Dios reside en las personas a través del bautismo
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? — 1 Corintios 3:16
Hay mucha gente que, al hablar de Dios, se refiere a Él como alguien que está muy lejos. Para algunos, Dios es una figura que escucha nuestras oraciones desde las nubes. Para otros, es un hombre-Dios que murió hace 2000 años y que aún está presente de una forma externa. Para otros incluso, Dios se digna a bajar desde los cielos en ocasiones especiales.
Pocas personas, según parece, tienen un sentido de la presencia de Dios dentro de ellas, e incluso cuando así lo perciben, parecen sorprenderse cuando se menciona su origen.
Una de las verdades catequéticas más notables y simples, que Dios habita en nuestro interior gracias al Bautismo, es también la más olvidada. No dejan de sorprenderme los pocos cristianos que mencionan de forma explícita el Bautismo cuando conversan sobre su fe.
Pero el Bautismo es una verdad que nos permite —y de hecho debería lanzarnos a ello— gritar desde los tejados: ¡Dios habita en nosotros!
Isabel de la Trinidad, que pronto será una santa carmelita, fue una santa de la “inhabitación divina” (el término usado para describir el hecho de que la Trinidad habita en nuestro interior). La reflexión sobre la inhabitación divina fue el elemento crucial de su vida de santificación.
Según escribió:
Me parece que he encontrado mi paraíso en la tierra, porque mi paraíso eres Tú, mi Dios, y estás en mi alma. Tú en mí y yo en ti, que este sea mi lema.
Tal vez si fuéramos más conscientes de esta asombrosa verdad, encontraríamos fuerzas renovadas en el esfuerzo diario por conectar con Dios, permanecer en Su presencia y hacer el bien a los demás.
He aquí algunas ideas para celebrar la verdad de que Dios habita en nosotros:
- Celebra una fiesta del Día del Bautismo: Y no una vez, sino todos los años. El papa Francisco ha estado animando a los fieles a descubrir el día en que fueron bautizados y a celebrarlo anualmente con entusiasmo. Una de las hermanas de mi comunidad ha decidido celebrar su día de Bautismo en vez de su cumpleaños. Todos podríamos hacer lo mismo, porque nuestro Bautismo es el día en que de verdad renacimos como hijos de Dios.
- Reza al Espíritu Santo: A menudo nos referimos a la presencia de Dios dentro de nosotros como la “inhabitación del Espíritu Santo”, lo cual no quiere decir que toda la Trinidad no habite en nosotros, sino que enfatiza que el Bautismo es una misión especial de la tercera Persona de la Trinidad. El Espíritu Santo fue enviado a estar con nosotros cuando Jesús ascendió al paraíso. Así que podemos recordar esta presencia especial dentro de nosotros trayendo a la mente al Espíritu Santo en la oración. (Las Hijas de San Pablo tienen un hermoso rosario cantado al Espíritu Santo disponible de forma gratuita).
- Aprende más sobre el Bautismo: Hay muchos recursos en Internet para aprender más sobre el Bautismo. Puedes leer las secciones pertinentes del Catecismo, aprender por qué los católicos bautizan bebés, y mucho más. Hay muchos recursos disponibles para aprender más sobre este don esencial de nuestra fe.
- Renueva tus promesas bautismales: La mayor parte de nosotros probablemente se bautizó siendo bebé, así que puede que no recordemos las palabras de las promesas bautismales. Son una oración muy poderosa. Y renovar esta oración es algo que podemos hacer todos los meses, todas las semanas, incluso diariamente. Siempre me dan escalofríos cuando, en respuesta a la pregunta “¿Renuncias a Satanás, padre y príncipe del pecado?”, digo con firmeza, “Sí, renuncio”.
¿Se te ocurre alguna idea más?
Teresa Noble, aleteita
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