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miércoles, 5 de marzo de 2025

Evangelio del día

 


Libro de Joel 2,12-18.

Ahora dice el Señor: Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de tus amenazas.
¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne,
reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: "¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?".
El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo.


Salmo 51(50),3-4.5-6a.12-13.14.17.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!

Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,

y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,

que tu espíritu generoso me sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.


Carta II de San Pablo a los Corintios 5,20-21.6,1-2.

Hermanos:
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios.
A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.
Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.
Porque él nos dice en la Escritura: En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.


Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.

Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

San Pedro Crisólogo (c. 406-450)
obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 8; CCL 24, 59; PL 52, 208


Ejercicios de la Cuaresma: la limosna, la oración, el ayuno

     Hermanos míos, hoy empezamos el gran viaje de la Cuaresma. Por lo tanto llevemos en nuestro barco todas nuestras provisiones de comida y bebida, colocando sobre el casco misericordia  abundante que necesitaremos. Porque nuestro ayuno tiene hambre, nuestro ayuno tiene sed, sino se nutre de bondad, sino se sacia de misericordia. Nuestro ayuno tiene frío, nuestro ayuno falla, si la cabellera de la limosna no lo cubre, si el vestido de la compasión no lo envuelve.
     Hermanos, lo que es la primavera para la tierra, la misericordia es para el ayuno: el viento suave de la primavera hace florecer todos los brotes de las llanuras; la misericordia del ayuno siembra nuestras semillas hasta la floración, estas dan fruto hasta la recolecta celestial. Lo que es el aceite para la lámpara, la bondad es para el ayuno.
  
     Como la materia grasa del aceite mantiene encendida la luz de la lámpara y, también con un pequeño alimento, la hace brillar para consuelo de todos en la noche, así también la bondad hace resplandecer el ayuno: desprende rayos hasta que alcanza el pleno esplendor de la continencia. Lo que es el sol para el día, la limosna es para el ayuno: el esplendor del sol aumenta la plenitud del día, disipa la oscuridad de la noche; la limosna acompaña el ayuno santificando la santidad y, gracias a la luz de la bondad, purifica de nuestros deseos todo lo que podría ser mortífero. En una palabra, lo que es el cuerpo para el alma, la generosidad es para el ayuno: cuando el alma se retira del cuerpo, le ocasiona la muerte; si la generosidad se aleja del ayuno, es su muerte. (EDD)

Reflexión sobre la escultura

Las prácticas cuaresmales tradicionales mencionadas en la lectura del Evangelio de hoy -oración, ayuno y limosna- nos ofrecen tres maneras distintas, aunque profundamente interconectadas, de crecer en nuestra relación con Dios. Más que disciplinas separadas, forman un camino espiritual con tres dimensiones, cada una de las cuales refuerza a las demás. El ayuno se asocia a menudo con la abstención de comida o bebida, pero en un sentido más amplio, consiste en renunciar a todo lo que obstaculiza nuestra relación con el Señor. Es un alejamiento deliberado del egocentrismo, un "no" a todo lo que nos aleja de Dios. Sin embargo, este "no" está siempre al servicio de un "sí" mayor: un "sí" a Dios, expresado a través de la oración, y un "sí" a los demás, expresado a través de la limosna, que es, en última instancia, un acto de amor que se da a sí mismo.

El peligro de la Cuaresma es que puede centrarse sutilmente en uno mismo en lugar de centrarse en Dios. Lo que comienza como un acto de devoción puede, si no tenemos cuidado, convertirse en una búsqueda de logros personales o de aprobación pública. Jesús nos recuerda que estas prácticas no pretenden llamar la atención sobre nosotros mismos, sino profundizar en nuestra relación con Dios y servir a los demás con humildad. La verdadera disciplina cuaresmal nos aleja del interés personal y nos conduce hacia un corazón totalmente abierto a la gracia de Dios.

El artista belga Hans Op de Beeck crea sorprendentes obras de arte totalmente cubiertas de cenizas grises, que evocan una sensación de fugacidad e impermanencia. Su elección de materiales y su paleta monocromática sirven de poderosa metáfora visual de la naturaleza pasajera de todas las cosas. Objetos cotidianos como fruta, velas, libros o muebles se transforman en reliquias cenicientas, despojadas de su color y vitalidad. Estos objetos familiares, antaño vibrantes y llenos de vida, parecen congelados en el tiempo, como si ya hubieran sucumbido a la inevitabilidad de la decadencia y la desaparición.

Esta visión artística resuena profundamente con el significado del Miércoles de Ceniza, cuando recibimos ceniza en la frente como solemne recordatorio de que "polvo eres y en polvo te convertirás" (Génesis 3:19). Del mismo modo que las esculturas de Op de Beeck muestran que incluso las cosas más ordinarias y queridas de este mundo se desvanecerán un día, la Cuaresma nos invita a reflexionar sobre la naturaleza temporal de la vida terrenal. No debemos aferrarnos a las cosas materiales, pues todo en este mundo acabará por desaparecer. En cambio, se nos invita a fijar nuestro corazón en lo que es eterno, buscando el reino de Dios más que los efímeros tesoros terrenales.

by Padre Patrick van der Vorst

 Vea también     Cuaresma con los Santos Padres de la Iglesia

Oración 

  • Señor, en este inicio de Cuaresma, abro mi corazón a Ti y te pido que me guíes por el camino de la conversión y el amor.
  • Padre misericordioso, ayúdame a reconocer mis errores y a volver a Ti con un corazón humilde y sincero.
  • Jesús, enséñame a vivir esta Cuaresma con fe, dejando atrás todo lo que me aleja de Ti.
  • Espíritu Santo, dame la fortaleza para renunciar a lo que no me hace bien y para crecer en santidad cada día.
  • Señor, que esta Cuaresma sea un tiempo de transformación para mi alma, para que pueda parecerme más a Ti.
  • Dios mío, ayúdame a vivir el ayuno no solo como una renuncia a la comida, sino como una oportunidad para acercarme más a Ti.
  • Jesús, que cada sacrificio que haga en esta Cuaresma sea una muestra de mi amor por Ti y por los demás.
  • Señor, enséñame a ofrecer mis pequeñas renuncias con alegría y generosidad, recordando todo lo que hiciste por mí.
  • Padre bueno, que mi ayuno no sea solo de alimento, sino también de palabras hirientes, impaciencia y egoísmo.
  • Señor, dame la gracia de desapegarme de lo material y de buscarte con todo mi corazón.
  • Jesús, quiero dedicar más tiempo a la oración en esta Cuaresma, para escuchar Tu voz y seguirte con fidelidad.
  • Señor, enséñame a orar con el corazón, a confiar en Ti y a buscarte en cada momento del día.
  • Espíritu Santo, abre mi mente y mi alma para que pueda comprender mejor Tu Palabra y ponerla en práctica.
  • Señor, que mi oración en esta Cuaresma sea un encuentro profundo contigo, que renueve mi fe y mi amor.
  • Jesús, dame la gracia de orar no solo con palabras, sino también con mis acciones y mi testimonio de vida.





















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