Greg Smith es el fundador de Hybrid Athletes, una empresa de entrenamiento físico profesional. Hombre de negocios en Orlando, Florida (EE.UU.), Greg frecuenta el centro de la ciudad, siempre lleno de gente, donde a menudo se encuentra con personas sin techo pidiendo limosna y comida. Como está casi siempre vestido de traje y corbata, es habitual que le paren los sin techo.
Un día, pasó junto a una mujer sin techo, la cual, en vez de pedirle dinero, sólo sonrió a Greg y le dijo: “Buen día, señor. Tenga un estupendo día. Que Dios le bendiga”. Esa mujer tomó a Greg por sorpresa, así que se paró a conversar con ella.
Acabó llevándola a comer y estuvieron tan bien, que acabaron comiendo juntos cada martes. Pero lo que está haciendo que esta historia se difunda por internet es lo que exactamente están haciendo ellos durante estos encuentros para comer.
Descubre lo que estos encuentros han supuesto para Amy… ¡es muy impresionante!
El post en el Facebook de Greg dice:
Conoce a “Amy Joe”.
En las últimas semanas, cada martes, Amy Joe y yo nos encontramos en la esquina de Pine Street con S. Orange en el centro de Orlando (trabajo en el centro y siempre estoy andando por la ciudad). Todos los días, durante una semana, yo veía a Amy Joe en esa esquina y ella nunca pedía dinero. Sólo decía “Buen día, señor. Que tenga un día estupendo. ¡Que Dios le bendiga!” y sonreía.
Yo uso traje para trabajar, todo el día, así que me para todo el mundo para pedirme dinero. Pero nunca Amy Joe. Todos los martes, ella y yo comemos juntos. Durante media hora escucho su entusiasmo, su positividad, aun sabiendo que ella no tiene nada.
En la última semana, Amy Joe me dejó sin palabras… no sabe leer.No fuma, no bebe, no consume drogas, ni nada de eso. Ella me explicó que era muy difícil encontrar empleo sin saber leer. Me contó que todo el dinero que conseguía reunir, lo usaba para retirar libros de la biblioteca que la ayudasen a aprender a leer, en vez de para comprar comida.
¡Eso acabo conmigo! ¡Ella prefería aprender a leer y, tal vez, encontrar un empleo, a comer!
Yo fui bendecido con unos padres maravillosos y una familia que siempre tuvo recursos para darme todo lo que yo quería. Amy Joe, no. Así que ahora ya no sólo comemos juntos: le estoy enseñando a leer. Yo saco un libro de la biblioteca cada semana y leemos juntos el martes; el resto de la semana ella practica sola.
No quiero, con este post, que nadie sienta pena de Amy Joe, ni quiero presumir de que hago algo por los menos afortunados. Quiero compartir esto porque quizás motive a alguien a ayudar a otra persona. Hay mucha gente por ahí como Amy Joe, no todos tienen hambre, o están sin hogar o heridos. Puede ser alguien de tu familia, o un amigo tuyo. Ayudar a alguien puede ser tan sencillo como decir “hola” y sonreír. Yo tengo la suerte de tener una condición financiera que me permite cuidar de Amy Joe, así que… ¡eso es lo que hago!
¿Tienes alguna “Amy Joe” en tu vida, también? Comparte esa historia y deja que toque el corazón de los demás.
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