Andrés de Angelo, aleteia
Hace unos días se viralizó un post de Facebook, donde un hombre habla de la “Variabilidad” de las mujeres, con unos hermosos cumplidos para su esposa. El Post, de Dale Partridge, dice:
«Los hombres están demasiado preocupados de que el matrimonio los deje con “una sola mujer” para el resto de sus vidas. Eso no es cierto. Yo me enamoré de una escaladora de 19 años, me casé con un amante de los animales de 20 años, formé una familia con una madre de 24 años, luego construí una granja con una ama de casa de 25 años y hoy estoy casado con una mujer sabia de 27 años. Si tu mente está sana, nunca te cansarás de “una mujer”. En realidad, te verás abrumado con la cantidad de versiones hermosas de ella que llegas a descubrir con los años. No digas no al matrimonio, di que sí y sigue diciendo que sí hasta el día de tu muerte».
¡El Post es Genial! ¡Dice muchas verdades! Dale Partridge es un orador y motivador profesional y autor de libros sobre negocios, orientados a la persona y la familia.
Con respecto al post de Dale, que recibió más de 46.000 comentarios y se compartió más de 280.000 veces, es una frase que ya había dicho (aunque más brutalmente) G. K. Chesterton:
«La variabilidad es una de las virtudes de la mujer. Hace innecesarios las exigencias crudas de la poligamia. Si tienes una buena mujer, puedes estar seguro de tener un harén espiritual».
Por la diferenciación de los sexos, el hombre necesita variabilidad y la mujer necesita estabilidad. De esta diferencia, los sociólogos interpretan que «la mujer es monógama y el hombre es polígamo», lo que es un sinsentido. En realidad, el hombre, siendo estable, le da a la mujer lo que necesita, y la mujer, siendo variable, le da al hombre lo que necesita. Nuevamente, la complementariedad de los sexos es maravillosamente perfecta.
Esta característica de la mujer ha sido siempre malinterpretada por el feminismo. (¿Qué hay que el feminismo no malinterprete?) El razonamiento de las feministas es el siguiente: «la mujer es variable, y por lo tanto no es confiable», y eso sirve para alejarla de las grandes decisiones, y por eso son “oprimidas”.
Por el contrario, tanto la frase de Partridge como la de Chesterton apuntan a algo mucho más sublime: las mujeres son flexibles, son adaptables, se reinventan constantemente para darnos cada vez versiones mejores de sí mismas, y cada día nos sorprenden con nuevas interpretaciones, con nuevos modos de ver la realidad. La famosa frase “Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” es verdadera, pero en lugar de “detrás” yo diría “al lado”. Las mujeres nos ayudan a pensar y a interpretar el mundo de un modo que jamás se nos hubiera ocurrido a nosotros solos, y por eso solamente el hombre que tiene una “buena mujer” como dice Chesterton a su lado, va a aventajar al que no la tenga.
Yo, como Dale, me enamoré de una maestra que era increíblemente inteligente y sensible, me casé con una ama de casa que era perfecta, fui padre junto a una madre insuperable, y vivo ahora (18 años después) con la mujer que incluso en sus peores momentos, tiene un toque de perfección para todo lo que hace, incluyendo nuestro matrimonio. ¡No deja de sorprenderme todos los días con algo nuevo y mejor! Yo le digo constantemente que es mi “motor fuera de borda” porque me da fuerza y dirección para ir adonde quiero.
Hay un aspecto más que me encanta de este post: los hombres somos visuales, las mujeres son auditivas. Y las mujeres necesitan los cumplidos como el oxígeno. Nuestra Señora es Perfecta, está en el Cielo donde su felicidad sobrepasa a la de todos los seres humanos, ¡Y le tenemos que decir 50 veces por día que la amamos! (eso sin contar las Letanías Lauretanas). Nuestras mujeres necesitan que les digamos, en forma creativa cómo, cuánto y por qué las amamos… ¡unas 50 veces por día! Así que, hombres: ¡a ponerse creativos! Una postdata: las mujeres, que son auditivas, consideran al whatsapp conversación, así que ¡también le pueden mandar cumplidos y mensajes de amor por el celular!
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