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lunes, 12 de julio de 2021

Evangelio del día

 

Mateo 10:34-11:1
No he venido a traer la paz, sino una espada

Espada de mano y media, alemana, ejecutada hacia 1400-1430,
Acero y aleación de cobre © Metropolitan Museum of Art, Nueva York

Jesús instruyó a los Doce de la siguiente manera: No penséis que he venido a traer la paz a la tierra: no he venido a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra. Los enemigos del hombre serán los de su propia casa.

El que prefiera a su padre o a su madre antes que a mí, no es digno de mí. El que prefiere al hijo o a la hija antes que a mí, no es digno de mí. Quien no tome su cruz y siga mis pasos no es digno de mí. Quien encuentre su vida, la perderá; quien pierda su vida por mí, la encontrará.

Quien te acoge a ti, me acoge a mí; y quien me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.

El que acoge a un profeta tendrá la recompensa de un profeta, y el que acoge a un santo tendrá la recompensa de un santo.

Si alguien da un vaso de agua fría a uno de estos pequeños por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa".

Cuando Jesús terminó de instruir a sus doce discípulos, pasó de allí a enseñar y predicar en sus pueblos.

Comentario


Bulle

Eusebio de Cesárea (c. 265-340)
obispo, teólogo e historiador
Sobre la Palabra


«Cuando yo digo paz ellos dicen Guerra» (Sal. 120,7)

Jesús es la paz y  ha venido a reconciliar el cielo y la tierra (Col. 1,20). Si esto es verdad ¿Cómo podemos entender lo que el mismo Señor ha dicho en el Evangelio: «No penséis que he venido a traer  paz a la tierra»? Y que ¿La nieve podrá calentar o dar frió el fuego? ¿La paz podrá no procurar paz?... El designio de Dios, cuando envía a su  Hijo, es salvar a los hombres. Y la misión que debía cumplir era establecer la paz en el cielo y sobre la tierra. ¿Por qué entonces no hay paz? Por la debilidad de estos que no han podido acoger el brillo de la luz verdadera...
Tal hija ha creído, su padre permanece sin creer. Puesto que predicar la paz obra la división, «¿qué relación puede haber entre creer y no creer?» (2Co.6,15). El Hijo debe creer, el padre queda incrédulo. La oposición es ineluctable. Allí donde la paz es proclamada la división se instala. Es una saludable división, pues es por la paz que nosotros somos salvados...
Yo proclamo la paz, si, pero la tierra no la acoge. Esto no era el designio del sembrador, aquel que esperaba el fruto de la tierra. (EDD)


Oración

Señor, ilumíname en el camino de cumplir con todo aquello que esperas que haga. Ayúdame a no ser complaciente con las distracciones que me alejen de Ti, ni indiferente a las verdades que nos revelas mediante Tu palabra de forma que pueda vivir completamente por Tu voluntad, sirviéndote de la mejor manera posible, con los dones con los que me has premiado.
Por Cristo nuestro Señor.






























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