Las percepciones comunes de la gente son meras caricaturas, dice un investigador. La verdad no es negra ni rosa...
La semana pasada terminó en Roma un simposio con motivo del 20 aniversario de la apertura de los archivos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que como es bien sabido contiene documentos históricos de la Inquisición romana.
Al descubrir estos documentos, el entonces cardenal Ratzinger consideró que marcaría “una nueva etapa” en el diálogo entre la Iglesia y el pueblo de hoy día.
Estos archivos, que cubren los años de 1542 a 1903 —en 4.500 volúmenes—, trazan cuatro siglos de historia de la Iglesia, aunque una gran parte del archivo ha desaparecido.
Monseñor Alejandro Cifres, que está al cargo de los archivos, declaró que los documentos muestran que la Inquisición no está a la altura de su “leyenda negra”.
Aquí está nuestra entrevista con Mons. Cifres:
– ¿Qué revelan estos archivos sobre la Inquisición?
Los archivos muestran que la verdad difiere de la imagen habitual que se tiene de la Inquisición. La leyenda negra es una leyenda, como lo son esas leyendas “de color de rosa” que intentan justificarlo todo. Yo siempre digo que no hay investigador que haya venido a nuestros archivos por primera vez y se haya marchado con una idea peor de la Inquisición.
Estos archivos destacan que la Inquisición fue una institución hecha por el hombre acorde a unos criterios diferentes de los nuestros, pero que buscaba aplicar unas normas y reglas con rigor y seriedad. Por encima de todo, la Inquisición no era solamente un tribunal que juzgaba y condenaba —y a menudo absolvía—, sino que era un lugar de debate donde se estudiaban ideas y se explicaban doctrinas.
Las imágenes de un tribunal a la caza de brujas son caricaturas y todo el que venga a los archivos se percatará de ello. Los historiadores serios no tuvieron que esperar a que se abrieran los archivos para darse cuenta de eso mismo.
– ¿Qué es la Inquisición?
Ante todo, debemos saber que había tres inquisiciones diferentes. Primero, estuvo la inquisición medieval, que era una prerrogativa de obispos o delegados papales para casos particulares. El episodio más famoso es la cruzada contra los albigenses en el siglo XIII.
Luego estuvieron las inquisiciones española y portuguesa, que fueron las primeras en centralizarse al nivel de un país.
Por último estuvo la Inquisición romana, fundada en 1542 por Paulo III para ser un órgano central de la Santa Sede que controlara la disensión religiosa. Puesto que era pontificia, tenía jurisdicción universal; esto es, cubría el mundo entero. De hecho, no actuaba en territorio de las inquisiciones española y portuguesa y por tanto no actuó tampoco en las Américas. En 1908, la Inquisición romana dejó paso al Santo Oficio, que es también predecesor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
– ¿Por qué el cardenal Joseph Ratzinger, por entonces prefecto de la Congregación y futuro papa Benedicto XVI, quiso abrir estos archivos?
Hasta hace 20 años, nuestros archivos permanecían en gran medida cerrados a las consultas. Era la última área de los archivos vaticanos que nunca se había abierto; la mayoría se había abierto a finales del siglo XIX. En 1998, el cardenal Ratzinger, después de varias peticiones, decidió que ya era momento de abrir el archivo a los investigadores.
Cualquiera que tenga un diploma reconocido que certifique su capacidad para leer estos documentos —y que no esté motivado por mera curiosidad— puede venir a los archivos. No hay discriminación por ideología, religión o nacionalidad.
Como archivista, puedo decir que el balance es muy positivo, en especial por el clima de colaboración que se ha creado entre la institución y el mundo académico.
Vea también Carta del Papa San Juan Pablo II sobre la Inquisición
No hay comentarios:
Publicar un comentario