El Papa Francisco ha seguido desgranando este miércoles la Carta de San Pablo a los Gálatas, como en los miércoles anteriores durante las catequesis de sus audiencias públicas.
En esta ocasión se ha detenido en un concepto complejo: la justificación.
"Frente a nuestras continuas caídas y a nuestras insuficiencias, Dios no se ha resignado, sino que ha querido hacernos justos y lo ha hecho por gracia, a través del don de Jesucristo, de su muerte y resurrección”, ha predicado el Pontífice.
"De pecadores, nos hemos convertido en justos. ¿Quién nos ha hecho justos? Este proceso de cambio es la justificación", dijo el Papa.
"Nosotros, ante Dios, somos justos. Es cierto que tenemos nuestros pecados personales, pero somos básicamente justos. Esto es la justificación", expuso.
El Pontífice admitió que no es fácil definir de forma exhaustiva el concepto de "justificación" pero, añadió, “en el conjunto del pensamiento de San Pablo se puede decir sencillamente que la justificación es la consecuencia de la «iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1990). Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación”.
Una vez justificados, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados en Él. “Es como un regreso a la relación original entre el Creador y la criatura, antes de que interviniera la desobediencia del pecado”, añadió Francisco.
Cristo -no nuestros esfuerzos- es quien nos justifica
El Papa detalla que, según San Pablo, la justificación “ocurre por gracia”. Pablo se siente “conquistado por Cristo” y eso le hace "descubrir una verdad hasta ahora escondida: no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos”.
La fe nos muestra que los esfuerzos no nos hacen justos, pero también nos muestra que Dios nos pide cooperar con su obra salvadora, dando testimonio con obras de misericordia.
“Pablo tiene siempre presente su encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco; y para llegar a un conocimiento pleno del misterio de Cristo, está dispuesto a renunciar a todo lo que antes presumía, porque ha descubierto que sólo la gracia de Dios le ha salvado. Así, la luz de la fe nos permite reconocer cuán infinita es la misericordia de Dios, la gracia que obra para nuestro bien. Pero la misma luz nos hace ver también la responsabilidad que se nos ha confiado de cooperar con Dios en su obra de salvación. La fuerza de la gracia debe combinarse con las obras de misericordia que estamos llamados a vivir para dar testimonio de lo grande que es el amor de Dios.
El estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura
Después, el Papa se centró en el perdón de Dios, lleno de misericordia, que usa la justificación precisamente para lograr mayor cercanía con los hombres.
"¡Y este es nuestro Dios, tan bueno! Misericordioso, paciente, lleno de misericordia, que da continuamente el perdón, continuamente. Él perdona, y la justificación es Dios que perdona desde el principio a cada uno, en Cristo. La misericordia de Dios que da el perdón. Algunas veces he dicho cuál es el camino de Dios, cuál es el estilo de Dios, y lo he dicho en tres palabras: el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Siempre está cerca de nosotros, es compasivo y tierno".
"Y la justificación es precisamente la mayor cercanía de Dios a nosotros, hombres y mujeres, la mayor compasión de Dios hacia nosotros, hombres y mujeres, la mayor ternura del Padre. La justificación es este don de Cristo, de la muerte y resurrección de Cristo que nos hace libres. Deja que sea Cristo quien lleve a cabo esa justificación", añadió.
"No estamos condenados en el fondo, no: somos justos. Permítanme decirlo así: somos santos, en la base. Pero entonces, por nuestras acciones nos convertimos en pecadores. Pero, en la base, seamos santos: que la gracia de Cristo venga y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante", concluyó el Pontífice.
La justificación y el ecumenismo
La forma de entender la justificación y su relación con las buenas obras ha sido motivo de conflicto entre católicos y protestantes desde el s.XVI, pero en 1999 la Federación Luterana Mundial y el Consejo para la Unidad de los Cristianos (del Vaticano) firmaron una "Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación", presentada como "un entendimiento común de nuestra justificación por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo".
El Consejo Metodista Mundial adoptó esta misma declaración en 2006 y en 2017 lo hizo la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (que representa a unos 80 millones de miembros de iglesias Congregacionales, Presbiterianas, Reformadas, Unidas, Unidas y Valdenses). Así se ha alcanzando un amplio consenso entre cristianos de distintas denominaciones sobre la forma en que funciona la justificación por la Gracia, aunque muchos protestantes baptistas, pentecostales y evangélicos se niegan a sumarse a este consenso.
El Catecismo de la Iglesia dedica 30 parágrafos a comentar la relación entre justificación, gracia, mérito y santidad: se pueden leer aquí.
Lea también: Tras décadas de avances teológicos sobre la justificación la separación con los luteranos ya casi no tiene excusa doctrinal (aquí)
ReL
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