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martes, 13 de julio de 2021

Evangelio del día

 

Mateo 11:20-24
Jesús comenzó a reprochar a los pueblos que se negaban a arrepentirse

Los hijos de Clodoveo II, Pintado por Évariste Vital Luminais (1821-1896),
Pintado en 1880, Óleo sobre lienzo
© Art Gallery of New South Wales (AGNSW), Australia

Jesús comenzó a reprochar a los pueblos en los que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque se negaban a arrepentirse.

¡Ay de ti, Corazonada! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido con saco y ceniza. Y aun así, os digo que no os irá tan mal el día del Juicio Final con Tiro y Sidón como con vosotros. Y en cuanto a ti, Cafarnaúm, ¿querías ser exaltada tan alto como el cielo? Serás arrojada al infierno. Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, ésta todavía estaría en pie. Y, sin embargo, os digo que a la tierra de Sodoma no le irá tan mal el día del juicio como a vosotros".

Reflexión sobre el cuadro


Después de la espada de ayer, Jesús sigue hablando con mucha claridad y dureza, explicando lo que pasará si no nos arrepentimos. Es importante pensar en el arrepentimiento como una bendición y un regalo, y no verlo como una carga, un sentimiento de culpa o un castigo. El arrepentimiento nos realinea con Dios. Tener un remordimiento sincero o arrepentimiento puede ser algo bueno. A través del arrepentimiento miramos lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer, y luego tratamos de cambiar para mejorar.  

Y ahí reside la belleza del arrepentimiento, que es mucho más que decir que lo sientes o pedir perdón. El verdadero arrepentimiento conlleva un cambio de corazón y un cambio de vida.

Nuestro lienzo pintado por el artista francés Évariste Vital Luminais representa una historia de arrepentimiento. Según una leyenda que surgió en el siglo XII, los dos hijos de Clodoveo II se rebelaron contra su padre después de que éste partiera en una cruzada. Su madre hizo que les cortaran los tendones, por lo que ya no podían caminar (de ahí las vendas en los pies en nuestro cuadro). Después de instruir este cruel castigo, se arrepintió y los envió río abajo, inmovilizados, en una barcaza hacia su destino. La salvación está cerca, ya que la barcaza flotará río abajo y será detenida por los monjes del monasterio que podemos ver en la colina de la esquina superior derecha. Los monjes acabarán cuidando de los dos hijos. El arrepentimiento de la madre tras el espantoso acto que cometió llevaría a los dos niños a salvar la vida lejos de las garras del resto de la familia. Aunque nuestro pintor presagia la salvación de los malhechores en la forma lejana de un monasterio benedictino, en nuestro cuadro se centra más bien en la tristeza del acto que cometió la madre... por el que luego se arrepintió.

By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet

Oración

Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo lo creado, haz que comencemos este día con ánimo alegre y que realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
























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