve es la maravillosa fe, la bondad, la grandeza de un pueblo tan pobre y tan sufrido. En nuestras selvas la gente no tiene medicinas ni energía eléctrica, no tiene agua corriente, no tiene nada. Lo que tienen es la fe. Piden que se les construyan iglesias y sean atendidos espiritualmente. El edificio que desean es su iglesia. Ellos lo dicen con toda claridad: “Sin Iglesia no somos más que animales”.

La maravilla de la vida cristiana en esas tierras es que uno ve que dos mil años después de que el Verbo se hizo carne, Jesucristo tenía razón: que los pobres son evangelizados y porque son evangelizados, son ellos los que nos evangelizan haciendo carne y vida el Evangelio y dando testimonio de que la presencia de Jesús en medio de ellos es su verdadero consuelo, su roca, su fortaleza. Están convencidos que Dios está acá, con ellos, que Dios camina los senderos que caminan ellos.

Jaime Septién, Aleteia