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miércoles, 6 de enero de 2021

Cuando te tratan mal tienes 2 opciones, ¡escoge!

 

STRESSED


Es muy fácil dejarse llevar, es muy fácil poner mala cara... tan fácil como negativo, en cambio quien controla sus impulsos cambia el mundo

Cuando alguien te trata mal, tienes dos opciones. Lo viví hace pocos días…

Si algo puede hacer fácilmente que pierdas el espíritu navideño es ir de compras estos días, ya que te sueles encontrar un escenario lleno de intrépidos dependientes saturados, gente con prisas cargada de bolsas, y colas que parece imposible que no sean para recoger algo gratis…

Hacia allí nos dirigimos, llenos de entusiasmo, el pasado sábado en mi casa. Mi marido y yo salimos a hacer compras en uno de los centros comerciales de la ciudad, acompañados de seis de nuestras princesas.

En una de las tiendas, teníamos a una mujer justo detrás de nosotros, en la cola, diríamos que muy, pero que muy nerviosa.

Cuando nos llegó el turno de pagar (confieso que yo estaba mirando el móvil), la señora nos preguntó con cierta desesperación si pasábamos o pasaba ella. Como os podéis imaginar, pasamos rápidamente.

Una torpeza ¿imperdonable?

Y yo, que soy el alma gemela de Goofy, choqué con la mampara de plástico protectora, generando un ruido tremendo. Ya os podéis imaginar los gestos de la señora, con los ojos en blanco, suspirando descarada y ostentosamente.

Mis hijas estaban avergonzadas (lo sé, aunque no me lo dijeron) pero, sobre todo, indignadas con las caras, suspiros y comentarios de la señora.

Salieron de la tienda preguntando cómo no le decía algo a una señora tan maleducada e impertinente: ¿Cómo me dejaba pisotear así? ¿Por qué ni siquiera la había mirado mal?

Cuando te tratan mal, ¿cómo responder?

El Espíritu Santo no me abandonó. Ya sabe que lo he reconocido hace mucho tiempo, aunque en estas fechas se ponga el disfraz de Espíritu Navideño.

Y, actuando con su estilo imperceptible, me inspiró el argumento que les di a las princesas de mi cuento: “Contestar mal, lanzar miradas gélidas, retadoras, gestos airados… ¿Para qué? Son acciones tan tentadoras como inútiles.

¿Realmente te gustaría ser la más chula del barrio? ¿La más impertinente del reino?

Cuando en la vida te encuentres con ese tipo de situaciones, piensa que te están nominando a uno de los dos premios siguientes: el Premio a la más impertinente o el Premio María de Nazareth. ¿Cuál de los dos quieres ganar?”.

Con mayor o menor éxito, todos somos capaces de ser impertinente. Es muy fácil dejarse llevar, es muy fácil poner mala cara, poner los ojos en blanco, suspirar descarada y ostentosamente, lanzar comentarios capciosos al aire…

Más difícil, pero la mejor de las opciones

Sin embargo, no hacer lo que te pide el cuerpo, resistir el envite, no querer escuchar los agravios, no poner mala cara, no mirar de arriba abajo, callar, intentar comportarte como lo haría Ella…, para eso hacen falta horas de entrenamiento en el gimnasio de la voluntad y en la academia de la humildad, asignaturas en peligro de extinción.

Pero, son las personas que optan al Premio María de Nazareth las que cambian la historia, las que convierten impertinentes, y las que consiguen que haya más gente que quiera optar a ese premio.

Así transformó la Virgen María a tantas personas durante la Pasión de su Hijo: su actitud resignada, silenciosa y amorosa derribó muros enteros en sus almas, algo extraordinario frente a lo inútil que hubiera resultado que se hubiese puesto a insultar o a mirar con odio a los asesinos de su hijo.

Ofrecer ese autocontrol de la ira, el enfado o la indignación, de la lengua, es una arma poderosa que no podemos desaprovechar. ¿Qué premio te quieres llevar la próxima vez que te veas nominado?

¿Te preguntas si mis hijas lo entendieron? Bueno, la verdad es que no puedo asegurar que mis adolescentes mimetizasen todo esto…, pero rezaré para que lo vean con el tiempo y con la ayuda del Espíritu Navideño.

Mar Dorrio, Aleteia

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