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martes, 4 de abril de 2023

Quinta predicación de Cuaresma: “Yo he vencido al mundo”


“El Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo sido constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santificación, en virtud de la resurrección de entre los muertos”. Lo dijo el cardenal Cantalamessa, en su última predicación de Cuaresma, hoy sin la presencia del Papa Francisco quien se encuentra recuperándose en el Hospital Gemelli de Roma

Vatican News

En su quinta y última predicación de Cuaresma el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa pontificia, partiendo de la cita de san Juan en la que se lee: “En el mundo tendrán tribulación, pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo”, recordó a miembros de la Curia Romana – en esta ocasión sin la presencia del Papa Francisco quien se encuentra recuperándose en el Hospital Gemelli de Roma – que “estas son algunas de las últimas palabras que Jesús dirige a sus discípulos antes de despedirse de ellos”.

Se trata de palabras no habituales dirigidas a los que se quedan, porque el Señor está a punto de partir. De ahí que añada: “No los dejaré huérfanos: volveré a ustedes” (Jn 14,18).

Tras explicar el significado de "volveré a ustedes", cuya “respuesta está presente, como una especie de tema recurrente, en los discursos de despedida del Evangelio de Juan”, el predicador afirmo que “es bueno escuchar de una vez los versículos en los que el tema se convierte en la nota dominante”, haciéndolo “con la atención y la conmoción con que los hijos escuchan la disposición del padre respecto al bien más preciado que está a punto de dejarles”:

“Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes (14, 16-17)”

El Espíritu de Cristo

De manera que, prosiguió diciendo el purpurado, “la respuesta de la Escritura es que el Espíritu Santo, con la redención, se ha convertido en el Espíritu de Cristo; es el modo en que el Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo sido constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santificación, en virtud de la resurrección de entre los muertos" (Rm 1, 4).

“Debemos liberarnos por completo de una visión de la Iglesia formada gradualmente que se ha vuelto dominante en la conciencia de muchos creyentes”

“¿Qué significa esta visión cuando se aplica a la Iglesia?, preguntó el predicador, respondiendo “que Cristo fundó la Iglesia, la dotó de todas las estructuras jerárquicas y sacramentales para su funcionamiento, y luego la dejó, retirándose a su cielo en el momento de la Ascensión”.

“Como alguien que empuja un pequeño bote hacia el mar y luego se aleja de la orilla”

Sin embargo, destacó que “Jesús ha subido a la barca y está dentro”. Y añadió que “con cada nueva tempestad, incluida las que estamos viviendo, repite lo que dijo a los apóstoles en el episodio de la tempestad calmada: ‘¿Por qué tienen miedo, gente de poca fe?’ (Mt 8, 26). Acaso ¿no estoy yo aquí con ustedes? ¿Puedo hundirme yo?”.

“¿Puede el que creó el mar hundirse en el mar?”

El cardenal Cantalamessa dijo haber observado “con alegría que en el Anuario Pontificio, bajo el nombre del Papa, sólo figura el título de ‘Obispo de Roma’; porque “todos los demás títulos: Vicario de Jesucristo, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, etc.”. Y manifestó que le parece “correcto, especialmente en lo que se refiere al Vicario de Jesucristo".

El resucitado actúa en todo tiempo y lugar dentro de nosotros

“Vicario es alguien que toma el lugar del jefe en su ausencia – dijo el purpurado – pero Jesucristo nunca se ausentó y nunca se ausentará de su Iglesia. Con su muerte y resurrección se convirtió en ‘cabeza del cuerpo que es la Iglesia’ (Col 1, 18) y seguirá siéndolo hasta el fin del mundo. Él es el verdadero y único Señor de la Iglesia”.

También recordó que “cuando decimos de Jesús que está ‘espiritualmente’ presente, esta presencia espiritual no es una forma menos fuerte que la física, sino infinitamente más real y eficaz. Es la presencia del resucitado que actúa en el poder del Espíritu, en todo tiempo y lugar, y que actúa dentro de nosotros”.

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