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sábado, 10 de julio de 2021

Evangelio del día

 

Mateo 10:24-33
Teme a aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en el infierno

Juicio Final (detalle), Pintado por Miguel Ángel Buonarroti (1475 - 1564),
Pintado en 1537-41, Fresco
© Capilla Sixtina, Vaticano

Jesús instruyó a los Doce de la siguiente manera: El discípulo no es superior a su maestro, ni el esclavo a su señor. Al discípulo le basta con llegar a ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si han llamado al dueño de la casa Beelzebul, ¿qué no dirán de su casa?

Por lo tanto, no tengáis miedo de ellos. Porque todo lo que ahora está cubierto será descubierto, y todo lo que ahora está oculto será aclarado. Lo que os digo en la oscuridad, contadlo a la luz del día; lo que oís en susurros, proclamadlo desde los tejados.

No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a quien puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno. ¿No puedes comprar dos gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que tu Padre lo sepa. Cada pelo de tu cabeza está contado. Así que no hay que tener miedo; valéis más que cientos de gorriones.

Por eso, si alguien se declara por mí en presencia de los hombres, yo me declararé por él en presencia de mi Padre que está en los cielos. Pero al que me repudia en presencia de los hombres, yo lo repudiaré en presencia de mi Padre que está en los cielos".

Comentario

Bulle

Carta de la Iglesia de Esmirna sobre el martirio de San Policarpo (69-155)
obispo
(trad. cf breviario 23/02)


“No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma”

Por tanto, no le sujetaron con los clavos, sino que lo ataron. Ligadas las manos a la espalda como si fuera una víctima insigne seleccionada de entre el numeroso rebaño para el sacrificio, como ofrenda agradable a Dios, mirando al cielo, Policarpo dijo:
“Señor, Dios todopoderoso, Padre de nuestro amado y bendito Jesucristo, Hijo tuyo, por quien te hemos conocido; Dios de los ángeles, de los arcángeles, de toda criatura y de todos los justos que viven en tu presencia: te bendigo, porque en este día y en esta hora me has concedido ser contado entre el número de tus mártires, participar del cáliz de Cristo y, por el Espíritu Santo, ser destinado a la resurrección de la vida eterna en la incorruptibilidad del alma y del cuerpo. ¡Ojalá que sea yo también contado entre el número de tus santos como un sacrificio enjundioso y agradable, tal como lo dispusiste de antemano, me lo diste a conocer y ahora lo cumples, oh Dios veraz e ignorante de la mentira! Por esto te alabo, te bendigo y te glorifico en todas las cosas por medio de tu Hijo amado Jesucristo, eterno y celestial Pontífice. Por él a ti, en unión con él mismo y el Espíritu Santo, sea la gloria ahora y en el futuro, por los siglos de los siglos. Amén” (EDD)


Oración

Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas, y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo. 




























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