Aquí podemos ofrecerle sólo unos pocos aspectos de las mil maravillas de la Santa Misa
Ved que diariamente se humilla. |
¡Oh hijos de los hombres!, ¿hasta cuándo seréis duros de corazón? ¿Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? Ved que diariamente se humilla, como cuando desde el trono real descendió al seno de la Virgen; diariamente viene a nosotros Él mismo en humilde apariencia; diariamente desciende del seno del Padre al altar en manos del sacerdote... San Francisco de Asís |
María Santísima anticipó en sí misma lo que en nosotros sucede sacramentalmente. |
María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor. San Juan Pablo II |
Como un soplo de viento. |
Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual. San Juan María Vianney |
Para perseverar en la práctica de la humildad. |
La frecuencia en la Confesión y en la Comunión te proporcionará la ayuda más eficaz para perseverar en la práctica de la humildad. S.S. León XIII |
Ofrecía el sacrificio de todos los miembros. |
San Francisco de Asís comulgaba con frecuencia y con devoción tal, como para infundirla también en los demás. Como tenía en gran reverencia lo que es digno de toda reverencia, ofrecía el sacrificio de todos los miembros, y al recibir al Cordero inmolado, inmolaba también el alma en el fuego que le ardía de continuo en el altar del corazón. Fray Tomás de Celano |
El fin último de todo deseo humano. |
La práctica de este deseo constante de Jesús en la Eucaristía tiene su raíz en la perfección última de la comunión eucarística, que es el fin último de todo deseo humano. San Juan Pablo II |
Como nuestra Santísima Madre. | |
Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los Santos. San Josemaría Escrivá de Balaguer | |
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