Permanecieron atrapados cuatro días a 1000 metros de profundidad en una mina de carbón tras un derrumbe
Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico
Abraham Reynalte Araujo, Ángel Vega Mayta (31), Jonas Cuenca Canchary (30) y Gregorio Rodríguez Quispe (40) le podrán contar su hazaña a sus familiares y amigos.
Se trata de cuatro mineros peruanos que desde el pasado jueves 31 de enero permanecían atrapados en una mina de carbón de la localidad de Pampahuay ubicada en Oyón (Lima).
Luego de un derrumbe que terminara impidiendo la salida, estos cuatro hombres tuvieron que luchar por mantenerse con vida y a la espera del milagro, algo que finalmente aconteció, pues en las últimas horas fue confirmado el rescate.
El hallazgo fue anunciado por las autoridades, replicado a través de las redes y una vez fuera los mineros pudieron encontrarse con sus familias. Uno de los que se hicieron eco de la gran noticia fue el primer ministro César Villanueva, quien expresó:
“Gracias al titular del @MemPeru y a todos los rescatistas, personal médico, policías y voluntarios que trabajaron incansablemente para que ahora estén de vuelta con los suyos”.
Horas antes, mientras se desarrollaba el operativo de rescate, los mineros se mantenían perseverantes a más de un kilómetro de profundidad y recibían alimentos (vitaminas y sales rehidratantes) a través agua enviada por una manguera de aire.
La odisea no estuvo exenta de incertidumbres, sobre todo en momentos antes de poder establecer comunicación con ellos.
“Estamos a cuatro metros del lugar donde están nuestros hermanos obreros. Ellos están bien, les hemos dicho que no desesperen, porque llegar hasta ellos demorará cerca de 30 horas”, indicaban los rescatistas, reproduce La República de Perú.
Pero los familiares nunca perdieron la esperanza y permanecieron en el exterior de la mina hasta el desenlace.
Ver imágenes del rescate aquí (hacer click en galería)
Según constatan otros medios locales como El Comercio, los trabajadores fueron trasladados de forma inmediata a una clínica local para recibir atención médica, pero no tenían heridas de gravedad.
Sin duda –mientras ahora toma fuerza la hora de las investigaciones para esclarecer el tema del derrumbe y demás- una alegría que hoy emociona a Perú y que hace eco en todo el continente y el resto del mundo, pues una vez más, gracias a Dios, la vida pudo más.
Pablo Cesio, Aleteia
No hay comentarios:
Publicar un comentario